¿Cómo se posicionan los líderes en el mundo durante la pandemia?

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Por Gabriel Slavinsky

Ante la pandemia cada nación intenta dar respuesta de modo particular y local, contemplando diferentes variables propias como: el sistema de salud, la capacidad económica, distribución de la población, cuestiones sociales, informalidad laboral, la cantidad de habitantes, la extensión del territorio, etc.

Si bien hay grandes coincidencias en el trato de la situación a lo largo del planeta, también hay discrepancias, en algunos casos muy marcadas.

No aparece la voz de mando mundial legítima y de confianza, ni EEUU, ni Alemania o China pueden desarrollar acciones coordinadas que permitan vislumbrar un abordaje global de la cuestión. Llama la atención este punto, preocupa.

Pese a todo, es el tiempo de los gobiernos, se les demanda acción, compromiso y comunicación. Se les pide auxilio y presencia. Los líderes nacionales lo han notado y casi instintiva o naturalmente se han colocado en el papel protagónico, incluso como voceros, asumiendo la responsabilidad que se les reclama. Disponibles casi como un juego político lógico y mayoritariamente cómodos en ese rol.

Unos han desdramatizado la pandemia al comienzo, con errores que quedarán en la historia, otros sobreactuando. Finalmente, y poco a poco, la mayoría han entendido que, ante la preocupación de gran parte de la población mundial, no deben hacerse los distraídos, minimizar o incluso despreciar el Covid 19.

Así, los presidentes se lanzaron a conducir su destino y el de cada país. Entendieron que es el momento histórico que les toca vivir, que sea posiblemente su legado lo que está en juego, aquello por el cual serán recordados por décadas.

Hagamos un recorrido mundial

Según un primer análisis los presidentes dividen a los países en dos grandes grupos, aquellos en los que se actúa con rapidez, preocupación e incluso sobreactuación sobre la pandemia y los otros que tienden a desdramatizar e intentar que la población no se preocupe en demasía. Los segundos cada vez son menos por el avance de los infectados y fallecidos, sobre todo en el caso de EEUU.

Teniendo en cuenta cuatro cuestiones adicionales:

1.- Las decisiones fueron más que nada influidas por el paradigma de la salud o la economía. Sin vueltas.

2.- No es lo mismo gobernar una potencia de 350 millones de habitantes que una nación de 6 millones de personas.

3.- Los números son relativos, los fallecidos contra la cantidad de habitantes no es un índice menor para considerar.

4.- Ante una crisis de este tamaño, el respaldo del sistema de salud es determinante: la cantidad de respiradores, camas y cantidad de médicos.

Los presidentes más expuestos.

Brasil. Jair Bolsonaro.

“Es apenas una pequeña gripe o resfriado”

Minimizó la crisis sanitaria. Luego le declaró la guerra al virus, y finalmente habló de una especie de “histeria colectiva”.

Los gobernadores toman medidas fuertes, como cerrar autopistas, shoppings o aeropuertos sin el consenso a nivel federal.

El cuidado de la salud del propio presidente fue tema de discusión en Brasil. Criticado por especialistas, porque muchos de sus asesores más cercanos dieron positivos del test de Coronavirus. Su postura oscilante, podría traerle serios problemas en el corto plazo.

México. Andrés Manuel López Obrador

“Hay que abrazarse, no pasa nada”. “Si pueden hacerlo y tienen posibilidad económica, pues sigan llevando a la familia a comer a los restaurantes”.

Con un modo particular de desdramatizar la crisis y apelando a teorías conspirativas es uno de los presidentes con mayor oposición en el enfoque elegido para manejar la crisis sanitaria.

Su objetivo fue el de tratar al Coronavirus como una gripe más, pero no entorpecer la economía. Su negación y minimización produjo que México tenga un crecimiento sostenido y preocupante en la cantidad de infectados.

EEUU. Donald Trump.

“Es un virus chino”. “Lo tenemos bajo control”.

El manejo de la crisis de parte del gobierno norteamericano ha sido errático, ineficiente e irresponsable y hoy sufre esas consecuencias. La prolongada inacción y actitud despreocupada se sumó al mensaje a la nación del 15 de marzo en el que sorprendió con un discurso de tinte xenófobo y nombró al Covid 19 como un virus extranjero.

