Quién hay detrás del Tea Party y hasta dónde pueden llegar

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Que hay detrás del Tea Party - Marketing Político en la RedHoy quiero compartir con ustedes un artículo muy interesante, publicado por Jordi Pérez Colomé en su blog Obamaworld, donde explica qué es, cómo nació y qué alcance tiene el TEA PARTY, un movimiento social que, en menos de 2 años, se ha convertido en una voz, fuerte y clara, de un grupo importante en la opinión pública de los los Estados Unidos.

Por Jordi Pérz Colomé

El Tea Party nació el 19 de febrero de 2009. Hacía un mes que Obama había jurado el cargo de presidente. Hacía una semana que el congreso había aprobado el estímulo público para evitar la recesión. Ese día, un comentarista ecónomico de la cadena NBC, Rick Santelli, se quejó a gritos en antena del plan demócrata para salvar la economía

antelli empezó así: “El gobierno promueve el mal comportamiento”. Más adelante dijo: “¡Esto es América! ¿Cuánta gente quiere pagar por la hipoteca de su vecino, que tiene un baño de más y no puede pagar sus recibos?” Acabó con una propuesta: “Pensamos en montar un Tea Party en Chicago en julio”. (El Tea Party fue una rebelión de finales del siglo XVIII en Boston contra los ingleses. Su objetivo era no pagar impuestos si no podían escoger a sus representantes. Desde entonces ha inspirado protestas fiscales.)

Santelli no tuvo tiempo de preparar su reunión. Al día siguiente, grupos llamados Tea Party empezaron a brotar. Hacía semanas algunos activistas conservadores se comunicaban en internet y trataban de buscar alguna chispa que lanzara algún movimiento. Ahí estaba. (Santelli está encantado de haber iniciado todo esto, pero no ha participado más.)

La principal consecuencia del Tea Party ha sido su papel en las primarias republicanas. El Tea Party ha apoyado a candidatos en 51 primarias al congreso, senado o a gobernador. Han ganado 24. Las más sonadas son las seis para el senado (entrar en el senado es más difícil, sólo hay dos senadores por estado): Sharron Angle en Nevada, Ken Buck en Colorado, Pat Toomey en Pennsilvania, Marco Rubio en Florida, Joe Miller en Alaska y Christine O’Donnell en Delaware.


Quién organiza el Tea Party

El Tea Party son sobre todo miles de asociaciones locales. No hay estructura ni líder. El Tea Party nació como un movimiento contra los impuestos y un gobierno demasiado grande. A partir de ahí, se mezcla todo. Insisten mucho en la Constitución y en los padres fundadores. También quieren reducir la nueva reforma sanitaria y la inmigración. Son gente enfadada, pero las alternativas que proponen no están claras. Nadie da muchos detalles qué cortar ni qué tasas rebajar: ¿hay que limitar el gasto en defensa? ¿Hay que irse de Afganistán? Por ahora, es un sentimiento compartido contra un gobierno fisgón.

¿Quién hay detrás de todo esto? Sobre todo son seis organizaciones, no muy bien avenidas:

1. Los movimientos de base. El Tea Party empezó como un movimiento de base. Los Tea Party Patriots reúnen en su web cerca de tres mil grupos repartidos por Estados Unidos. Cada semana, doscientos líderes hablan por conferencia telefónica. No hay directrices generales; cada grupo toma sus iniciativas locales. Si funcionan, las comparten. Recaudan dinero sólo para mantener una estructura de cinco personas son salarios. Han reunido hasta ahora un millón de dólares, muy poco para este tipo de grupos. Según Mark Meckler, el líder de este movimiento variopinto, tienen tres rasgos: su preocupación principal es el gasto público, no apoyan a ningún candidato y aspiran a ser vigilantes del gobierno.

2. Los que ganan dinero y cuota de poder. El Tea Party Express surgió en California. Su baza es un autobús que ha recorrido ya tres veces Estados Unidos. Su objetivo es más político que el de los Patriots: recaudar dinero para ayudar a candidatos en las primarias republicanas. Sus grandes éxitos han sido en Nevada, Alaska y Delaware. A Meckler, de los Patriots, no le gusta esto del Tea Party Express: “Son falsos. Son la típica organización republicana de arriba abajo dirigida por consultores republicanos, son la antítesis de lo que es el Tea Party”. Serán la antítesis, pero ayudaron con anuncios y comunicación política a candidatos que defienden sus principios. El Tea Party Express se financia con donativos pequeños que sacan de una lista de 400 mil correos. Hasta ahora han recaudado 5,2 millones. Una parte -700 mil- ha ido a parar a la empresa de consultoría política de Sal Russo, que es la cabeza visible del Tea Party Express. Russo vendía sus servicios al Tea Party Express y cobraba de los donativos. Él dice que lo hacía a precio de amigo, que no hay beneficio. Según Russo, los miembros del Tea Party que se quejan de su labor son unos “fanáticos y chalados”.

Además del Tea Party Express, también han acusado de beneficiarse del movimiento al Tea Party Nation. Este grupo organizó el año pasado la primera convención Tea Party en Nashville. El acceso costaba 549 dólares y pagaron el caché de cien mil dólares a Palin para que hablara. Su líder, Judson Phillips, nunca escondió que aspiraba a sacar beneficios.

