Los políticos no emplean Twitter adecuadamente, una herramienta convertida en un arma de doble filo para la clase política que no siempre conlleva beneficios y donde cualquier fallo tiene una inesperada repercusión.
A esa conclusión se llega tras escuchar la opinión de expertos en comunicación y de algunos políticos que tienen bien claro que aún les queda mucho terreno por explorar en este ámbito.
La revolución 2.0 comenzó con el surgimiento de los blogs, que no han sido desplazados por las redes sociales, sino que simplemente, según ha explicado el profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, José Luis Orihuela, “han dejado de ser los protagonistas”.
Algunos políticos continúan su actividad en ambas plataformas. Orihuela ha destacado entre ellos a “clásicos” ya en este terreno como el ex ministro Jordi Sevilla y el lehendakari, Patxi López.
Los políticos han ido sumándose poco a poco al fenómeno de las redes sociales hasta el punto de que hoy en día no se concibe actividad política que no esté presente en ellas. Muchos no saben cómo desenvolverse en este ámbito, ya que están más “acostumbrados” al mitin que a la conversación como modo de interacción con sus electores y “esa actitud no es fácil de cambiar”, ha comentado Orihuela.
En este mismo sentido, el vicesecretario de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons, considera que “los políticos se deben adaptar a este nuevo mundo tanto como los periodistas“, tal y como explicó recientemente en la X jornada de periodismo organizada en Madrid por la Asociación de Periodistas Europeos.
A juicio de Orihuela, “los medios sociales” no son los más adecuados para la difusión de mensajes políticos, sino “los medios de masas”. A este nuevo entorno se tienen que adaptar mejor y comenzar a usarlo conforme a las reglas que el nuevo medio exige.
Son cada vez más frecuentes sus meteduras de pata en las redes sociales y los cibernautas no lo olvidan tan fácilmente, desatándose una furia mediática que tienen que aprender a manejar.
Frente a estos inconvenientes, la clase política se ve en una encrucijada donde tiene que decidir si dejar los mensajes erróneos en su ‘timeline’ y pedir disculpas, o, por el contrario, eliminar los “tuits”.
En palabras de la secretaria de Participación y Redes del PSOE, María González Veracruz, “en la Red hay que ser transparentes” y si se ha cometido un error, lo mejor es “aceptar la realidad” o bien “rectificar o pedir disculpas”, pero, sobre todo, ser “sinceros”.
Veracruz pone como ejemplo el caso de la líder de UPYD, Rosa Díez, quien mientras era entrevistada en un programa de televisión, alguien tuiteaba en su cuenta. Esto, según la representante socialista, hace que se vea que “no estás siendo sincero y que no eres tú”, y eso es “lo opuesto a lo que hay que ser en la Red”.
La vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, en la jornada sobre periodismo en la que también participó Gonzaléz Pons, explicó sus recientes despistes en Twitter como consecuencia de no conseguir “despegarse” de su “doble identidad” ciudadana y política. “De ahí vienen mis problemas”, reconoció.
Valenciano, ha “sufrido” el acoso de los cibernautas debido a su comentario futbolístico mientras se disputaba el partido España-Francia de la última Eurocopa y en el que aludió al aspecto físico del jugador galo Franck Ribéry. Tras convertirse en “trending topic”, la dirigente socialista rectificó en la red.
La actual ministra de Empleo, Fátima Báñez, también ha sido objeto de críticas por la publicación en su cuenta de Twitter de los resultados de la aplicación móvil ‘Bubble Shooter’ (un juego consistente en sumar puntos disparando bolas de colores) el mismo día del rescate.
Estos errores ponen en juego la imagen del político, ya que, según explica el periodista y experto en medios digitales Mario Tascón, las redes sociales son un factor “cada vez más influyente” al ser uno de los principales canales de comunicación con el electorado.
Eso hace que la “reputación también está asociada a lo que sucede en ellas”. Para Tascón, esto conlleva a que se “transmita” una imagen “no muy conveniente” de los políticos: “desconocimiento del medio, mal manejo del mismo y una utilización no adecuada”. Su conclusión es “evidente”: si las redes sociales ayudan, también pueden perjudicar
Fuente: ElMundo.es