MUJERES y políticas que visten de negro. Políticas y mujeres que abren su armario de cada día, repasan la agenda y eligen en función de los quehaceres, de los actores de la función y de la escena a interpretar. Atributos y significados en función del cargo que ostentan. Un contexto único en España. Un luto que no debería celebrarse. De eso tratan las siguientes palabras publicadas en el número 25 de la revista Campaigns & Elections.
WOMEN IN BLACK
Entre la soledad y la elegancia
Los acontecimientos que están sucediendo en torno a la política española en estos momentos me recuerdan a una película protagonizada por Tommy Lee Jones y Will Smith. En la península no tenemos ninguna organización secreta que vigile la actividad alienígena en la Tierra, o al menos de momento… Pero sí tenemos a un grupo de mujeres que están liderando, cada una en su propio entorno, y que se han pasado al color negro para vestir, protagonizar, presentar y ser recibidas. Mujeres que, por unas causas u otras, han decidido que utilizar el color negro en sus ropas, y de manera repetida en algunos casos, da una impronta de credibilidad y de respeto debido al cargo que ostentan. Pero, veremos que, en muchos casos, esa elección puede conducir a error al proyectar una imagen que no concuerda con la propia identidad de uno mismo y al conectar con lo indebido. Es por eso mismo que no se me ha ocurrido un mejor título para hablar de esas mujeres y de la estrategia elegida en cuanto a la imagen.
El luto español
Francisco de Quevedo fue un escritor madrileño del llamado Siglo de Oro español. Y allá por el renacimiento, él ya escribió que “te reciben según te presentas” y que “te despiden según te comportas”. Dos oraciones que hoy en día tienen mucho en cuenta los miles y miles de parados en nuestro país que desean conseguir un puesto de trabajo y los miles y miles de recién titulados que gritan por esa ansiada oportunidad. Escoger lo que uno se va a poner en una entrevista de trabajo es una decisión muy importante, y sería curioso averiguar cuántos escogerían el negro de manera repetida para conseguir el puesto de sus sueños. La pregunta, si cabe, sería: ¿qué debo transmitir y qué color se adecua a ello? También los políticos deben hacerse esta misma pregunta cada día porque cada día el contexto es diferente y el ánimo del público al que se dirige, también. Es una cuestión de identidad-conexión alineada al electorado. Y pensado, o no, nuestras políticas españolas han creído conveniente que esa identidad-conexión últimamente va alineada al negro.
El luto en España sigue estando presente, sobre todo en las poblaciones de mediano y pequeño también. Aunque bien es cierto que en los pasados años era más presente y se ejercía con más asiduidad. El luto no es otra cosa, tal y como define la Real Academia Española, que “un signo exterior de pena y duelo en ropas, adornos y otros objetos, por la muerte de una persona. El color del luto en los pueblos europeos es ahora el negro”. Ir de luto es “vestir de negro como expresión de dolor por la muerte de alguien”. Y es en esta última parte donde cabe detenerse: “expresión de dolor por la muerte de alguien”. Nuestras políticas visten de negro, y quizás murió alguien o no, pero lo cierto es que ese color está cada día presente por diferentes motivos y por diferentes significados en sus vidas y en las vidas de todos los españoles cada vez que cogen el mando, encienden la televisión, y las ven en sus pantallas. De negro las políticas, aunque los políticos también. De negro, el tercer problema de todos los españoles según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Los significados del negro
