Los políticos han tenido que someterse a un nuevo proceso de aprendizaje para el manejo de estos canales de comunicación, en el cual grandes firmas son las encargadas de asesorarlos.
Por Ricardo Gómez
¿Un muro de Facebook con la información adecuada y un mensaje certero de 140 caracteres en Twitter podrían ayudar a un político a ganar una elección cerrada? La respuesta es “sí, sin duda”, dicen especialistas en redes sociales.
Pero saber usar estas herramientas de internet no es fácil. Por ello, hoy los políticos mexicanos —en franco “aprendizaje” de esta nueva forma de comunicar— han recurrido al coaching, es decir, a asesorías por parte de empresas dedicadas a cuidarles lo que escriben a sus seguidores o las menciones que dejan en su muro.
Y es que el poder de las redes sociales ha orillado a la clase política —senadores, diputados, candidatos, gobernadores, alcaldes y funcionarios partidistas por igual— a recurrir a las redes sociales, Twitter y Facebook, las más conocidas, aunque también LinkedIn y la recientemente nueva Google+, para comunicarse con el electorado, con la gente.
Estos nuevos y potentes canales de comunicación se perfilan incluso a definir elecciones, incluidas las presidenciales de 2012, reconocen expertos, de ahí que se hayan vuelto ya indispensables para el político contemporáneo.
El número de usuarios en México y potenciales votantes, no es nada despreciable. Más de 22 millones de usuarios de Facebook, y 4.5 millones de Twitter.
Pero este nuevo camino para comunicar y contactar a la gente ha generado una nueva necesidad y un proceso “de aprendizaje”, ya que la mayoría de los políticos “no lo saben usar, ni ellos en lo personal, ni sus equipos de comunicación social”, explica Miguel Carbonell investigador de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y profesor de la Facultad de Derecho.
De ahí lo delicado que es usar estos nuevos canales de comunicación y, por ende, el surgimiento de empresas de coaching —las mismas que antes deban otro tipo de asesorías, de relaciones públicas, de marketing político o de consultorías— para asesorar a los políticos, con el fin de que no cometan errores, que interactúen de forma correcta con sus followers o seguidores, —“sin exhibirse”— y que lo que quieran comunicar llegue al objetivo.
“Efectivamente, los políticos tienen muchos temores de exhibirse, por ejemplo, como gente que no sabe escribir, que tiene faltas de ortografía, pues es gente muy ocupada que no sabe bien a bien qué poner, no tiene tiempo para pensar”, detalla Carbonell, quien cuenta con la nada despreciable cantidad de casi 40 mil seguidores en Twitter.
Y afirma que en una elección cerrada, los usuarios podrían inclinar la balanza.
Experto en derecho constitucional y derechos fundamentales, con trabajo en temas como el derecho a la información y transparencia gubernamental, entre otros, Carbonell destaca que las redes sociales permitirán también colocar temas de corte ciudadano en la agenda pública y que no se colocarían en los medios de comunicación tradicionales.
“Las redes sociales ya forman parte indispensable del quehacer político, creo que han venido a suministrar un nuevo canal de interacción entre los políticos y los ciudadanos. Me parece que van a jugar un papel definitorio en las elecciones de 2012.
Competencia cerrada
“¿Por qué razón? Porque es probable que conforme vaya avanzando el proceso electoral se vayan cerrando las intenciones de voto, es probable que haya una competencia más cerrada entre dos distintos candidatos el próximo año”.
Bajo esa tesis, la ecuación es sencilla: político que no use las redes sociales se quedará completamente fuera de un sector vital de la comunicación. “Un político que no participe en redes sociales o que participe de forma deficiente, es un mal político actualmente. En un régimen democrático, la política exige comunicación, contacto con la ciudadanía, vínculos y una constante explicación de por qué se hacen las cosas y eso contribuye a fortalecer la legitimidad de un régimen o de un gobierno”, señala Carbonell.
“Los políticos que más éxito tendrán, son los que puedan suscitar mayor sentimiento de empatía, de conexión, entre el usuario de la red social y lo que se está poniendo por el político”.
Actualmente, los políticos recurren a Twitter y a Facebook por igual para tener presencia en sus electores o grupos de interés, explica Verónica Islas Valencia, manager de redes sociales de la empresa IQ-Zone, la cual brinda asesorías y coaching a políticos.
