Por: Diana Rubio
La sociedad se encuentra inmersa en multitud de tendencias y diferentes movimientos que marcan un hito, un tiempo o una época determinada.
Todas estas corrientes, encuentran significado mayoritariamente en unos ciudadanos preocupados que apuestan por la responsabilidad social, valor que comienza a estar en alza entre la ciudadanía, donde encuentran su mayor exponente en las campañas de sensibilización a la población.
Los cambios sociales y culturales se evidencian principalmente cuando estas campañas de sensibilización consiguen impactar y se convierten en una tendencia en si misma, traspasando fronteras y tiempos de ejecución.
Algunas se llevan a cabo con algún motivo concreto, otras, se basan en acciones específicas para ser diferentes al resto, pro apostando por el fomento la solidaridad y la concienciación de la sociedad internacional.
Un claro ejemplo de como una campaña de sensibilización social pasa a ser una tendencia internacional fuera de su propi alcance es Movember, que comienzó su andadura en Australia en el año 2003 y ha conseguido convertirse en una iniciativa global donde se apoya la lucha contra el cáncer de próstata y testículos, consistente en dejarse bigote o lucirlo en la ropa o complementos durante el mes de noviembre de cada año, ya que el dia 19 de ese mes, es el dia internacional del hombre como manera de empatía y apoyo a quienes se enfrentan a estas enfermedades.
Esta campaña considero que ha sido una de las mas acertadas de los últimos años, ya que ha conseguido sobrepasar su objetivo y convertirse en un nuevo modo de vida, aglutinando reconversiones de diferentes tribus urbanas y dando lugar a la aparición de los nuevos “hipsters”. En definitiva, los bigotes, están de moda.
Esta tendencia basada en bigotes, ya tuvo sus adeptos en genios como Dalí o Chaplin que supieron lucir este complemento natural masculino de manera única y darle una visión innovadora y creativa unido a sus profesiones y patrimonio cultural.
Pero hay que recordar que estas tendencias basadas en bigotes, también encuentran en la política algunos ejemplos personificados que hacen caer en una percepción diferente incluso negativa de lo que significa ostentar este complemento masculino.
El bigote forma parte del look político, para bien o para mal. Algunos han sido conocidos por llevar detrás corrupción, manipulación y malas prácticas políticas. Bigotes políticos famosos como el de Hitler, Carod Rovira, Raúl Castro o Aznar, también han dado la vuelta al mundo y un valor único a cada uno de ellos. Incluso esta tendencia de llevar bigote la hemos podido ver en campañas políticas como la de Venezuela en favor de Maduro, donde el símbolo característico era el bigote.
Por tanto, aunque la percepción que se tiene a día de hoy del bigote como un elemento característico de una tendencia positiva, de una sociedad preocupada con ganas de cambiar el mundo, siempre habrá algunas características buenas y no tan buenas que seguirán pesando sobre los bigotes de los políticos y que a su vez los harán seguir siendo únicos y exclusivos de cada uno de sus dueños, eso sí, añadirán a sus perfiles el ser embajadores de la corriente del bigote.
Fuente: Política y Protocolo