Todo el mundo, en mayor o menor medida, ha utilizado el color negro en sus vidas para vestir. Lo ha utilizado para ir a bodas, bautizos, comuniones y también entierros. Lo ha utilizado para ir, como decíamos antes, a entrevistas de trabajo, cuando sales con amigos y amigas, o cuando, sencillamente, vas de compras… Está presente en mayor o menor medida, y lo escogemos en mayor o menor grado. Pero si nos paramos a pensar en el significado de este color y en la relación con la política, nos damos cuenta de que esa nueva imagen que están utilizando nuestras políticas tienen un porqué adecuado al “quién”, al “qué”, al “para qué” y al “para quién”. Pero veamos…
Desde el punto de vista publicitario, el negro se utiliza para representar la elegancia, un término muy asociado a la política y cuya impronta es positiva. El ex presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, fue calificado por Le Figaro como “chic” atendiendo a su elegancia. Una elegancia que fue creciendo con el paso del tiempo a medida que iba evolucionando en el cargo. José Antonio de Urbina, diplomático, escritor y experto en protocolo, definió el término elegancia como “el modo de ser, íntegro, positivo y armonioso, de determinadas personas, que se manifiesta externa e internamente en su modo de vivir, estar, vestir, moverse y relacionarse en la sociedad humana, con gracia, con nobleza y sencillez, respecto a los demás, naturalidad y buen gusto”. Sin embargo, aquí cabe pararse a pensar en varias palabras: positivo y armonioso. ¿Zapatero lo intentó en pleno apogeo de crisis económica para acercarse a su electorado? Utilizó el negro, pero no en demasía. Lo que sí utilizó a lo largo, prácticamente, del último año fue la tan estratégica camisa blanca para aludir a la credibilidad perdida que lo asesinó como político. Y nos preguntamos lo siguiente: ¿se puede ser elegante y perder la credibilidad? La respuesta es tajante con el último ejemplo. Pero… ¿se puede perder la credibilidad con elegancia? En este caso vemos como el Partido Popular en España ha perdido la credibilidad en cuanto a su mensaje acerca de la subida de impuestos. Un partido cuyos integrantes son calificados de más elegantes que, al menos, los del PSOE; pero si bien dijeron que no los subirían, han tenido que ceñirse al contexto económico y político y acabar por subirlos. Una medida no bien recibida. Una medida que atiende al comportamiento de Quevedo.
¿Y nuestras políticas? ¿También quieren ser elegantes? Pues sí, también quieren ser elegantes. Pero he aquí una cuestión de relevancia, sobre todo en comunicación política, cuando decidimos qué debemos ponernos: hay que pensar siempre en el sujeto emisor, en la figura política; hay que pensar en el contexto, que en España es de crisis económica; hay que pensar en el receptor, esa sociedad decepcionada, con una alta desafección por la clase política y un hartazgo insuperable; hay que pensar en el dónde nos encontramos y, por supuesto, hay que pensar en qué estamos diciendo, en el mensaje. Pero, una vez más, todos estos factores no se tienen en cuenta y se cae en el error de escoger lo indebido en el momento indebido.
Cuando hablamos del color negro, también hablamos de percepciones y hablamos del sentimiento que evoca ese color. Porque además de elegancia, este color transmite negatividad y, con ello, esa pena y tristeza que también evoca el luto. Pero el color negro también es conservador: será por ello que la nueva vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaría, lo ha escogido como el favorito en su armario. El color negro también significa protección, de ahí que posiblemente sea utilizado por los políticos del PP desde que ostentaron el cargo para dar esa nueva imagen paternal a la que aludía George Lakoff en su libro “Don’t think of an Elephant”. Ahora bien, el color negro también es silencio, orden y soledad. Significados que, aunque aparentemente subjetivos, se proyectan en cada una de las personas que lo reciben y que, dependiendo del contexto, de quiénes seamos y de la conexión que pretendamos conseguir, el significado -y esa percepción- irá moldeándose en función también de nuestro mensaje y nuestro comportamiento.
