La gamificación política

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gamification

Por: Antoni Gutiérrez Rubí

Jugar es una actividad humana que genera múltiples beneficios. Por ello, no es de extrañar que la comunicación política vea en esta actividad una nueva oportunidad para captar el interés de los electores, crear nuevas dinámicas de movilización y activismo, y reconectarse con las nuevas prácticas y formas de socialización de importantes sectores, en especial los más jóvenes.

La gamificación en política emplea mecanismos propios de juegos con el fin de potenciar la motivación, la concentración, el esfuerzo o la fidelización, creando experiencias atractivas que inspiren la acción e involucren al usuario. Un gran ejemplo del éxito de la gamificación para involucrar políticamente lo vimos en el juego MTV Fantasy election, donde sus 20.000 jugadores debían escoger a candidatos reales, que ganaban o perdían puntos semanalmente con su actuación en la campaña de 2012. Los jugadores también ganaban puntos si leían artículos sobre la campaña o acudían a actos. Se consiguió que se mostraran más interesados e involucrados en política, y el 90 % de ellos fue a votar el día de las elecciones.

Se pretende motivar a los jugadores mediante el logro de objetivos y reconocimiento en su comunidad: permiten sumar puntos, ganar insignias, seguir hitos y caminos, superar niveles o conseguir privilegios y recompensas, permitiendo de esta manera que una actividad poco atractiva o rutinaria se convierta en proactiva, dinámica y divertida. En las elecciones italianas de 2013, el candidato Mario Monti ofrecía premios virtuales a sus activistas más implicados en campaña (enviar un tuit, asistir a actos…), lo que también se hizo en la campaña electoral en Estados Unidos de 2012, e incluso en la de 2008. Otro buen ejemplo fue en Yucatán en 2012, con una sencilla aplicación en Facebook denominada Enrólate, cualquiera podía apuntarse y realizar acciones a favor del candidato a Gobernador Rolando Zapata (PRI), obteniendo puntos según la actividad realizada. Los puntos daban la posibilidad de obtener materiales de campaña o incluso invitaciones para conocerle personalmente.

Una de las razones por las cual surge esta necesidad de incorporar más dinamismo y proactividad es el cambio generacional. Esta “generación gamer” espera experiencias de gratificación inmediata, donde la retroalimentación, la recompensa y la sociabilidad son fundamentales.

En este contexto, las fuerzas políticas se han dado cuenta de que los juegos son un nuevo espacio para la acción y la comunicación política por su atractivo, su potencial uso intergeneracional y por su gran aceptación entre la población joven.

Estas son algunas de sus claves:

1. Interés y atracción. La pantalla, las pantallas, como la ventana más poderosa para captar la atención es el “hábitat” más natural de la nueva era de los juegos. Los juegos “son nuevos y modernos”… y despiertan más curiosidad que otras herramientas de comunicación y acción política.
2. Interacción y participación activa. De espectador a jugador. Aspecto clave que conecta con la demanda de nuevos protagonismos políticos por parte de la ciudadanía.
3. Competición. La posibilidad de competir y ganar a otros usuarios (que pueden formar comunidades) es muy atractiva y estimulante.
4. Motivación. Los juegos introducen elementos de desafío y reto que los hacen muy vinculantes y virales.
5. Recompensas. Los reconocimientos y premios generan y atraen compromiso (engagement) aumentando la visibilidad y notoriedad de los jugadores… y del juego. 
6. Viralidad y notoriedad.
 Las características tecnológicas de la mayoría de los juegos políticos les permiten ser especialmente útiles en las redes sociales, estimulando la viralidad y la difusión.
7. Movilidad. Finalmente, sus versiones para tabletas y dispositivos móviles les hacen especialmente atractivos para la vida contemporánea.

Fuente: Blog de Antoni Gutierrez-Rubí