México.– Intentos de golpe de Estado que se transmiten en directo, ironías sobre la oposición que no se dirían jamás en una conferencia de prensa, reflexiones personales, pobres de toda pobreza que le piden al Presidente ayuda para reparar la casa o semillas para la próxima siembra y… un Presidente que responde, para lo cual utiliza consignas encendidas y clamorosas meteduras de pata, más un ejército de asesores que sugieren cómo se debe hacer política en la era 2.0. Twitter es la nueva herramienta estrella de los dirigentes globales para contactarse con un público cada vez más esquivo y escéptico. El uso que cada uno de ellos le da a esos 140 caracteres dice mucho de su estilo de gobierno, de sus ideas y del modo con el que se relaciona con la sociedad que lo ha elegido para el cargo.
Pasen y vean: “Evo, ¿tú no estás en Twitter?”. Provocador y farandulero, con el estilo chabacano que lo caracteriza, el venezolano Hugo Chávez fue uno de los primeros presidentes latinoamericanos en irrumpir en la galaxia Twitter el año pasado. Lo hizo siguiendo la estela de su odiado Barack Obama, que en la campaña presidencial de hace dos años pudo comprobar en persona cuánto jugo se le puede sacar a las redes. Pero mientras el estadunidense utilizó la tecnología para movilizar al electorado juvenil y luego comenzó a darle un uso más formal, comentando temas de la agenda política diaria o invitando a manifestar apoyo a iniciativas de su gobierno como la reforma de salud, el venezolano no tardó en convertirla en otro instrumento de su política populista.
Bajo el nombre de @chavezcandanga, la cuenta oficial de Chávez comenzó a recibir unas horas después de su apertura un montón de mensajes de venezolanos pidiendo ayudas muy precisas, como las que en México se ven en toda visita presidencial donde el Estado Mayor lo permite: “Soy docente, me encuentro mal de salud”, le dijo a Chávez @httchispita. “Epa amigo, te ayudaremos”, respondió Chávez. “Sigo abonando esperanza en su contestación ayude a mi mama jubilada”, pidió @onelvi. “Siéntate a esperar y que no te salgan canas verdes hasta que los incapaces del gobierno respondan”, contestó un opositor.
Chávez realiza un uso irregular de Twitter: suele pasar muchos días sin postear. Al poco tiempo de abrir su cuenta, anunció que había formado un grupo de ¡200 asesores! para ayudarlo a resolver las demandas. Cada tanto, el venezolano sorprende con alguno de sus exabruptos: “Allá quedó Néstor Kirchner sembrado en la Patagonia Rebelde”, escribió al regresar del entierro del ex presidente argentino.
Pero Hugo Chávez no es el único que se ha encontrado en problemas al usar Twitter. El presidente Felipe Calderón se vio en dificultades para lograr que le certificaran la cuenta, un detalle que los políticos no dejan escapar para evitar las habituales falsificaciones de la personalidad que se usan para satirizar a sus excelencias. El inconveniente surgió porque Calderón abrió su cuenta en Twitter en mayo de 2010 desde su correo privado de Hotmail, y no desde el mail oficial de la Presidencia: como el Presidente tuiteaba desde su BlackBerry, cuando quiso hacer algunas modificaciones en su página descubrió que había olvidado la contraseña y, luego de contactar con la oficina de la empresa en Holanda, y de enviar un mensaje desde el correo oficial, pudo resolver el problema. Bajo el nombre de @FelipeCalderón, el Presidente hace un uso particular del Twitter. “Emotivo desfile ecuestre para conmemorar el Centenario de la Revolución. Felicidades al Ejército Mexicano”, posteó el 20 de noviembre; al día siguiente expresó sus “condolencias a la familia de Silverio Cavazos” y su “repudio enérgico a su cobarde asesinato”. Como a veces los 140 caracteres no le alcanzan, suele exponer sus argumentos en varios posts numerados. A juzgar por la espontaneidad de sus comentarios, pareciera que el Twitter lo maneja personalmente y no a través de asesores; con apenas 657 mil seguidores —Chávez tiene un millón y medio, Barack Obama más de ocho millones, de acuerdo con datos recopilados en la tercera semana de mayo de 2011—, una de las curiosidades de su página oficial es la lista de las 177 cuentas a las que el Presidente sigue. Si aquello de “dime con quién andas y te diré quién eres” tiene alguna relevancia todavía, el mix de seguidos por el mandatario es bastante bizarro: desde la cuenta certificada de Lady Gaga a la de Gloria Trevi, pasando por la de los periodistas José Carreño, Lydia Cacho, Adela Micha y León Krauze, las revistas Nexos y Proceso, el empresario Carlos Slim, el escritor Gabriel García Marquez, el propio Hugo Chávez y la presidenta argentina Cristina Fernández.