Las mujeres de negro
Empezamos por Soraya Sáenz de Santamaría, la actual vicepresidenta, ministra de la Presidencia y portavoz del actual Gobierno “popular”. Una mujer que, a sus 40 años, se ha convertido en la más importante en la política actual española. Una mujer que con 27 años aprobó la oposición en el cuerpo de abogados del Estado. Pronto se convirtió en el ojo derecho del actual presidente de España, Mariano Rajoy, y portavoz del partido en el Congreso. Pero su carrera política también ha ido evolucionando. De niña, a política; de política a líder; y de líder a protagonista. El domingo 18 de enero de 2009, el suplemento Magazine del periódico El Mundo, publicó una entrevista de la popular cuyas fotografías dieron mucho de qué hablar con un título muy relacionado con lo que se proyectaba: “El sentido del humor tiene más erotismo que el poder”. Como si de Marilyn Monroe se tratase, Soraya salía con una imagen erótica a la par que elegante, sensual a la par que prohibida. Y… vestía de negro. El suelo de un hotel fue el escenario, y un vestido que dejaba ver lo justo y lo necesario el seleccionado para dar esa imagen de erotismo a la par que de poder. Hoy su imagen es muy distinta porque su identidad también ha cambiado. Los cargos que ostenta han de representarse y esa líder protagonista hoy también es madre. Sin embargo, usa demasiado el color negro cada día y su peinado actúa de dosificador de su mensaje: distrae en vez de centrarnos en lo que nos cuenta perdiendo prácticamente la atención; estamos más pendientes de que esa laca sea más flexible a cada palabra que emite. Para uno de los días más importantes de su vida, la jura de su cargo, también escogió el color negro. Ese que también significa soledad… La soledad de un Gobierno popular que lo hará en solitario por su absoluta victoria el pasado 20N. Soraya no escogió tonos que iluminasen su felicidad y tampoco colores que iluminasen las esperanzas de aquellos a los que hoy representa: la sociedad española. Apostó por la seriedad y la elegancia a pesar de que nadie murió. Lo único muerto podría ser la ilusión de tantos millones de españoles.
Cuando un político escoge la indumentaria debería pensar en la imagen que proyecta ante los demás para, de este modo, conseguir esa identidad de nosotros mismos para poder conectar con aquellos a los que nos dirigimos. Ana Botella es la nueva alcaldesa de Madrid después de que Alberto Ruíz Gallardón fuese nombrado ministro de Justicia. Botella es la mujer del ex presidente de España, José María Aznar, y el día que tomó posesión de su nuevo cargo en la capital, se presentó ante los madrileños con un traje negro decorado con un broche. ¿Cuál fue la estrategia elegida? ¿Orden? ¿Conservadurismo? ¿Elegancia? ¿Conectó con el electorado madrileño? En el momento en el que más esperanzas necesita Madrid, también se escogió el oscuro. El atributo podría ser el orden, que conecta con ella misma y con sus valores de partido pero… ¿conecta con el público y con el contexto socio-político y económico? ¿Y con su mensaje?
De las populares, pasamos a las políticas socialistas, que también están empleando el negro aunque haciendo un giro según el contexto y el acto público. La ex ministra de Defensa, Carme Chacón, también coincidió en el color negro el día que cedió su cartera al nuevo ministro Pedro Morenés. Posiblemente para ella fuese un día de luto ya que perdía un cargo que la ha hecho madurar en su carrera política, y en el cuál ha conseguido reconocimiento y valor por parte de la sociedad española. Sin embargo, este Ministerio también ha sufrido bajas militares mientras ella estaba al frente. Por tanto, quizás, el atributo estratégico estuviese enfocado al respeto más que al orden o la elegancia. Ahora bien, la política socialista, a lo largo de su campaña como candidata a la Secretaría General del PSOE, ha escogido otros colores como el rosa o el rojo acompañado de blancos. ¿Esto qué significa? Significa que el contexto era diferente; su identidad era diferente, por su posición de candidata; su mensaje era diferente; y el público al que se tenía que dirigir, al aparato de su partido, también lo era.
Por último, destacar a una política socialista que también ha coincidido en el negro al traspasar su cargo. Hablamos de Trinidad Jiménez, la que fuese bien valorada como “buenísima” por Zapatero para presentarse a unas primarias para la candidatura por Madrid. Pero Trinidad también ha pasado por dos Ministerios, el de Sanidad y Exteriores. Y ha sido en este último donde, al ceder su cartera el nuevo ministro, José Manuel García Margallo, escogió el color negro. Posiblemente para ella podía ser un día de luto al perder su cargo, un puesto en el que se la veía alegre y que ostentaba feliz. Un Ministerio que también la ha hecho madurar como política. Podríamos decir que perdió su cargo con elegancia. Ahora, como parte del equipo de Alfredo Pérez Rubalcaba, nuevo Secretario General del PSOE, no abandona con lo que un día se la identificó: chupa de cuero, vaqueros y zapatos de tacón.
Fuente: Blog De Cerca
Publicado en: Campaigns & Elections Español