Por Bárbara Lichtman
Internet estuvo en el centro de las protestas que sacudieron el globo en 2011 y promete tener una gran participación en las elecciones que, este año, cambiarán el mapa mundial. ¿Asoma un nuevo modelo democrático?
Cuatro años atrás, cuando Barack Obama eligió conversar primero con los empleados de Google y no con los periodistas del New York Times, marcó el inicio de una nueva forma de hacer política. Las TIC [Tecnologías de la Información y la Comunicación] ayudaron al actual presidente de los Estados Unidos a diferenciarse del resto de los candidatos, a recaudar una cifra récord de dinero de pequeños donantes y llegar a los jóvenes votantes. A través del desarrollo de una red social propia del sitio de la campaña ( my.barackobama.com ) logró convertir la energía digital de sus seguidores en votos concretos. Ahora, en busca de la reelección en las elecciones que se realizarán en noviembre, la fórmula es la misma: seguir innovando y acercarse cada vez más a la gente. Días atrás, Obama respondió en directo las preguntas de ciudadanos norteamericanos a través de la red social Google Plus. Mientras, su equipo de campaña anunció el uso de Square, una herramienta que permitirá a los votantes donar desde sus dispositivos móviles.
Además de las norteamericanas, son muchas las elecciones que este año podrían cambiar el tablero de la política internacional. Casi un tercio del mundo ha ido o irá a las urnas: mientras hoy los franceses participan de la primera vuelta de sus elecciones presidenciales (la segunda será en mayo), en julio votarán mexicanos, hindúes y albaneses. En septiembre habrá elecciones parlamentarias en Marruecos y en diciembre elegirán presidente los venezolanos, keniatas y coreanos del sur. El interrogante es cuál será el papel de Internet en las campañas de países tan diversos entre sí. “El tipo de sistema político es una parte muy importante del proceso -explica desde Boston Nicco Mele, profesor de la Universidad de Harvard y pionero en la incorporación de las nuevas tecnologías a la política-. En los Estados Unidos el mayor problema para un candidato es recaudar dinero. Internet ayudó a cambiar eso. Significa también que los candidatos que en un pasado no hubiesen podido postularse para un cargo, hoy lo pueden hacer. Buen ejemplo de ello es Barack Obama. Antes de Internet no hubiese podido recaudar dinero suficiente para competir, pero Hillary Clinton siempre iba a ser capaz de hacerlo porque estuvo en el Partido Demócrata durante mucho tiempo. Otro caso es el de Ron Paul en las primarias republicanas, que está recaudando una gran cantidad de dinero y antes no hubiese sido tan competitivo. Pero en Egipto, por ejemplo, el objetivo no es recaudar fondos. Se trata de acceder a la información; se usa la Web para organizar protestas y que más gente pueda participar en las elecciones y representar a más partidos políticos. En China la situación es diferente. Internet es usada para combatir la corrupción y desafiar a los oficiales del Partido Comunista. Lo importante es entender que Internet fomenta y da poder a las personas que son anti-sistema, a los que en el pasado no tenían una voz. Esa dinámica funciona en todas partes donde hay política e Internet.”
Votar digital
Precisamente, el mundo pudo ver el poder de las redes sociales en febrero del año pasado, cuando miles de egipcios exigieron por dieciocho días consecutivos la renuncia del entonces presidente Hosni Mubarak, que ocupaba el poder desde 1981. Las redes sociales, en especial Facebook y Twitter, funcionaron como catalizadoras de la protesta y aceleraron el proceso conocido como la Primavera Arabe. Es interesante también lo que ocurre con el Movimiento Ocupa Wall Street, nómada, pero latente. Al ser desalojados por la policía en varias ciudades de los Estados Unidos, los activistas, quienes ya no confían en los servicios más populares, están creando su propia plataforma para seguir acampando online.
No obstante, especialistas como Mele no creen que vaya a producirse un punto de inflexión donde la protesta digital termine superando a la física. “No creo que eso suceda -asegura-. Hay una emoción y un poder en la protesta física que no puede ser replicada online. Pienso en estas dos formas juntas, no separadas. Cuando uno está en una protesta física con un celular se está conectado con gente que está en el mismo lugar. Y cuando uno está en su casa y no en la protesta, se puede usar el celular y la Web para estar en contacto con gente en la manifestación.”
