Por: César Calderón
Seamos claros, esto no está funcionando, el Gobierno Abierto como nuevo paradigma político no ha logrado en nuestro país – salvo en contadas ocasiones- salir de su cascarón teórico y técnico para convertirse en políticas activas, esas que que cambien la vida real de la gente real.
Desde hace al menos dos años no hay nuevos debates, nuevas experiencias, nuevas estrategias, nuevos participantes ni nuevos enfoques. El #oGov en nuestro país se ha convertido en una conversación circular en la que los mismos de siempre, los que ya estábamos hablando de estas cosas hace cinco años, debatimos sobre los mismos temas una y otra vez, dando brillo y esplendor a teorías que nunca hemos sido capaces de poder aplicar.
Buena parte de la culpa la tienen sin duda los políticos, empecinados no darse cuenta de las ventajas de este modelo e incapaces de percibir los incentivos políticos del mismo (ironia), pero me temo que no son los únicos culpables, y que hay que buscar responsabilidades también en el otro lado, entre nosotros, los activistas de la apertura, la transparencia y la participación.
En algo habremos fallado cuando, mientras en países de nuestro entorno se ampliaban los círculos sociales de interés en estas nuevas políticas, sumándose cientos de personas, empresas y organizaciones sociales y políticas a la conversación, en el nuestro no hemos conseguido dar ese salto .
Algún error habremos cometido cuando, mientras en otros países europeos cualquier workshop se llena de políticos locales y técnicos, en el nuestro apenas logramos congregar un par de decenas de caras conocidas, y siempre las mismas
Alguna autocrítica deberemos hacer, no de nuestros objetivos, sino de nuestras tácticas, que a todas luces se han quedado cortas, mostrándonos un paisaje en el que si no somos capaces de reaccionar con prontitud, abocaremos a nuestro país a un nuevo atraso histórico respecto a los países más desarrollados, un atraso que puede ser letal.
Y les dejo una pequeña reflexión: La absoluta totalidad de iniciativas exitosas de Open Government, Open Data, participación y transparencia tienen un mismo origen, la política, de hecho son hijas de fuertes liderazgos políticos. De políticos avanzados, comprometidos e inteligentes que han comprendido que el juego ha cambiado, se ha hecho más complejo y con más actores, un juego nuevo que presenta nuevos problemas y necesita nuevas respuestas.
Si no somos capaces de buscar aliados en el mundo político, apostando por líderes y equipos que crean en estas propuestas, ayudándoles a integrar estas ideas en sus programasy poniéndolas en marcha desde dentro de sus equipos y seguimos encerrados en nuestra blanca, brillante e impoluta torre de marfil, dentro de otros cinco años todo esto seguirá siendo igual, teorías de barra de bar y conversaciones de abuelos con la vieja cantinela deaquello que pudo haber sido y no fue.
Si queremos gobierno abiertos, es hora de apostar por la política.