Luego criticó a China y a la OMS, intentando sostener la economía que fue su principal argumento de campaña, pese a las advertencias de los especialistas. Su prioridad era la reelección en noviembre.

A partir del derrumbe de los mercados y el avance desmesurado de contagiados en su país, Trump busca mantenerse serio y solemne, con expertos a su lado y extensas conferencias de prensa en las que responde preguntas todos los días.

Su país es el nuevo epicentro de la pandemia con la mayor cantidad de infectados y fallecidos del planeta.

El resultado de su plan de salvataje económico determinará mucho de su suerte electoral.

Inglaterra. Boris Jonhson.

“Estaba en un hospital la otra noche donde creo que había pacientes con coronavirus y les estaba estrechando la mano a todos”

A partir de descuidos irresponsables iniciales. El excéntrico mandatario tomó conciencia, cambió el rumbo. Aunque le llegó su diagnóstico, internación y pase a terapia intensiva. Demasiada aventura en poco tiempo.

Desde el 16 de marzo, modificó el modo y el tono en el tratamiento de la pandemia. Con la preocupación como enfoque principal. Incluso fue a programas de entretenimiento, para llegar a más gente. Hasta la Reina Isabel dio un mensaje, luego de 18 años de silencio.

Bielorusia. Alexander Lukashenko.

“No hay virus aquí. No los has visto volar, ¿verdad?”

Pidió seguir con vida normal. Tomar vodka, ir a saunas, que lo que había era una psicosis. Tuvo que pedir disculpas días después.

Zimbawe. Emmerson Mnangagwa

“El coronavirus es la obra de dios para castigar a los países que nos han impuesto sanciones”

Con pocos casos en el país, decidió hacer una lectura política y demagógica del virus.

Ecuador. Lenín Moreno

“¡Todos estamos haciendo esfuerzos en la lucha contra el #Covid19! La humanidad nos necesita unidos”.

Seguramente la tragedia sanitaria más cruda de Latinoamérica, con muertos en las calles y familias desesperadas a cada momento.

El líder asume su rol, pero lo que debe informar ciertamente es triste y desesperanzador. Los tests y controles no dan abasto y seguramente los casos sean muchos más de los informados.

En esa línea tilda de terroristas a los ciudadanos que salen de sus casas y rompan la cuarentena obligatoria. Además, hay un toque de queda desde el 21 de marzo. La falta de alimentos y medicamentos en ciudades como Guayaquil torna dramática la escena que pocos olvidarán en las próximas décadas.

Italia. Giussepe Conte.

“Máxima precaución y proporcionalidad las medidas puestas en marcha según la evolución de la situación”.

Responde las preguntas para combatir la lluvia de rumores a la que se enfrenta la ciudadanía italiana. Intenta mostrarse activo a pesar de cierta falta de respuesta del comienzo. Dictó aislamiento, cierre de zonas, toma de temperaturas masivas y luego testeos.

Lo hace con compromiso y esmero. Día a día y hora a hora.

El mayor problema italiano son los tremendos y pésimos resultados en cuanto a fallecidos con números que llegan casi a los mil diarios.

Una verdadera tragedia.

Los presidentes mejor conceptuados

Israel. Benjamín Netanyahu.

Con una economía fuerte, se erige como uno de los países que mejor afronta la crisis sanitaria. Los servicios de inteligencia dedicados a detección de casos y compra de insumos como respiradores fue una novedad. La protección de los médicos y es superior al resto de las naciones. Tiene pocos fallecidos en comparación con la cantidad de casos. El israelí sabe de guerras y terrorismo, conoce como actuar en momentos complicados. Es una gran ventaja comparativa sin dudas. 

Canadá. Justin Trudeau.

Anunció cierre de fronteras rápidamente.

Su esposa dio positivo de Coronavirus. Da conferencia de prensa seguidas sin responder preguntas. Tiene equipo, con vocero y expertos que contestan inquietudes.

Un líder carismático que comunica con estilo propio y de modo muy resumido y concreto. Es uno de los ejemplos de cómo explicar en poco tiempo y difundir tranquilidad a la población a pesar del momento difícil.