-En política, ¿cómo se están leyendo los datos que arrojamos a las redes sociales con el fin de detectar tendencias, ideas o avanzar en proyectos de ley?
-Es todo muy nuevo y no conocemos aún la magnitud del impacto. Pero mucha gente está tratando de resolver esto. Es así que una nueva ciencia, una nueva industria, está tratando de comprender los efectos de los nuevos medios de comunicación social. Y algunos son muy buenos. La administración de Barack Obama está usando una herramienta llamada thinkupapp.com, que intenta utilizar las redes sociales, analizarlas y elaborar todos los datos obtenidos para entender qué piensa la gente acerca del presidente y sus políticas. Y están tratando de usarlo como una herramienta de feedback. Pero incluso la Casa Blanca está experimentando distintas maneras de analizar la información.
De hecho, ahora que YouTube, Facebook y Twitter ya son parte del diálogo social, los encargados de la campaña Obama 2012 avanzan sobre nuevas áreas. “Los teléfonos celulares van a tener un papel mucho más importante y crítico -continúa Mele-. Días atrás, el equipo de campaña de Obama anunció que van a utilizar algo que se llama Square en los celulares y así permitir que todos los dispositivos móviles sean usados para recaudar fondos. Este es sólo el comienzo de la transformación de la función del celular en la política norteamericana.”
El especialista considera que Internet está alentando a jugadores no tradicionales en la política norteamericana, además de generar cambios en el funcionamiento de la prensa. “La dinámica política es más volátil y más frágil que lo que fue en el pasado -detalla-. Obama aprendió que hay que seguir experimentando, probar cosas nuevas. Recientemente probó YouTube Town Hall (una plataforma de video donde miembros del Congreso debaten) y contestó preguntas vía Google+ Hangout (la nueva red social del buscador). El presidente está probando todos estos nuevos medios y analizando la manera de tener un fuerte impacto.”
-¿Compañías como Klout, que miden la reputación digital de los usuarios, pueden ayudar en este proceso?
-Hay una nueva serie de herramientas que comenzaron a aparecer el año pasado. Klout es una pero hay muchas, cientos o más. Todavía no es claro cómo funcionan y qué impacto tienen. Van a pasar dos, tres o cuatro años antes de que entendamos qué está pasando realmente.
Inteligencia colectiva
A medida que la tecnología se cuela en más áreas de nuestras vidas, el desafío que enfrentará la clase política será el de sentir los latidos online de sus pueblos para tomar decisiones. E incorporar las TIC no sólo a los procesos electorales, sino también a la administración de sus gobiernos. Según el sitio internetworldstats.com, casi un 32 por ciento de la población mundial tiene Internet y, si cuatro ojos ven más que dos, es sólo una cuestión matemática imaginar los nuevos enfoques y las soluciones que podrían surgir a medida que el acceso a Internet aumente al ritmo que lo viene haciendo: en un 528 por ciento en los últimos once años.
“Hay varios experimentos en el mundo que intentan que la gente tenga un papel más importante en el gobierno y hablar de manera más directa con sus líderes -precisa Mele-. Un ejemplo es Read people, de la Casa Blanca, que permite que cualquier persona comience una petición y luego de reunir cinco mil firmas obtenga respuesta oficial. Otra iniciativa es participatorybudgeting.org en la ciudad brasileña de Porto Alegre, que permite a los habitantes involucrarse con el presupuesto de la ciudad. Por otra parte, la transparencia es un desafío para el líder moderno. A veces un líder tiene que tomar decisiones difíciles y en algunos momentos necesita espacio para pensar sobre el impacto de esas decisiones. La transparencia en Internet puede ser un desafío, pero también un hecho necesario. Cuando hablo con alcaldes de todo el mundo, ellos cuentan que reciben gran cantidad de correos electrónicos, mensajes en Facebook y Twitter. Es un reto averiguar cómo manejar ese flujo. La gente está tratando de encontrar la manera de usar las redes sociales para sensibilizar a sus gobiernos y mejorar sus comunidades. Pero todo es muy nuevo. Durante cientos de años, la única forma de gobierno fueron las monarquías. Era tan así que a la gente le costaba mucho imaginar qué otras formas podía haber. Nos encontramos en el comienzo de un tiempo similar, en el que estamos tratando de imaginar qué papel puede tener Internet en nuestros gobiernos y nuestras comunidades.”
