Por: Santiago Martinez
Seguramente a muchos de ustedes les haya ocurrido lo mismo que a mí, cuando observé las ya famosas fotos del presidente de la Xunta de Galicia con un conocido narco en el yate de éste. Y es que fue inevitable que a nuestra mente nos vinieran aquellas imágenes que en la campaña autonómica gallega de hace 5 años nos mostraban al entonces vicepresidente del gobierno bipartito de la Xunta, Anxo Quintana, con un conocido empresario. Y lo que es peor: también en un yate. Parece que este tipo de embarcaciones dan mucho juego en política, puesto que en Francia también hubo una polémica con instantáneas de por medio, del entonces presidente Sarkozy en el yate de un conocido millonario.
La asociación que muchos gallegos hacen entre la foto de Quintana y la de Feijoo no es casual ni mucho menos. La estampa del presidente gallego la embarcación de Marcial será una de las claves en toda esta polémica que salpicará la prensa estos días, pero lo será en el plano del apoyo o popularidad que hasta ahora se le reconocía de modo amplio a Feijoo, dentro y fuera de Galicia.
Ya que hemos hecho ese viaje al pasado, sigamos en aquella campaña, que fue un paradigma de lo que los politólogos denominamos campañas negativas, y que se basan en imponer como issue central de la campaña un aspecto radicalmente negativo del rival. En este caso fue el despilfarro (las famosas sillas y coches oficiales del presidente Touriño) y la incoherencia de políticos de izquierda veraneando a todo trapo con la burguesía. Ante este despilfarro e incoherencia, emergió como supuesto adalid de la austeridad y la coherencia Alberto Núñez Feijoo.
Toda su imagen durante estos años se ha labrado con esta propuesta única de venta: austeridad y coherencia. Y al margen de que se pudiera discutir la mayor o menor realidad de estos adjetivos, lo cierto es que la sociedad gallega así reconocía a su presidente. Vayamos sino a la más reciente contienda electoral gallega, otro paradigma de campaña, en este caso personalista. Consciente de que la marca PP no vendía (pues significa recortes, Rajoy, Gürtel…) la campaña pivotó sobre algo que sí vendía: la “marca Feijoo”, el único político gallego que aprobaba en las encuestas. Y contra corriente lograron ganar unas elecciones complicadas para el PP.
Ahora, volvamos al presente. Esta gran imagen atraviesa las fronteras gallegas y se instaura en toda España y hábilmente nuestro presidente decide aprovechar los escándalos de la Gürtel y Luis Bárcenas para postularse como un político crítico, incluso con el proceder de su partido en la gestión de dichos escándalos. Un nuevo elemento se une a la “marca Feijóo”: la integridad.
Hablemos en la jerga del márketing político: tenemos un producto (candidato) que aúna una serie de cualidades (valores) que los consumidores (electores) desean en el mercado, ya que el resto de productos no lo tienen. Así, se activa la maquinaria para dar el salto y vender el producto fuera de Galicia.
Hace unos meses comentaba cómo el Partido Popular gallego había decidido realizar una campaña de proyección de imagen de Alfonso Rueda como sucesor de Feijoo. Esto presagiaba un aterrizaje del de Os Peares en un hipotético cambio de un gobierno Rajoy quemado por los recortes y los casos de corrupción que empezaban a salpicar a algunos ministros y ministras.
Llegados a este punto debemos preguntarnos: ¿es casualidad que justo ahora salgan a la luz unas comprometedoras fotos, de las que algunos ya habíamos oído hablar? No me cansaré de decir que la política es cómo el ajedrez, los movimientos vienen determinados por una estrategia en algunos casos propia y en otros impuesta. Es obvio que a alguien no le interesaba la fuerza que el presidente de la Xunta estaba logrando con sus críticas a su propio partido.
Pero desde el punto de vista de la estrategia política lo que interesa no es si quien haya filtrado los fotos es amigo o enemigo, o por qué el diario El País, si es cierto que las tenía de hace años, las usa ahora. Lo que me interesa es saber cómo afectará la asociación de la que les hablaba al principio.
¿Cómo influirá en el electorado gallego, y en la sociedad española, ver al prototipo de la coherencia y la integridad, veraneando y viajando con un conocido narcotraficante? El presidente gallego podrá decir que en aquella época no conocía el perfil delictivo de su compañero, amigo o conocido, podrá por ello defender que no debe dimitir. Pero sin duda, su imagen ha quedado tocada y tal vez su carrera política. Su propuesta de venta política se ha hecho añicos con unas imágenes que irradian incoherencia, y esta se castiga electoralmente.
Porque el juego de las asociaciones es así, si hace años el PP usó las fotos de Quintana para desacreditarle, cualquier defensa que ahora hagan para defender a su presidente resultará incoherente. Y es que ahora la oposición se encargará de eso, de machacar continuamente el mensaje Feijoo = amigo de los narcos, al igual que en su momento ellos usaron el Touriño = despilfarrador.
En esa línea continuista de seguir ofreciendo coherencia, Feijoo ha apostado por dar una rueda de prensa a la mayor brevedad y responder así a las preguntas de los periodistas, algo que precisamente reclamaba a sus compañeros de partido estas últimas semanas. No obstante, viendo algunas de sus respuestas, he de reconocer que ahora entiendo el secreto y el hermetismo de Mariano Rajoy, callado, que sin abrir la boca va sobreviviendo. Y es que ya sabemos que por la boca muere el pez.