3. Los que ganan causas. Estos son los mejor organizados, los que ya tienen dinero y los que más preocupan a Obama. El ejemplo principal es Americans for Prosperity. Detrás de este grupo están los hermanos Koch, la tercera fortuna de Estados Unidos. Los Koch son libertarios y hace décadas que promueven con su dinero institutos y think tanks -Cato Institute, Mercatus- para dar validez y base a sus ideas sobre el cambio climático o los impuestos. El Tea Party es una bendición para hacer correr sus ideas. Se han sumado al carro.

A Obama le preocupan estos grupos porque son los que tienen más dinero. Esta campaña de 2010, por una decisión del Supremo de hace unos meses, será la primera en que grupos y empresas podrán financiar anuncios sin límite y sin tener que decir quiénes son. Americans for Prosperity lo aprovechará. Esta es la solución que daba Obama en un discurso hace unos días: “Cada vez que veas un ataque en forma de anuncio financiado por uno de estos grupos oscuros, debes preguntarte, ¿quién lo paga? ¿Es el lobi de los seguros sanitarios? ¿La industria petrolífera? ¿Las compañías de tarjetas de crédito?” Los demócratas han procurado pasar una ley que obligue a destapar quién paga qué, pero no la aprobarán a tiempo -si es que se aprueba algún día.

Otro grupo que se ha apuntado al carro del Tea Party es FreedomWorks, fundado en 1984. Su presidente es Dick Armey, ex líder de la mayoría republicana en el Congreso. En su junta está Steve Forbes, director de la revista Forbes que la semana pasada publicó un artículo estrambótico contra Barack Obama. Newt Gingrich lo utilizó para decir que Obama tenía una visión del mundo “keniana y anti colonial”.

El Tea Party no habla en suma con una sola voz. Sus líderes -la ex gobernadora Sarah Palin, el locutor Glenn Beck o el senador Jim DeMint- son autoproclamados. Hace poco se ha creado una Tea Party Federation, pero no engloba a todos los grupos. Le falta, por ejemplo, los Tea Party Patriots. Tampoco la federación podrá hablar por todos. Está claro que hay algo que hierve en la sociedad americana. Pero no se sabe qué quiere ni cómo acabará.


¿Reventará o aguantará?

El Partido Republicano debe ser el principal beneficiado de este empuje. Pero no está claro. En Estados Unidos sólo hay dos partidos. Si uno representa el centroderecha, todo lo que queda a la derecha de eso, por muy radical que sea, acabará por votarle. Esta ha sido la táctica tradicional del partido: elegir un candidato moderado para convencer a independientes y hacer guiños a la derecha sin cumplir sus propuestas. George W. Bush fue un maestro: no prohibió el aborto ni el matrimonio gay, no limitó el gasto federal y no paró de utilizarlo todo para ganar elecciones. Como dice Meckler, los republicanos “han hablado mucho de estos valores, pero no los han apoyado”.

No es una trampa sólo de los republicanos. Barack Obama hace lo mismo: legisla como puede desde el centro y luego, cuando la izquierda se queja, les dice que más allá no se puede ir. Visto que tienen la presidencia la izquierda está ahora un poco más tranquila. Aunque el peligro para los demócratas que es que estén tan poco contentos con su gobierno que no vayan a votar. Todo el esfuerzo del partido demócrata desde hoy hasta el 2 de noviembre será llevar aq su gente a las urnas.

Los republicanos tienen esta vez un problema nuevo. Su flirteo con la derecha más convencida ha sido falso y ahora, por mucho que lo intenten, les cuesta demostrar que son más papistas que el papa. En 1994, el año del último gran éxito republicano, el partido era bien visto por el 59 por ciento de americanos. Hoy, sólo el 34, menos que los demócratas. La gente no es tonta. Los republicanos han jugado con fuego durante estos años. Ahora se pueden quemar.

La ventaja de los republicanos es que todo sopla a favor. Sólo con un perfil bajo y dejar que se hable de la crisis, podrían arrasar. Pero el Tea Party ha impedido mantener ese perfil bajo. Es un peligro. Por dos motivos: en estas elecciones de 2010 pueden parecer tan radicales que quizá pierdan algunas que tenían ganadas, y, si ganan igualmente, de cara a 2012 pueden haber hecho dos años tan radicales en el congreso que Obama sólo tendrá que decir que no le dejan hacer nada y hacerse el sensato para llevarse su reelección.

El Tea Party, por su lado, espera otra cosa: sobrevivir. Es probable que lo hagan, como en 1997 lo hizo Moveon.org, que nació para proteger a Clinton del impeachment. Hoy es uno de los grandes lobis de la izquierda. El Tea Party es más desorganizado y hay más intereses ocultos detrás. Puede reventar o dispersarse. No hay una cabeza visible. Es un monstruo de varias caras. Su éxito o fracaso será la noticia de estas elecciones. Es un momento fascinante para ver cómo la política gestiona el sentir de los votantes.

Un detalle final. Aunque desde España parezca una cosa rara, debemos sentir sólo envidia. La capacidad de la sociedad civil americana para hacerse oír es un ejemplo sensacional. Ya podemos reír de los palurdos del Tea Party. Nos pasan la mano por la cara.

Fuente: Obamaworld