Rubalcaba versus Rajoy: ¿quién comunica mejor sin necesidad de mediar palabra?

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Rubalcaba vs Rajoy

Por C. Ibáñez / B. Toribio

Un error que cometen muchos oradores públicos es aplicar la norma “cuanto mayor sea la gestualidad, más te harás entender”. Así, en lugar de enfatizar un mensaje se crea más ruido a su alrededor. ¿Cometen este error los candidatos del PP y del PSOE?

Si estuviéramos en una película de cine mudo los gestos cobrarían mucha más importancia en la comunicación política, a pesar de que ahora son claves para transmitir una imagen del político que habla.

Las “envolventes” manos de Rubalcaba, por ejemplo, son unas de sus mejores armas. El candidato socialista cuenta mucho de lo que dice con sus manos: a derecha e izquierda, en círculos pequeños alternos, a veces en paralelo para señalar una misma dirección… Todo tiene su significado.

Las manos son el segundo elemento del cuerpo que más comunica, después del rostro, asegura Jorge Santiago Barnés, director del Máster en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política de la Universidad de Salamanca. “Un buen empleo de las manos hace ganar profundidad al mensaje”.

Y eso lo sabe Rubalcaba. El candidato socialista, explica Barnés, “nunca guarda ni esconde las manos. Las emplea para acompañar a las palabras” y, además,  las usas con movimientos “muy suaves y moderados”, en ningún momento eleva los brazos por encima de los hombros (un gesto que significa agresividad).

“Rubalcaba nos habla con los gestos, nos dice cosas constantemente, nos quiere incorporar a la conversación. Transmite un alto valor pedagógico y se apoya en ellos para enfatizar mensajes o aspectos más relevantes para él y, sobre todo, para el público”, explica Aleix Cuberes, consultor de comunicación pública de Dog Comunicación.

Rubalcaba muestra, ocasionalmente, “una leve sonrisa, socarrona, ante aquellas preguntas insistentes, incómodas o que no quiere responder y no caer ni en contradicciones ni en las trampas de los periodistas”.

¿Cómo se comunica mejor? ¿sentado o de pie?

Estos gestos son mejores, más eficientes, cuando el candidato socialista está de pie, cuando puede moverse y tener más espacio, explica Yago de Marta, consultor en oratoria y media training. “Sentado tiende a encogerse y esto le resta proyección, ya que marca muy bien el ritmo de sus palabras con sus gestos lo que ayuda a que el público le siga”.

Sus mayores problemas se dan en los actos en los que tiene que hablar sentado, porque tiende a balancearse y “si en ese momento no es brillante, este gesto puede despistar a la audiencia”.

Otro ‘tic’ que debería reducir es asentir con la cabeza cuando finaliza las frases. “Es un modo de reafirmar los contenidos”, explica Barnés. Son gestos repetitivos.

Rajoy se apoya menos en los gestos

El líder del PP también se vale de los gestos corporales para comunicar aunque no se apoya tanto en ellos como el candidato del PSOE, aseguran Cuberes y Barnés. El director de máster de la Universidad de Salamanca cree que realiza un uso “deficiente” de las manos porque no acompañan a su mensaje.

Dos gestos básicos de Rajoy son el dedo acusatorio y castigador y subir y bajar los brazos de forma enérgica con los codos pegados al cuerpo.

En su opinión, el dedo acusador es como la extensión de un látigo y señala directamente a Zapatero. El segundo gesto, el movimiento de brazos, lo utiliza cuando el debate está subido de tono y hay  más tensión. Así pretende “comunicar contundencia” y  liberar presión corporal para evitar fallos o errores en el discurso.

En ambos casos los mensajes que se esconden son los de fuerza, incluso de hartazgo y de ‘ya basta’. Tras unos años con estos gestos, para Cuberes ahora debería avanzar hacia una nueva gesticulación más presidencialista e inclusiva. “Un cambio de este tipo le permitiría ganar espacios de complicidad, cercanía y confianza entre los ciudadanos”.

Sin embargo, el director del Máster en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política cree que Rajoy, con su porte elevado y espalda recta, transmite “estima, autoconfianza y seguridad en sí mismo”.

Su credibilidad se refuerza, según Yago de Marta, al hablar con las manos siempre abiertas y marcar el ritmo de su mensaje alternando entre derecha e izquierda.

Aunque, Jorge Santiago Barnés, apunta que debe suavizar el “hábito de reírse ante los discursos de los demás”, ya que es “un tic que puede generar rechazo social”.

Fuente: LaInformacion.com