Por Yago de Marta
Llevo más de doce años entrenando a profesionales, políticos y universitarios para ganar cuando debaten. Y siempre utilizo la imagen del tenis como referencia para comprender multitud de los vectores que encierra un debate. La ventaja del tenis es que todo el mundo sabe cómo se juega pero, ¿tanto se parece a un debate? Pues sí. Imagina que cada jugador está en un lado de la mesa, que los argumentos son pelotas… ¿Lo imaginas?
Allá van 10 lecciones para ganar un Debate en TV (o ganar Wimbledon)
La final siempre la gana el que impone su ritmo: Exactamente como en el debate, si impones el volumen, el tono o el ritmo estás mucho más cerca de ganar. Recordemos los estudios de Gregory y Galeasher en 2002 sobre los debates electorales en USA. El que imponía el tono ganaba las elecciones. ¡Y es lógico! Quien es capaz de imponer su tono es percibido como dominante en la emisión (ocupa más lugar en nuestra mente) y dominante en la percepción (transmite control y liderazgo sutil)
No se puede ganar siempre: Si hasta Nadal pierde jugando bien, qué no te va a pasar a ti. Y esto es importante. Muchos clientes piensan, que como ya han mejorado mucho, ahora no pueden perder. Y no es cierto. Ni mucho menos. En un debate, como en el tenis, es fundamental la superficie sobre la que jugamos. No es lo mismo jugar con lluvia que jugar con viento. No es lo mismo debatir en un contexto de crisis económica que tras un atentado. ¡Y eso define el resultado! El contexto marca cómo serán procesados los términos y las ideas.
El entrenador no hace los puntos: Pues sí, quien pega a la pelota es Rafa y no Toni. ¿Me explico? El entrenador es un mero catalizador, orientador, o lo que quieras. Pero no va a hablar por ti. Tienes que ser tú quien integre las herramientas, las rutinas y los ejercicios para ser comprensible, creíble y memorable. Para ganar el debate. Si tienes suerte, durante los comerciales se acercará a decirte algo (y si tienes más suerte aún, y te ha entrenado alguien muy bueno, bastará con que te mire para que se despierte la rutina necesaria para re-enfocar el debate), o quizás te enseñe un papel. Así que comprométete con tu entrenador desde la primera vez que le veas. Porque el va hacerte capaz de ganar, pero ganar es algo que debes hacer tú.
Por muy bien que sepas golpear la pelota, el bote siempre es impredecible: Has ensayado ese movimiento o esa frase mil veces. La tienes integrada, ya forma parte de ti. Eres capaz de hacerlo de forma natural, te sale solo. Sin embargo, tu frase o tu gesto va a tener millones de efectos absolutamente diferentes. Tantos como personas te estén mirando o escuchando. Por mucho que nos diga Lakoff, una imagen vale más que mil palabras, pero UNA PALABRA EVOCA MÁS DE MIL IMÁGENES. Y no puedes controlarlas todas. Sólo puedes, si trabajas el debate, hacer que tus palabras representen algo “muy parecido” para la mayoría, nunca para todos. Asúmelo y estarás más cerca de entrar en la mente de quienes te escuchan.
Todo se soporta en tu respiración: Incluso hay grandes entrenadores de tenis que plantean que entre punto y punto hay que concentrarse en la respiración. Es fundamental. En un debate, la respiración lo es todo. De ella depende que mantengas la compostura en ese entorno “crítico” que se crea cuando se juntan presentador, cámaras, focos y político contrario con ideas contrarias. Practica tu respiración y notarás como llegan mejor las ideas a tu cabeza. No te pasará como aquellos compañeros tuyos que cuando les ves en TV o parecen enfadados o dormidos.
Es muy difícil ganar si no sabes jugar en la red: ¿Quieres debatir porque te lo ha dicho tu presidente de partido? ¿Porque te “toca”? ¿O porque quieres ganar? Ganar, imagino. Pues !Aprende a jugar en la red! No vale con ese curso que hiciste junto a quince compañeros más, ni sirve tu argumentario. Para jugar en la red tienes que saber devolver las pelotas cuando van al cuerpo, cuando llegan tan rápido que casi ni las ves. Debes tener capacidad de respuesta y capacidad de respuestas. Tienes que empezar a pensar que el debate es un “entorno crítico” , la mejor oportunidad que existe para que el público decida que tú eres mejor opción que ellos. Si eso es lo que quieres ¡¿A qué esperas?!
Buen jugador es quien gana un partido, gran jugador es quien se gana al público: Esto no va de argumentos ni de políticas, no sé si ya lo ibas intuyendo. Esto va del público. Va de que te entiendan, te crean y te recuerden. Va de que te quieran. Va de que te sigan. Así que, bien, prepara cómo derribar cada argumento. Define los problemas de ese pabellón polideportivo o de la política fiscal, ok. Pero piensa sobre todo en que quien te va a hacer ganador está sentado en su casa, con ganas de cambiar de canal o de beber una cerveza sin alcohol. !Así que tienes que engancharle! Escucharte tiene que valer la pena, si no dile a otro compañero de bancada que vaya al programa. Tú, o brillas o te apagan.
No puedes ir a la defensiva. Hay que atacar y aún así rezar porque no tengas enfrente un gran sacador: ¿Para qué has ido al debate? ¿Para intercambiar ideas, para conversar? Si lo que quieres es ser la opción preferente del que te escucha a la hora de que apague la televisión o cambie de canal, !Empieza ya! Si te quedas esperando a responder al otro, los marcos serán los del otro. Para cuando quieras redefinir la cuestión será TARDE. Así que acostúmbrate a tomar la delantera, a pensar deprisa y bien. No dejes “lo mejor para el final” porque muy a menudo el final es demasiado tarde. Por eso es tan peligroso tener delante a un gran sacador, porque te obliga a correr desde el principio. Así que aprende a reformular las cuestiones, a reenmarcar, a derribar tópicos y falacias. Y aprende a sacar, aprende a que tus palabras pesen, que resuenen. Hazlo antes de que sea tarde.
Cuando mejor estás jugando se puede poner a llover: Sí, ya sé que estás preparado para rebatir, sé que conoces las ideas y políticas de tu partido mejor que nadie. ¿Pero estás preparado para lo imprevisto? Hay a quienes les han sacado la foto de supuestas amantes, hay a quienes les han tirado agua encima, hay a quienes les ha caído un foco en la cabeza. Si, ya sé que eso “a ti nunca te va a pasar”. Hasta que te pase. Hasta que el de enfrente saque ese informe que desconoces o que te deja en evidencia. Hasta que la presentadora se te encare. ¿Te has preparado? Prepárate para la lluvia y el viento. Haz de lo imprevisto lo previsto.
Hay que saber pelotear pero sin golpes ganadores perderás el partido: Y el debate. Claro. No vale con hablar, debatir no es decir cosas. Debatir es decir las cosas más claro que el otro, más creíble que el otro, más recordables que el otro. NO es meramente hablar. Hay que golpear las palabras hasta el salón de quien te escucha. Hay que proyectar mensajes contundentes, bien definidos, con peso y fáciles de procesar. Hay que ser brillante. ¿Puedes hablar treinta segundos y hacer que lo que has dicho resuene cuando te vayas? ¿Hacer que lo comprenda, que lo sienta, que lo vea? ¿Puedes darme un titular, pero no para la prensa, sino para cuando mañana tome el café con mis amigos?????
A jugar a tenis se aprende jugando, a ganar Wimbledon entrenando muchísimo, con talento y suerte. ¿Qué factor puedes conseguir, ya??
Fuente: Blog Yago de Marta