Por Jean Paul Huber
Un error muy común en campaña es la mala planeación de los eventos de campaña a los cuales asiste un candidato, sin tomar en cuenta que los dos recursos más preciados de la campaña son: El dinero y el tiempo.
Ante una pérdida de tiempo, es mucho más difícil resarcir el daño causado en una mala organización que reporta una pérdida de tiempo, que una mala inversión del dinero de la campaña. Ambas cosas de cualquier forma, son una combinación letal para las derrotas electorales.
Para realizar una planeación adecuada de los eventos de campaña deben seguirse ciertas normas de racionalidad, las cuales deben ser impuestas por parte de la campaña a los organizadores de eventos que deseosos buscan que un candidato acuda a sus localidades y no a la inversa, debiendo tomar cuidado de no lastimar en el trato a las estructuras del partido que por un desplante prepotente o inadecuado pueda volcarse en nuestra contra. La labor política acompañada de firmeza pero con trato cordial son ingredientes que deben aderezar esta actividad.
No obstante lo anterior, como mencionamos en el párrafo anterior la planeación de las giras y eventos de campaña debe realizarse con un estricto criterio y enfoque de rentabilidad electoral.
Desde la asistencia a programas en medios de una campaña presidencial o bien la visita a distintas comunidades de una elección de Presidente Municipal o de Diputado local, debe de observar este mismo criterio de racionalidad, proporcionalidad y rentabilidad. De esta manera para determinar los lugares a los que debe asistirse como mínimo en una campaña, en primer lugar debemos saber cuántos días de campaña tenemos.
Una vez precisado ello, debemos distribuir nuestro tiempo en función de los días que tengamos y de los lugares que nos aportan mayor cantidad de votos o apoyo para la campaña, de manera tal que debe asignarse tiempo de campaña y eventos en la misma proporción que los mismos representen en votantes adeptos hacia nuestra causa. De esta manera habrá lugares que debamos de visitar varias veces y, por el contrario habrá otros que desafortunadamente ni siquiera se visiten, justamente por los aportes en votos que representan para la campaña.
Hecha la anterior distribución proporcional, lo que debe hacerse es mediante un esquema operativo, hacer la organización de la agenda, en sentido de aprovechar los recorridos y traslados para que el candidato pierda el menor tiempo. De esta manera debe evitarse que si el candidato anda en la zona sur del Estado o del Municipio, pongamos un evento el mismo día en el norte, ya que los traslados prácticamente son tiempos muertos que son muy valiosos y su desperdicio cuesta mucho ya que el tiempo es otro de los recursos limitados en una campaña.
Habiendo descrito lo anterior, estimado lector, lo que pareciera verdades obvias es un error súper común que se comete una y otra vez en campañas de cualquier nivel. Simple y sencillamente recuerde Usted que la semana pasada el suspirante por la candidatura presidencial del Partido Acción Nacional, Ernesto Cordero, acudió a un evento de develación de un busto de “Juan Camilo Mouriño” en la Delegación Cuajimalpa, evento al que llegó, proveniente de una gira nacional, dos horas tarde y acudieron una cantidad sorprendente de invitados: ¡¡50 personas!!
Saliendo de allí, regreso a Michoacán para apoyar labores en la campaña a Gobernador por el PAN. Este es un claro ejemplo de la falta de planeación y nula aplicación de criterios de racionalidad en una campaña. Si las cosas a este aspirante le salen mal, quizás éste sea un botón de muestra para que Usted querido lector, saque sus propias conclusiones.
Fuente: Huber.com.mx