Liderazgo político en tiempos de crisis

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Por Daniel Eskibel

¿Cómo ejercer el liderazgo político cuando todo se trastoca? ¿Cómo mantener o acrecentar ese liderazgo cuando el mundo político, económico y social parece saltar por las aires? Porque es precisamente en medio de las crisis cuando los ciudadanos miran con expectativa inusitada hacia los líderes políticos.

Y entonces, mientras todas las miradas convergen en ellos, ¿hacia dónde miran los líderes políticos?

De la inteligencia artificial a la inteligencia emocional

A las 10 de la mañana del 31 de diciembre de 2019 saltaron todas las alarmas. Un virus desconocido brotaba en Wuhan, una ciudad china con una población de 12 millones de habitantes. Y el virus podría comenzar a saltar hacia otras regiones, comenzando por Bangkok, Seúl, Taipei, Singapur y Tokio.

Aquella voz de alerta no la dio un líder político ni un científico ni una organización internacional ni un gobierno. La voz de alerta la dio una inteligencia artificial.

Desde su base en Toronto, Canadá, el algoritmo de Blue Dot lee y analiza textos en 65 idiomas, hurga en bancos de datos de salud, revisa información sobre el clima y el tráfico aéreo, y todo eso para rastrear 150 tipos de enfermedades diferentes. Desde esa base Blue Dot detectó que algo potencialmente peligroso estaba ocurriendo en Wuhan. Y esa misma mañana, la última del año 2019, esa información comenzó a ser comunicada a través de canales empresariales.

La respuesta inicial fue el silencio. Luego, el 9 de enero de 2020, ocurrió la primera muerte por el Covid-19. El 15 de enero se confirmó que el virus también atacaba en otros países fuera de China. Y el 30 de enero la Organización Mundial de la Salud por fin dio la alarma para todo el planeta. El resto es historia conocida.

El tsunami del Covid-19 es la mayor catástrofe humanitaria que ocurre por lo menos desde la Segunda Guerra Mundial. Y está en pleno desarrollo, sin vacunas ni tratamientos a la vista. Por eso las poblaciones de todos los países miran hacia sus líderes políticos. Los que están en el gobierno, en primer lugar. Pero también los que están en la oposición.

En una crisis de estas dimensiones será muy importante la inteligencia emocional de los líderes. Una inteligencia que no solo se caracteriza por el cociente intelectual y las capacidades cognitivas sino además por otros factores que son decisivos en situaciones de crisis. Por ejemplo:

  • Control de los impulsos para no actuar ni hablar precipitadamente.
  • Prudencia pero al mismo tiempo seguridad a la hora de tomar decisiones.
  • Motivación interna para actuar cuando todos se derrumban.
  • Empatía con el sufrimiento de los demás.
  • Estabilidad emocional aún en las peores situaciones.
  • Tolerancia a las frustraciones.
  • Perseverancia y disciplina para hacer lo que hay que hacer.
  • Templanza para enfrentar las dificultades.
  • Equilibrio para comprender los matices de cada situación.
  • Confianza en sí mismo y también en los demás.
  • Capacidad para diferir las gratificaciones.
  • Comprensión de las motivaciones, emociones y deseos de otras personas.
  • Conocimiento de sí mismo como ser humano complejo.
  • Aceptación de las limitaciones propias y de la necesidad de ayuda y colaboración.
  • Capacidad de resolución de problemas.

Esta inteligencia emocional es siempre parte ineludible del liderazgo político. Mucho más aún en situaciones de crisis como la que vivimos en 2020.

La inteligencia artificial dio la alerta sobre el Covid-19. Ahora la palabra la tiene la inteligencia emocional de la humanidad en general y de los líderes políticos en su área de responsabilidades.

La personalidad de los líderes políticos y la crisis del Covid-19

Un ex Presidente latinoamericano me explicó una vez que una pintura que tenía en su despacho simbolizaba su definición de liderazgo político. El cuadro mostraba una fila de personas que se iban pasando unas a otras un balde con agua hasta que el primero en la fila arrojaba el agua sobre una fogata para intentar apagarla.

-El líder político no tiene a quién pasarle el balde y tiene el deber de enfrentar el fuego sin transferirle la responsabilidad a otro -me dijo con serena convicción.

Ahora el fuego del Covid-19 está incendiando la pradera y los líderes políticos se enfrentan al mayor desafío de su generación. El desafío es enorme, es peligroso, es desconocido y es totalmente ajeno a las motivaciones iniciales que llevaron a cada uno a la política.

En realidad solo existen tres motivaciones psicológicas para postularse a un cargo electivo: motivaciones políticas propiamente dichas que cada cual conoce, motivaciones personales que van más allá de la política y motivaciones inconscientes que hasta el propio político desconoce en sí mismo. Ninguna de estas motivaciones prepara a nadie para crisis de la magnitud que estamos viviendo.

¿Qué hace alguien que enfrenta una crisis sin estar suficientemente preparado? Básicamente actúa en función de su personalidad. Esa personalidad de los líderes políticos la podemos clasificar en 6 grandes categorías: autoritario, narcisista, manipulador, obsesivo, totalitario y paranoide.

Por lo general ningún líder encaja exactamente en ninguna de estas categorías. Y si alguno representara en forma pura y dura a una de ellas seguramente sería parte del problema mas que de la solución de la crisis.

