Por Federico Hoyos
La campaña de Barack Obama se convirtió en un punto de referencia para la elaboración de campañas políticas en todo el mundo. El impecable manejo de Internet, la creatividad de su marca -el sol naciente- y la efectividad de sus célebres mensajes: “Yes we can”, “Hope” y “Change we can believe in”, hoy son paradigmas del marketing político mundial. El logo de la candidata presidencial brasileña Dilma Roussef es otra buena pieza del marketing que vale la pena analizar.
En primer lugar examinemos brevemente la marca de Obama la O, el círculo perfecto compuesto por el rojo, azul y blanco de la bandera de Estados Unidos y el elemento más impactante; el sol naciente que se asoma en el horizonte y va iluminando el paisaje oscuro dejado por el legado del anterior gobierno. Un emblema de esperanza, la marca de un candidato, la sobriedad y el poder de un mensaje político plasmado en un símbolo, en pocas palabras, una obra de arte.
Algo semejante se puede ver en el logo de Dilma. Otro círculo, compuesto por el verde, azul, amarillo y blanco de la bandera de Brazil, las estrellas y la franja blanca que atraviesa el azul representativo del cielo brasileño. Si nos fijamos bien, las palabras “Ordem e Progresso” no están presentes en el logo de Dilma, ¿mensaje encubierto? ¿Una nueva idea de los valores tradicionales brasileños?
El semi círculo azul dentro del gran círculo verde, representa el planeta tierra atravesado por la franja blanca y 5 de las 27 estrellas representativas de los estados brasileños. El gran semi círculo azul puede ser interpretado como el crecimiento de Brasil en el panorama internacional y su brillante futuro como una de las nuevas potencias mundiales.
Semejante al logo de Obama, en el de Dilma, el sol se asoma de manera sutil, como símbolo de la esperanza y de la influencia de Brasil en el resto del globo. Los brillantes colores de esta marca transmiten la alegría y el sabor propio del pueblo brasileño, además de la exaltación del sentimiento nacionalista, fórmula recurrente y efectiva para cautivar el apoyo popular.
Los logos de Obama y Dilma son piezas de arte del marketing político; impactan, transmiten un mensaje y lo más importante, se convierten en marcas que generan recordación en la mente de los votantes. Es necesario decir que aunque bueno, el logo de Dilma está inspirado en el de Obama y por lo tanto no es tan original como pareciera, no obstante es comprensible y de esperarse que las campañas políticas modernas se inspiren en la brillante campaña presidencial de Barack Obama.
El reto del marketing político moderno está en innovar, romper paradigmas y transmitir efectivamente mensajes que motiven a la gente a participar en política y de esta manera fortalecer la democracia.
Post Scriptum: El Internet será un factor determinante en las próximas elecciones locales en Colombia. Por ahora muy pocos políticos y candidatos lo utilizan bien.
Fuente: Consejo de Seguridad