Por: Luis Aguado
El contexto es el factor que más determina una campaña electoral. Influye en los temas que se tratarán, en el modelo de campaña, en las herramientas de comunicación etc. Su importancia es especialmente evidente en aquellos sistemas que favorecen la competición entre potenciales candidatos.
Que se lo digan a Ron Paul, que actualmente compite con otros compañeros de partido para convertirse en el candidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos en 2012. Conocido por su ideología libertaria y su fidelidad a la Constitución de los Estados Unidos, Paul se convirtió en una especie de bufón durante la campaña de 2008, cuando los medios de comunicación lo ignoraron e incluso sus contrincantes del GOP se tomaban a broma su propuesta electoral.
Sin embargo, sus posibilidades de convertirse en candidato en 2012 se han multiplicado. Y lo han hecho sin que éste haya cambiado ni un ápice de su programa y su ideología. Es más, su potencial como candidato reside precisamente en la firmeza de sus convicciones. Lo que ha cambiado es el contexto.
Durante años, Paul ha defendido una política exterior no intervencionista (pidiendo la salida de Estados Unidos de la ONU y de la OTAN), ha rechazado cualquier subida de impuestos, ha apostado por acabar con la Reserva Federal, ha criticado la guerra contra el narcotráfico del Gobierno federal… También votó en contra de la guerra de Irak y la Patriot Act. Un historial que lo convertía en un candidato poco creíble hace tres años, pero que, con un país incapaz de dejar atrás la crisis económica y financiera y el empuje de movimientos como el Tea Party, lo convierten en un verdadero maverick de cara a las elecciones de 2012.
Ron Paul es un candidato arropado por el contexto, en contraposición a otros como Mitt Romney o el propio Barack Obama, que deberán adaptarse a él. Y el contexto, a diferencia de otros factores de campaña como la recaudación de fondos, la imagen del candidato o la construcción de mensajes es una variable incontrolable, una fuerza no sujeta a las leyes de la política y la comunicación.
Por un lado, el contexto hace una selección natural de los candidatos con posibilidades (¿Cómo se explica sino la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca?) y por otro, suele premiar a aquellos que se adelantan a él y castigar a los que tratan de adaptarse a trompicones (como le ocurrió a John McCain con la crisis financiera de 2008). En definitiva, el contexto premia la autenticidad, la coherencia, el historial… atributos muy difíciles de construir artificialmente.
Fuente: Blog de Luis Aguado