Lo más deseable en momentos así es alguien que equilibre los mejores rasgos de algunas de estas categorías. Por ejemplo una persona que tenga la capacidad de trabajo y el profesionalismo del obsesivo, el respeto a las jerarquías del autoritario, la frialdad para tomar decisiones del manipulador, el espíritu crítico del paranoide, la vocación para ejercer el poder del totalitario y la capacidad de persuadir del narcisista.

Ya lo sé: es difícil encontrar líderes así.

Pero por otro lado lo peor que puede ocurrir en una crisis sería un líder que navegue en el lado oscuro de algunas de estas categorías de personalidad. Por ejemplo una persona que demande obediencia absoluta de parte de todos como el totalitario, que no pueda controlar su agresividad contra los demás como el autoritario, que se encierre en teorías conspirativas como el paranoide, que demore demasiado para tomar decisiones como el obsesivo, que solo busque llamar la atención como el narcisista y que se limite a calcular réditos políticos como el manipulador.

Ya lo sé: es una pesadilla un perfil así.

Lo que está claro es que nadie estaba preparado para una crisis como la desatada en 2020. Incluyendo a los líderes políticos. Es entonces que emerge la personalidad de cada uno. Pero claro: no es solo la personalidad sino que también hay otros factores que influyen en el liderazgo político frente al Covid-19.

La crisis pone en peligro los liderazgos políticos

El Covid-19 genera una triple crisis cuyas dimensiones todavía no terminamos de percibir:

  1. Crisis sanitaria con toda su secuela de muertos, enfermos y centros de salud desbordados.
  2. Crisis económica con sus consecuencias de personas desempleadas y empresas quebradas.
  3. Crisis social con violentos cambios en la vida cotidiana y en los hábitos de todos.

Este tiempo de crisis amenaza la existencia mismo de los liderazgos políticos que existen al día de hoy. Todos: los de los gobiernos y los de las oposiciones. Y en todos los países.

El peligro para los liderazgos está reforzado por otros dos órdenes de factores que ya estaban presentes antes del Covid-19. Factores que están allí desde el principio de los tiempos porque forman parte de la naturaleza humana.

El primer factor es que los seres humanos somos mucho más irracionales de lo que creemos. Y las situaciones de crisis colectiva multiplican la emergencia de esa irracionalidad y desatan conductas individuales, grupales y de masas que pueden llegar a ser asombrosas.

Es así que aún las mejores intenciones pueden ser saboteadas por lo irracional que salta desde cualquier rincón oscuro y se convierte en pánico colectivo, corridas bancarias, compras masivas innecesarias, conductas frívolas, comportamientos de riesgo, estigmatización de enfermos, discriminación de colectivos enteros, sensaciones de invulnerabilidad personal, aglomeraciones peligrosas, teorías conspirativas, agresiones verbales y físicas, negaciones de la realidad y toda una amplia gama de acciones incomprensibles desde lo racional.

Y el segundo factor de peligro para los liderazgos tiene que ver con la naturaleza misma de la política y algunas creencias acerca de dicha actividad. Esto sucede a partir de un hecho incontrastable: la política es lucha por el poder.

En esa lucha política algunos líderes se hunden en la vanidad del poder mientras otros se construyen una realidad virtual y allí se parapetan.

Ni la vanidad del poder ni la negación de la realidad auguran nada bueno para un líder. Por el contrario, suelen ser señales de que el cerebro de reptil se está apoderando de los resortes del mando.

Ese empoderamiento del cerebro de reptil que todos llevamos dentro es muy peligroso tanto para quien gobierna como para quien está en la oposición. Peligroso porque entonces son las zonas más primitivas del cerebro humano las que toman las decisiones. Y los resultados en esos casos suelen ser muy malos para la sociedad pero también para el liderazgo de quien así actúa.

Lo más sano, lo más productivo y también lo más efectivo para enfrentar una crisis como la del Covid-19 es apelar, insisto, a la inteligencia emocional. Para lo cual es vital que algunos conceptos centrales lleguen al liderazgo político y ayuden a encaminar sus decisiones y su comunicación política de crisis.

Consejos para liderar en tiempos de crisis

Algunas recomendaciones, desde la consultoría política y la psicología, para ayudarte a liderar en tiempo de crisis:

La poblada soledad de los líderes políticos

Lo que hay es lo que toca. Así son los tiempos de crisis. Y el actual es particularmente cruel. Vidas destruidas. Empleos destruidos. Empresas destruidas. Proyectos destruidos.

La sombra de la soledad se cierne siempre sobre los líderes. Asume esa realidad. Más aún: descubre el papel de la soledad en la construcción del liderazgo político. Aprovecha esa soledad para reflexionar con mayor profundidad. Pero no te hundas en ella. Tienes que salir fuera de ti mismo, escuchar, apoyar, tomar decisiones, actuar.

Es la hora del liderazgo político sólido, serio y responsable. “Lo construiremos todo de nuevo”, dijo Sigmund Freud ante el sombrío panorama de la guerra.

Necesitamos ese mismo espíritu dolorido, realista, esperanzado y decidido. Para derrotar al virus que nos amenaza desde fines de 2019. Para reducir los daños que nos provoca ahora mismo. Y para construir la nueva realidad que viviremos al final de esta noche oscura.

Fuente: maquiaveloyfreud.com