Tras formar parte en la dirección de algunas primarias en grandes ciudades, dejo algunas notas:

• Sin cuadros intermedios lo tienes bastante mal, eso es así, desgraciadamente los partidos se nutren de ellos y ellos lo saben bien, así que o cuentas con gente que arrastre en bloque a muchos o te verás sumergido en un trabajo de campo contando gotas de una en una, tanto avales como votos finalmente.

• Existe la extraña idea de que los candidatos que no son favoritos por el aparato piensan que un proceso abierto les beneficia. Error. Primero por recursos (de todo tipo) y segundo porque o se tiene realmente tejido social en la localidad o no sé sinceramente por qué alguien que no conoces, que no le importas ni tu ni tu elección iba a mover su culo del sofá por ti y tu causa. Además de que un proceso abierto o cerrado de un partido no deja de ser “algo” de un partido por el cual si no tienes ningún tipo de vinculación, difícilmente exista ahora, o en otras palabras, que exista la posibilidad de hacer algo no implica que la gente tenga ganas de hacerlo.
• La comunicación política es importante, sí, pero sin fontanería política no sirve de nada. Cada cosa hace su función, pero la segunda prima sobre la primera en un proceso cerrado y por el cual los medios de comunicación no están muy predispuestos a sacarte nada.
• Si no existen diferencias entre tu candidato y el adversario, te quedas con el original y tiras la fotocopia. Por lo tanto, aquí sí es importante su posicionamiento y su perfil, y también influye las diferencias en intención de voto, cuanto mayor es, más interesa hablar de las diferencias entre ambos y más necesaria son las acciones de comunicación arriesgadas pero capaces de “romper” las previsiones.
• La comunicación directa es imprescindible, nada es más directo y eficaz que el propio candidato o candidata hable con el votante cara a cara. No le des más vueltas a esto. Las RRSS y otras vías de comunicación cumplen la función de llegar donde no puedes en persona (lógico) pero ni por asomo pienses que vas a lograr el mismo efecto.