Por: Alexix Maidana
Sin duda, ésta es la cuestión más controvertida acerca de los efectos que puede tener Twitter en la comunicación política y las campañas electorales y, precisamente por ello, servirá para cerrar este decálogo.
En el ámbito empresarial ya son muchos los que afirman que la presencia en Internet y, más específicamente en las redes sociales, ayuda a las compañías a aumentar sus ventas (Thomases, 2010). Sin embargo, en el campo de la política estos efectos no han sido probados hasta el momento con tanta rotundidad. Anduiza, Cantijoch y Cristancho (2010) han analizado los distintos estudios realizados hasta la fecha sobre este asunto, comprobando que los efectos de Internet sobre el voto no están todavía suficientemente constatados.
Serán necesarios, por tanto, más análisis empíricos en los próximos años para terminar de probar estos efectos. Pero a falta de más estudios, sí es importante matizar que no conviene medir todo bajo el único prisma de los resultados, por mucho que éste sea el objetivo final que se marcan la mayor parte de las veces los partidos y los asesores cuando diseñan una campaña.
Michael Dolley, asesor de David Cameron antes citado, dice que las campañas en la red “serán cada vez más significativas” aunque matiza también que “nunca vas a ganar unas elecciones por tener la mejor web”. Y quizá este argumento sea válido en la actualidad, pero lo que parece evidente es que nadie puede augurar lo que depara un futuro en el que la población internauta aumente aún más y este medio acabe teniendo cotas de seguimiento similares a las
que puede tener hoy día la televisión, la radio o la prensa. Quizá en ese momento, no muy lejano en el tiempo a tenor de la evolución de las audiencias, la influencia de las redes sociales consiga ser decisiva para ganar unas elecciones. En este sentido, conviene recordar, como hace Caldevilla, que “de su impacto más profundo en política sólo estamos ante la punta del iceberg” (2009: 35).
Pero mientras llega esto, lo que no conviene olvidar tampoco es que las elecciones actuales están cada vez más reñidas, con diferencias de voto y escaños entre los partidos mayoritarios cada vez más ajustadas. En este contexto, cuando la victoria o la derrota se dirime en unos pocos puntos porcentuales, es indudable que cualquier esfuerzo que se haga en la campaña es decisivo.
Si con Internet o con las redes sociales se consigue movilizar a una parte del electorado para que acuda a las urnas a prestar su voto, sin duda será muy importante, teniendo en cuenta además que la participación de los políticos en Internet es enormemente más barata que las costosas campañas publicitarias en televisión. En este sentido, Mármol hace alusión, por ejemplo, al término “campañas low cost”, algo de lo que pueden beneficiarse sobre todo los partidos más pequeños y, por tanto, con menos recursos (2011: 92).
En definitiva, como reconocen Echevarría y Riorda (2010), todo este debate podría resumirse diciendo que, hoy por hoy, “las herramientas 2.0 bien manejadas acercan a la gente y posicionan, pero no son garantía de nada. Hay que sumar Twitter a un combo inteligente de una buena estrategia on line y acciones de prensa convergentes off line para potenciar el efecto viral”. Y es ahí donde está la clave. Quien entre en Twitter pensando que le ayudará a ganar unas elecciones, probablemente se equivoque y, además, acabe desilusionado con esta red y la abandone. Este medio es uno más en la estrategia global de comunicación que debe planear todo candidato, partido o institución.
Y cabría hacer una última consideración en este debate: ¿sobrevivirá Twitter al paso del tiempo o acabará siendo algo pasajero? Puede que en poco tiempo esta red desaparezca o acabe siendo sustituida por alguna otra que incluso todavía no ha nacido. Pero lo que parece cada vez más claro es que el concepto de comunicación participativa y diálogo abierto que ha contribuido a implantar es algo que difícilmente podrá diluirse. Aunque Twitter acabe apagándose poco a poco, esta aportación ya habrá sido suficiente para justificar su empleo en el ámbito de la comunicación política y electoral y ganarse un espacio sin duda muy destacado en la historia de esta disciplina.
La presente nota corresponde a La revista Comunicación y Pluralismo, editada por la Universidad Pontificia de Salamanca publica en el número de este mes el artículo “Diez razones para el uso de Twitter como herramienta en la comunicación política y electoral”, de Daniel Ureña y Roberto Rodríguez, socios de MAS Consulting y profesores de la Universidad Pontificia Comillas.
Fuente: Enlace Digital