Alemania. Angela Merkel

Se erige como la líder mundial. Su estilo serio y concreto sumado a los resultados ciertamente positivos en cuanto a la cantidad de infectados contra la cantidad de fallecimientos.

El Salvador. Nayib Bukele.

Gana popularidad mundial. Se viralizan sus discursos y medidas.

Con pocos casos anunció la cuarentena y suspendió los pagos de servicios como luz, gas, teléfono e internet por tres meses. También un subsidio de USD 300.- para beneficiar a los más necesitados. Casi un 75% de la población salvadoreña.

Suecia. Stefan Löfven

Toma un rumbo diferente al recomendado por los especialistas médicos de la OMS. Sin confinamiento ni severas restricciones en los movimientos ciudadanos. Tampoco existen castigaos a las transgresiones. Sin embrago lo acompañan los resultados. Su aislamiento no es obligatorio.

Las expresiones hablan de la confianza hacia las personas de que cumplan con responsabilidad con recomendaciones constantes y claras, pero sin cierre total de la actividad.

Singapur. Halimah Yacob.

La experiencia del SARS en 2013, llevó a este país a tomar medidas diferentes pero efectivas, en cuanto a la preparación, la información a la ciudadanía muy comprometida y medidas restrictivas rápidas, sostenidas y contundentes.

Noruega. Enra Solberg.

Con un estilo crudo, pero convincente, se erige como una de las lideresas junto a Ángela Merkel para conducir la crisis en el viejo continente.

El gobierno hasta se dio el lujo de apelar a la creatividad respondiendo preguntas de niños por lo que fue noticia mundial en el modo de generar concientización en la ciudadanía.

Panamá. Laurentino Cortizo.

La cantidad de muertes es la menor de Centroamérica

Se implantó un sistema de salidas restrictivas según género, en la que los hombres pueden salir martes, jueves y sábados. Las mujeres, lunes, miércoles y viernes. Domingos, todos en casa.

El voluntariado y la solidaridad en primer plano.

Chile. Sebastián Piñera

El índice de fallecidos es el menor de la región.

Rápido de reflejos, anunció ambicioso plan económico para reactivar el país a la salida del Coronavirus.

Argentina. Alberto Fernández

Pionero en anunciar la cuarentena. El país no tiene gran cantidad de casos ni fallecidos. Hábil para comunicar y ponerse al frente de su gobierno. Su aprobación como líder de la crisis crece semana a semana.

Uruguay. Luis Alberto Lacalle Pou.

A pesar de haber asumido hacía pocos días. Con muchos reflejos reaccionó con dureza y se colocó al frente de la situación. Muestra señales de comprensión a todos los sectores.

Conclusiones

Luego del análisis de diferentes lugares podemos exponer 7 consideraciones recurrentes a los largo y ancho del mundo:

  1. Más información. Se requiere diariamente un parte y medidas de modo constante para exponer un relato consistente del estado de situación. Una especie de parte de guerra.
  2. La comunicación. Debe ser omnicanal o 360°, que incluya medios gráficos, televisión, spots, radio, redes sociales, apps, webs, Carteles en vía pública, etc.
  3. La intención es repetir sin agotar, generar diseños y formatos diferentes, que puedan llamar la atención y ser útiles para la población.
  4. Velocidad de respuesta. Para evitar vacíos en la información, ya que todo el planeta habla de lo mismo a toda hora.
  5. Datos ciertos. Definir con claridad y transparencia. Para evitar los rumores y las fakes news. Esto aumenta la confianza en los organismos oficiales.
  6. De la oposición es determinante en la lucha. Todos estamos unidos y juntos en contra de un enemigo común, externo e invisible.
  7. El respaldo. Lo científico y académico con expertos que nutran de legitimidad la vocería política, se torna crucial.

En definitiva, se trata también de levantar el ánimo de una población que sufre, a la que se le pide esfuerzo y por eso, reconocerlos, considerarlos aliados, felicitarlos incluso es una buena estrategia de conexión y empatía.

Los presidentes lo saben bien, es la batalla que les toca ganar.