CUANDO TWITTER ES NOTICIA
La irrupción de los políticos transformó a Twitter en una fuente de noticias; en algunos casos el elevado voltaje de los comentarios ha llegado a ocupar la portada de los diarios al día siguiente. Cristina Kirchner es una de las mandatarias que lo usa como si fuera un puñal. En su lucha contra la prensa opositora, la Presidenta argentina no deja pasar ninguna oportunidad de disparar dardos envenenados: “Lectura de diarios”, escribió el 24 de octubre. “Caranchos mediáticos. Carancho: pájaro asociado a la muerte, también come carne podrida”. Su comentario, a propósito de un dictamen de la justicia que protegía al diario Clarín, mereció una portada del matutino al día siguiente. “La Presidenta atacó a la justicia a través de Twitter”. La mandataria argentina tiene 406 mil seguidores.
Marina Silva, candidata del Partido Verde brasileño, ecologista, cristiana evangélica y ex aliada de Lula Da Silva dio un batacazo electoral en la primera vuelta de las presidenciales, celebradas el tres de octubre, obteniendo cerca de 20 por ciento de los votos sin contar con un gran aparato publicitario gracias al uso inteligente que hizo de las redes como Twitter y Facebook. Tuitera ocasional cuando no está en campaña, Silva aprovechó también sus 140 caracteres para atacar a algunos medios como la revista Veja, a la que acusó de “divulgar informaciones equivocadas”. Su defensa apasionada del Amazonas le ganó el favor del público joven que caracteriza la red, y sus constantes apelaciones y rezos “a Dios”, el de la militancia religiosa activa que caracteriza al mundo evangélico. Silva tiene 448 mil seguidores en Twitter. Con un puñado de seguidores más que Da Silva —tiene 590 mil—, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, también usó Twitter en la campaña. Aunque su perfil fue ortodoxo y con cierto tufillo a asesor especializado detrás, comunicaba agenda y despachaba consignas: “Faltan pocos días, no caigamos en provocaciones”, y elogiaba a Lula: “Hoy es día de abrazar al mejor presidente de este país, que cumple 65 años”.
Otro que ha sabido utilizar Twitter con mucho provecho es el Dalai Lama. Desde que abrió su cuenta a principios de este año, el líder religioso y opositor al gobierno chino logró sumar más de un millón 760 mil seguidores. Tuitero asiduo, ha colgado 519 posts en menos de un año, al usar la plataforma para difundir su mensaje religioso y político, manifestándose contra las bombas atómicas, pidiendo por la independencia del Tibet o para felicitar a la premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, pocas horas después de que fuera liberada por la dictadura birmana. Es una lástima que su mensaje no llegue a China, país donde Twitter está bloqueado por el gobierno.
Un asiduo de la red, que a veces provoca cierta hilaridad por sus comentarios, es el presidente chileno Sebastián Piñera. Con 425 mil seguidores y más de 950 posts colgados en poco tiempo, Piñera anuncia las cosas más bizarras: “Guitarreando con el presidente Correa”, posteó el cinco de noviembre, con foto para que no quedaran dudas. “Hoy el gran Pelé cumple 70 años Fica, Pelé, Fica”, expresó el 23 de octubre. “¡Qué emoción! ¡Qué felicidad! ¡Qué orgullo de ser chileno! ¡Y qué gratitud con Dios!”, se entusiasmó luego de la liberación de los mineros. “Gran lunch con el gobernador Schwarzenegger y su adorable esposa Maria”, tuiteó ¡en inglés! el 24 de septiembre. Y el 11 de septiembre, aniversario del golpe contra Salvador Allende, provocó tanta inquietud como risa con un post desconcertante: “Como Presidente hare todo lo posible para que ningun Chileno o chilena muera de hambre y menos por su propia volundad. Viva la vida” (sic).
