Por: Daniel Ureña
Hoy se celebra el primero de los debates en televisión entre el candidato republicano y el demócrata. Tendrá lugar en la Universidad de Denver (Colorado) y será el primero de una secuencia con tres debates presidenciales y uno de aspirantes a Vicepresidente. Será una buena oportunidad para Barack Obama para consolidar la ventaja que parece que está consiguiendo en las últimas semanas, mientras que Mitt Romney se juega buena parte de sus posibilidades en esta elección.
A continuación ofrecemos algunos consejos para los políticos que tienen que enfrentarse a un debate político en televisión, aplicables desde el ámbito local al presidencial.
1. Estudia y ensaya.
La primera fase del debate es el predebate, en el que se negocian los formatos y las reglas del cara a cara. En Estados Unidos se encarga la Comisión de Debates Presidenciales. El candidato ha de conocer al detalle cómo se desarrollará el cara a cara, los tiempos, los turnos, la escenografía, etc. La preparación y el ensayo es importante, ya que en la medida en que el portavoz se sienta cómodo con su discurso, sus argumentos y todo los elementos externos, será capaz de transmitir seguridad.
2. Conoce a tu adversario.
El equipo de campaña ha de trabajar con el candidato ayudándole a conocer los puntos fuertes y puntos débiles de su adversario, su estilo como orador, sus trucos, sus mensajes, etc. Las grandes batallas se ganan antes de llegar al terreno de juego, por lo que un buen archivo audiovisual con intervenciones del adversario puede ser un gran aliado para preparar un debate.
3. Define tu estrategia.
Una vez estudiado a fondo el formato y el adversario, ha de establecerse la estrategia a desplegar antes las cámaras. La mejor improvisación está perfectamente preparada, por lo que el candidato ha de comenzar el debate con una hoja de ruta sobre qué, cómo y cuándo decirlo.
4. Condensa tu mensaje.
Uno de los mayores problemas de los políticos suele ser el intentar contarlo todo, pero en televisión, el tiempo es limitado, por lo que menos es más. Siempre se debe primar la calidad frente a la cantidad.
5. No aburras.
Los políticos suelen estar acostumbrados a regirse por los códigos del Parlamento o los plenos municipales, que suelen ser la antítesis de la diversión. Por ello, el candidato ante las cámaras no puede hablar del mismo modo que en un hemiciclo. El porcentaje de personas que cambiarán de canal durante el debate será directamente proporcional al uso de términos técnicos y jurídicos habitualmente empleados en la política. El éxito de la televisión se basa en conectar con la gente a través de las emociones y, guste o no, los mejores oradores de la política a lo largo de la Historia eran muy conscientes de este punto. Ronald Reagan, Bill Clinton o John F. Kennedy conocían el poder de las emociones.
6. Da buenos titulares.
En el mejor de lo casos, el debate será seguido por una gran audiencia, pero la gran mayoría de los ciudadanos se hará una idea -y decidirá quién ha ganado – por lo que al día siguiente lea en los periódicos, oiga en la radio y vea en la televisión. Por ello, en la medida en que un candidato sea capaz de ofrecer buenos cortes para el informativo del día siguiente, tendrá más posibilidades de éxito. Y para ello, la clave es ofrecer buenos titulares, complementados con ejemplos y anécdotas.
7. Prepara tu apertura y tu cierre.
La apertura y el cierre son normalmente los momentos de mayor interés en el debate, por lo que el candidato ha de preparar con esmero cómo quiere arrancar, ya que ese momento marcará el tono de su intervención. Además, ha de tener muy buen preparado el turno final: qué último mensaje quiere transmitir y, sobre todo qué razón ofrece a los votantes para confiar en él.
8. Vístete para que nadie hable de tu atuendo.
Aunque a los medios de comunicación les encante, las corbatas, los trajes y los peinados no ganan debates. El público, al ver el cara a cara, se quedará con una impresión general sobre el candidato: si transmite confianza, firmeza, enfado, humor, empatía, tibieza, confianza, etc. Esa impresión es el cúmulo de muchos elementos y la apariencia externa es uno más. La clave es que el atuendo y los complementos pasen lo más desapercibidos posible y que no empañen lo esencial: el mensaje.
9. Vigila tu lenguaje corporal.
Tan importante es lo que se dice, como la manera de decirlo. Nuestros gestos, nuestra mirada y nuestra voz comunica tanto como nuestras palabras, por ello es importante que el lenguaje corporal acompañe y refuerce nuestro mensaje. La clave suele ser la naturalidad y corregir los tics más molestos, pero sin caer en la tendencia tan extendida últimamente en la que demasiados políticos emplean los mismos gestos y los mismos movimientos de manos. Las cámaras siempre desmontan lo artificial y agradecen la sinceridad.
10. Coordina a tu equipo para el postdebate.
Las tres fases del debate son: predebate, debate y postdebate. El trabajo no termina cuando se apagan los focos y las cámaras. Hoy día, cuando hoy el ciclo informativo dura 24 horas y hay una conversación constante a través de las redes sociales el candidato necesita contar con un buen equipo capaz de transmitir un mensaje coordinado sobre qué ha pasado en el debate. Los medios de comunicación (y de manera creciente las redes sociales) suelen ser los jueces que determinan quién gana y quien pierde, por lo que la labor de influencia sobre los jueces forma parte de la liturgia del postdebate.