Gracias a las conexiones que hace la Red, todos podemos ser ciudadanos globales. Con sólo un clic podemos viajar a países del otro lado del globo y entrar en contacto con gente de distintas culturas o bien unirnos con quienes tienen un mismo interés. Un claro ejemplo es lo que ocurrió en enero con la ley SOPA impulsada por el Congreso de los Estados Unidos. No existieron fronteras cuando usuarios de todo el mundo se expresaron en contra de iniciativas que se discuten en Washington, pero que podrían tener implicancias internacionales. Si años atrás los gobiernos lidiaban con su propia opinión pública, hoy políticos y ciudadanos están expuestos a la mirada del mundo.
-¿De qué manera la clase política debe posicionarse frente a este fenómeno?
-El profesor de Harvard James F. Moore escribió el ensayo The second global superpower rears its beautiful head (La segunda superpotencia mundial levanta su hermosa cabeza), en el cual argumenta que por muchos años dos superpotencias, los Estados Unidos y la Unión Soviética, se enfrentaron entre sí. Ahora, gracias a Internet, la opinión pública mundial es una superpotencia que no puede ser ignorada. Ciudadanos cada vez más globales participan activamente desde sus computadoras en temas que les son importantes. Y esto tiene su propio impacto y efecto sobre la política local.
LA WEB ES MI VIDA
Nicco Mele es profesor de Internet y Política en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, y miembro de la junta asesora de la Fundación Nieman. También fundó EchoDitto, una compañía de consultoría de estrategias en Internet y fue Webmaster en la campaña a presidente de Howard Dean en 2003. A pesar de que Dean fue derrotado en las primarias demócratas por John Kerry, su campaña quedó en el recuerdo como uno de los primeros ejemplos de movilización, participación y recaudación de fondos online a partir de pequeñas donaciones, y sentó las bases del modelo que permite convertir simples votantes en activistas. Tiempo después tuvo entre sus clientes a Obama cuando, como senador del estado de Illinois, competía por un lugar en el Senado de los Estados Unidos.
NAVEGAR Y PARTICIPAR
Los siguientes sitios son propuestas que buscan trasladar la energía de los internautas en acciones concretas para mejorar sus comunidades y ser parte de las decisiones globales.
Es una plataforma que nació en los Estados Unidos, pero que ya funciona en veinticinco mil ciudades, incluyendo Buenos Aires. Permite que vecinos mejoren sus localidades posteando problemas como baches, semáforos rotos o falta de luz en las calles. El objetivo de esta red es unir a ciudadanos, ONG, prensa y funcionarios públicos en tan sólo un clic.
World Wide Views es una iniciativa coordinada por la Junta Danesa de Tecnología y propone una discusión en tiempo real entre ciudadanos de la mayor cantidad de países sobre asuntos globales. Este año el tema por analizar será la biodiversidad y el evento global se realizará el 15 de septiembre. Las conclusiones de estos encuentros serán utilizadas en la Cumbre de la Diversidad Biológica, por realizarse en la India, en octubre.
LAS PANTALLAS CIUDADANAS
Los analistas Charlene Li and Josh Bernoff plantearon en 2008 el concepto de Groundswell (una posible traducción sería remolino) como una tendencia social en la que las personas consiguen lo que quieren de otros en vez de acudir a las instituciones tradicionales. Lo hacen conectándose dentro de nuevas instituciones como lo son Facebook, Google o Wikipedia, plataformas que vinculan usuarios y forman una opinión pública. “Cuando uno tiene un teléfono celular, tiene un enorme poder en sus manos. Inmediatamente se está conectado con casi el mundo entero. Esa conexión permite saltear muchas instituciones en el modo tradicional de hacer las cosas. Este fenómeno está cambiando significativamente el periodismo y la política. Por ejemplo, con las noticias lo que ocurre es que si uno quiere enterarse de qué está pasando con las elecciones probablemente vaya a Internet y pregunte a sus amigos en vez de leer un artículo. Especialmente se ve esto en Twitter: la gente va ahí y lee los títulos, no van a otra institución. También en la política. Cuando la gente no está contenta con el gobierno usa Internet para conectarse directamente con otros y organizar protestas por fuera de las instituciones existentes o partidos políticos”, se explaya Mele..
Fuente: La Nación