CUANDO TWITTER SIRVE PARA METER LA PATA
El ansia por figurar de algunos políticos demostrando que ellos también están al día y usan Twitter ha generado algunos episodios hilarantes. En ese territorio un lugar destacado merece el ex presidente Vicente Fox. Aparte de enojarse con algunos diarios que, según él, distorsionan su mensaje, el ex mandatario se enfada también con quienes le critican sus faltas ortográficas: “@teloluapan y tu como andas de ortografía? a que te dedicas? y tu propósito en vida? trabajemos por mexico,con y sin ortografía”. posteó el cuatro de noviembre. “Te veo en el aeropuerto a las 2 pm, no olvides pasaporte y dinerito, el Euro está caro!”, escribió en clave privada el 31 de octubre. A veces también se enoja y escribe en mayúscula, tal vez ignorando que en la red es sinónimo de gritar: “ME ALCANZASTE A ENTENDER O NI ESO. DON PERFECTO ADEMAS VEO Q HABLAS INGLES.FELICIDADES.DIVIERTETE ES DOMINGO,SACA APASEAR L FAMILIA”, le respondió enfadado a un seguidor que lo corrigió. Tampoco tuvo empacho en opinar acerca del ex presidente argentino Néstor Kirchner, “que en paz descanse y con todo respeto pero con sus políticas populistas, descalabró Argentina y lo mismo hace su Sra”, el mismísimo día de su fallecimiento. Su mayor zipizape lo produjo el siete de octubre, cuando felicitó a Mario Vargas Llosa por el Nobel: “Felicidades, Mario, ¡la hiciste”, escribió. “Ya son tres: Borges, Paz y tu”, olvidando que Jorge Luis Borges jamás recibió la mención de la Academia sueca y que en cambio sí fue Nobel García Márquez. Así las cosas, es probable que muchos de sus 50 mil seguidores lo lean por pura diversión, más si se tiene en cuenta que el ex mandatario es un profuso posteador: en poco tiempo lleva más de mil 600 publicaciones. “¿Qué pasa don Vicente, no puede dormir hoy?”, le escribe un seguidor. “¿Se fue a correr o se puso a twittear?”.
Famoso por su mal humor tuitero es el Ministro de la Presidencia de Argentina, Aníbal Fernández. Sin duda, su cuenta en Twitter merecería estar en un lugar de honor a la hora de elaborar un ranking de políticos con mala leche. “Manejá tu ignorancia como más te guste. Si no sos capaz de caminar y mascar chicle, es cosa tuya”, le contestó a una seguidora que lo cuestionó el 19 de noviembre, “Dale órdenes a tu perro”, le dijo a otro tuitero el día 12, “no entendés un pomo de número”, disparó contra otro el día 10. “¿Qué yo tengo mal humor? ¿QUIEN TIENE MAL HUMOR, EH?”, mandó en clave irónica unos días antes. Sus 180 mil seguidores se la pasan fenomenal y divertidos con Aníbal, mientras que la prensa argentina también hace su agosto.
Si lo que uno pretende es divertirse, para eso no hay nada mejor que visitar las cuentas falsas que alberga la red: el presidente boliviano Evo Morales, que no ha seguido el consejo de su par Hugo Chávez y por lo tanto no tiene cuenta certificada, es producto de algunas bromas en el portal: “¿Por qué renunciaste, Fidel, ahora quién gobernará Bolivia?”, se preguntaba el falso Morales, quien a su vez denuncia que “la CIA intentó hackearme la cuenta en Twitter”. “No es verdad que estoy muerto”, tuiteó un falso Mono Jojoy el mismo día en que el Ejército colombiano acabó con la vida del dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia en un ataque. “Dándole la cena a las nenas mientras vemos una de vampiros en la tele”, afirmó un falso Rodríguez Zapatero. Tal vez no sea por atraso tecnológico sino por tanta mala uva que los políticos europeos no estén usando la red como los americanos; en ese sentido, el diputado laborista inglés Martin Salter publicó un ataque despiadado contra el pajarito mediático en su blog del Telegraph, en el que afirmó que “los políticos que usan Twitter pierden tiempo y ponen en peligro su reputación”. Un rápido paseo por Europa Tweets, la web que agrupa las cuentas de los parlamentarios europeos, deja al descubierto el poco uso que se le da en el viejo continente a esta herramienta.
Como afirman en un reciente artículo publicado en el diario Página/12 de Buenos Aires Roberto Samar y Marcelo J. García , miembros del Departamento de Comunicación del Capítulo Buenos Aires de la Sociedad Internacional para el Desarrollo: “El espejo Twitter tiene sus reglas. La principal son los 140 caracteres. Las ideas, en busca de palabras con efecto inmediato, tienden a ser más superficiales y los debates más profundos quizás —sólo quizás— nazcan muertos. Se profundiza la tendencia a pensar la política como un espectáculo que construye su agenda a partir de frases más cercanas al marketing de la política que a su argumentación. Twitter, por condición técnica y uso corriente actual, tiende más al diálogo contradictorio que al debate edificante”. El gurú de las nuevas tecnologías, Nicholas Negroponte, se lo dijo con todas las letras al diario El País hace apenas una semana: “No creo que Twitter vaya a durar mucho tiempo, me parece una moda pasajera. No creo que la gente vaya a estar asombrada por el servicio mucho más. Es un lugar donde se pierde mucho tiempo”.
Esperaremos sentados…