En esta oportunidad, compartimos con ustedes 12 consejos para alentar la participación ciudadana, elemento clave para el éxito en la arena política.
El artículo no menciona el autor, pero se trata de un grupo llamado Administraciones en la Red, que está involucrado en el desarrollo de la Administración Digital vasca, que tienen la inquietud de compartir sus experiencias, sus conocimientos y sus opiniones.
A ti, profesional de la política, representante de la voluntad popular o gestor de servicios públicos, que crees que la democracia es algo más que votar cada tantos años, que sueñas con un sistema en el que la política sea algo más que una reyerta entre partidos, que deseas ser útil a tu sociedad y que anhelas que esa sociedad conceda legitimidad al trabajo de los políticos, a ti, aspirante a político 2.0, ofrezco este dodecálogo de conductas para la participación ciudadana.
Y a ti, lector –mon semblable, mon frère!- emplazo a que corrijas, completes y aumentes esta peculiar carta a los Reyes Magos.
1. Participación significa compartir el poder. No te metas si no estás dispuesto a llegar hasta el final. Dar información no es dar participación. Recoger información no es dar participación. La participación tiene que ver con tomar decisiones. Ten presente que sólo se establece una sociedad civil fuerte cuando se abren los procesos de decisión a la participación ciudadana.
2. Escucha, escucha, escucha. Es muy probable que ya exista una conversación acerca del asunto que te ocupa. Si la conversación ya existe, entérate bien de qué se está diciendo y de quiénes son los protagonistas en esa red de diálogo. Tranquilidad: internet es un enorme locutorio dotado de herramientas para la escucha: Technorati, BlogSearch, Del.ici.ous…
3. Si la conversación ya existe, es mejor que no trates de iniciarla (ya existe, ¿recuerdas?), de monopolizarla (¿para qué reducir su diversidad?), ni de capitalizarla (no podrás). Confórmate con entrar en ella. Con el tiempo, tal vez te conviertas en un nodo significativo de la red conversacional.
4. Cuando no existe la conversación, pregúntate si merece la pena iniciarla. Si hasta ahora no ha sido interesante para la gente, ¿qué puedes hacer para que el asunto se vuelva sexy? La gente participa en aquello que le resulta cercano, habitual, fácil, natural, morboso y que ofrece algo que ganar.
5. Enlaza, enlaza, enlaza. Entra en las conversaciones de los demás. No seas la cabeza de todas las conversaciones. Baja a las cabañas, escala los claustros y deja en todas partes buen recuerdo de ti. No hay mejor forma de lograr que alguien se interese en el asunto que tú propones que demostrando que tú te interesas por los asuntos que proponen los demás.
6. Ábrete al mundo. Piensa que, en una conversación, una institución no es un interlocutor. La conversación es un asunto de personas. Tendrás que arriesgar. Tendrás que realizar afirmaciones provisionales y rectificar. Tendrás que mostrar algunas filias y fobias. Sé transparente. Enséñanos tu friki interior.
7. La actitud lo es todo en una relación entre personas. Derrocha actitud. Demuestra humor, aguante, elegancia, tolerancia, intensidad. Lidérate. Descártate. TuRn Up YouR R3D LighT, BaBy. Be hacker, my friend.
8. No te preocupes demasiado por la cantidad de personas que participan, sino por la cantidad de buenas conversaciones que se establecen. Participar es un acto voluntario. Y no te preocupes mucho por cómo vas a impedir que una persona haga un mal uso del poder; preocúpate mejor por cómo vas a conseguir que muchísimas personas hagan un buen uso del poder. Las amenazas siempre son más evidentes que las ventajas, porque el cambio da miedo.
9. Debes saber que no es tiempo de obediencia ciega, ni siquiera tuerta. Los participantes no quieren diluirse en un puré, sino diferenciarse en una ensalada. Si el proyecto colectivo no implica que mi individualidad se despliegue al máximo, no creo en él.
10. Los ciudadanos adultos merecen ser tratados como tales. No seas paternal, ni maternal con ellos. Devuélveles la libertad y la responsabilidad. Deja en sus manos los asuntos que les atañen. Deja que se equivoquen por sí mismos. La participación implica respeto por los participantes.
11. Los destinatarios de las políticas públicas pueden mejorar su diseño e implantación y, obviamente, hacerlas más acorde a sus deseos. Sin embargo, no esperes a corto plazo que los resultados sean magníficos. Al principio, lo importante es la cantidad. Valorar la participación puede matarla antes de nacer. El primer objetivo es generar una comunidad activa, dar pasos hacia una ciudadanía cívica.
12. Y, por fin, actúa según estos tres principios: (1) La mala participación es contraproducente, porque siembra desconfianza y desánimo. (2) La ausencia de participación es aún peor que la mala participación. (3) Es peligroso hacer pasar como participación la mera manipulación.
Fuente: http://eadminblog.net