En sus inicios, la empresa ubicada en el Distrito Federal desarrolló e implementó estrategias tanto a nivel de organización, como digital para campañas políticas y hoy se dedica a prestar sus servicios de asesorías en redes sociales a gobiernos estatales, candidatos y partidos políticos en general.
Los costos varían. El precio se basa en el diagnóstico que se haga a través de la consultoría y a qué tanto quiere llegar el cliente y sus necesidades, porque —explica Verónica Islas— no es lo mismo dar el servicio a un alcalde de un lugar pequeño, que a un gobierno estatal.
Incluso, el precio varía de acuerdo con cada red social y dependerá de qué presencia tenga el interesado en ambos.
“Coaching”, traje a la medida
Islas confirma que ha crecido la demanda de estas compañías que cubren la necesidad de las asesorías, cuyo objetivo principal es que el destinatario reciba a final de cuentas el mensaje preciso que el cliente quiere hacerle llegar.
Bajo el principio de que las redes sociales todavía no son en México un elemento fundamental de comunicación, “eso no indica que no sean importantes”, dice y explica que no estar en Facebook o Twitter no impacta tanto como no estar en televisión o radio, pero si las usa tendrá 40% más de usuarios para comunicarles.
La experta de IQ-Zone ejemplifica que políticos como el panista Santiago Creel o Enrique Peña Nieto, registran seguidores de más de 100 mil usuarios, “ya es un número que sí impacta”, y no es nada más decir “no estoy en Twitter, no hay problema”. Si no se está en Twitter, hay mensajes que no están llegando.
A fin de cuentas, refiere, es un sector de la población que necesita ser comunicado y, por ende, se vuelve fundamental para los gobiernos, campañas y la comunicación en México.
Islas recuerda que en la pasada elección para la gubernatura del Estado de México, los nombres de los candidatos Eruviel Ávila, Luis Felipe Bravo Mena o Alejandro Encinas se colocaron como trending topics, es decir, en la lista de los temas más mencionados, con lo que llegaron a otros países, a pesar de que era una elección local.
“Existe una demanda alta, sobre todo, porque los clientes quieren tener una presencia total en las redes, porque ahora ya se ha vuelto un medio de comunicación más, ya no sólo la televisión o la radio, sino que ya la gente se encuentra más informada si le llega un twitt, es una forma de comunicación directa e inmediata”, señala.
El modus operandi radica en que el partido político contacta a la empresa y le pide que le maneje cuentas de, por ejemplo, tres legisladores.
Como parte del trabajo, explica, hacen primero un diagnóstico de cómo se encuentra la comunicación del cliente, tanto en tierra como vía digital, y a partir de ahí desarrollan una estrategia para mejorar la comunicación, una especie de traje a la medida.
De acuerdo con la experta, lo que hacen la mayoría de las veces es propiciar que su cliente brinde un buen mensaje en los medios de comunicación tradicionales, como televisión, radio y periódicos, y después replicarlos en las redes sociales.
En caso de que se pretenda hacer llegar un mensaje, se busca que tenga presencia en distintas redes, aunque todo depende de cómo esté posicionado el cliente para poder crearle una estrategia.
En cuanto a la práctica de crearle al político seguidores de forma artificial, con el fin de “inflar” su popularidad, Islas acepta que es una práctica, pero no la recomiendan porque al final del día termina siendo negativo para el cliente.
“El político tiene por si solo el crecimiento porque la gente se quiere enterar de la política, quiere saber de las cosas, algunos para criticar y otros para estar enterados”.
De acuerdo con la experiencia que ha recabado, los políticos y su gente “son muy abiertos” a escuchar las recomendaciones de los asesores, siempre y cuando estén acordes a la comunicación tradicional que ya tienen echada andar.
Coincide en que el mercado tiende a crecer, pues en México 80% del tiempo hay elecciones y las redes sociales se usan como otro medio de comunicación.
El manual básico
La labor del coaching incluye revisar la ortografía de su cliente y si hay un “error de dedo”, les recomiendan reconocer que tuvieron un error para evitar las críticas por borrarlo.
“Al final del día ya lo vieron. Algo que se maneja tanto para cuentas comerciales como de gobierno, es todos cometen errores y es más fácil aceptar el error y decir ‘lo siento la regué’ a tratar de ocultarlo, hay que decir ‘fue un error de dedo discúlpenme’”, indica la representante de IQ-Zone
Fuente: El Universal (México)
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