Ante cualquier escenario desconocido es necesario establecer una estrategia, entendiendo ésta como el uso de los medios y recursos, teniendo el objetivo claro pero con presencia de incertidumbre. Por eso la estrategia adoptada representa nuestra mejor apuesta, pero nada garantiza su éxito. En el ámbito político venezolano la anterior afirmación tiene directa aplicación. Actualmente vemos un país lleno de incertidumbre, dividido entre el chavismo que no desea ceder el poder y la opción democrática que pretende conquistarlo. Los adversarios ya han trazado sus respectivas estrategias de comunicación política para mantener y ganar adeptos. Ambos actores tienen el objetivo claro, de cara a las elecciones pautadas para el 7 de octubre de 2012.
Independientemente de las consideraciones relacionadas con el talante antidemocrático y pretendidamente socialista del régimen liderado por Chávez, que lejos de aclarar, nubla aún más el próximo panorama electoral, hay que resaltar el constante uso de una herramienta tan liberal como democrática por parte del régimen, como lo es el marketing. Disciplina basada en establecer relaciones de intercambio entre un “producto”, en este caso un político junto a su propuesta, y sus “consumidores” que son los electores. Este “producto” se somete a la consideración de un “mercado” que al final del día, lo “compra” o no. De ahí el peso que tiene la estrategia a utilizar. Ahora bien, el Dr. en Ciencia Política de la Universidad de París, Luis Costa Bonino, autor del “Manual de Marketing Político” señala algo que nos llama a reflexionar sobre la oportunidad que pareciera tener la oposición democrática en términos estrictamente de marketing político: El conocimiento personalizado del electorado. Veamos lo que dice el autor:
En términos cotidianos, el marketing político es la búsqueda de votos con el auxilio de la tecnología. Hay mucho menos novedad en esta materia de lo que podría suponerse, más bien una simple evolución. Los políticos tradicionales trataban de obtener votos mediante la utilización de dos técnicas básicas: el conocimiento personalizado de su electorado y la elocuencia. Conociendo a la gente podían tener presente sus gustos, intereses y puntos sensibles, información preciosa a la hora de hacer sus discursos. De esta manera, el candidato elocuente y conocedor de su público predicaba sobre terreno fértil, arrancaba aplausos y ganaba adhesiones. El Marketing Político supone la evolución de las técnicas de conocimiento del electorado y de las técnicas de comunicación. Al hacerse masivos los cuerpos electorales, al contarse los electores por millones y no por cientos o miles, el conocimiento personalizado de cada uno de ellos, a la manera del viejo candidato, cuenta poco. De la misma manera, la elocuencia personal e intuitiva, se complementa con formas más eficaces de comunicación y persuasión. El esquema tradicional del político, conocimiento del electorado y comunicación, es, sin embargo, permanente.
Por tanto, y siguiendo la premisa básica establecida por Costa Bonino es fácil concluir, que dada la actual coyuntura, los precandidatos a las primarias de febrero del 2012 no carecen de elocuencia, cada uno a su estilo y con diversos matices ideológicos, envían mensajes interesantes a la opinión pública; sin embargo, deben conectar más efectivamente con la gente, conjugar el mundo online con el offline, utilizando las diversas herramientas que actualmente ofrecen las tecnologías de la información y los medios masivos, conjuntamente con el imprescindible contacto directo con el elector, escucharlo, dialogar con él y, en definitiva, conocerlo para lograr movilizarlo. Se acabó el tiempo del monólogo, vía medios masivos, dirigido a un público indeterminado con mensajes propagandísticos. Hay que comunicar, no sólo informar. Hay que trasladarse de la agenda setting al trending topic, del eslogan al tweet. Es una de las formas, a nuestro juicio, de marcar una diferencia y lograr en octubre del 2012 una “Primavera Venezolana”.
Fuente: Blog Temas Libres