Por: Diana Rubio
La comunicación política ha estado avocada a la normalización en su ejecución, hasta que las nuevas tecnologías irrumpieron en su día a día.
Son estas las que han revolucionado el panorama comunicativo en sí mismo, tanto de manera interna como externa. De hecho si nos basamos en estadísticas que estudian el impacto y leemos acerca de periodos electorales alrededor del mundo, veremos que Internet y concretamente las redes sociales, necesitan de sus propias estrategias comunicativas, siempre coherentes y realistas con la estrategia general y las acciones a realizar que englobe.
Ahora lo que más utilizamos dentro de las nuevas tecnologías son nuestros dispositivos móviles, y por ello, necesitaremos adaptar a estos aparatos la información, publicidad y en definitiva los procesos de intercambio e interacción entre los usuarios interesados o público objetivo de un determinado asunto o temática. El resultado de ésta adaptación, se llama App, o aplicación móvil.
Nuevos términos que definen sistemas operativos, modelos móviles y su relación con juegos, herramientas cotidianas, información, actualidad, interactuación y un largo etcétera ocupan las temáticas de este nuevo sector donde también encuentra su hueco la comunicación política. Si hablábamos de gamificación política hace unos meses, un ejemplo claro de este elemento novedoso lo encontramos en las llamadas “apps” creadas para ello.
Éstas aplicaciones móviles han sido un gran descubrimiento en las campañas electorales iberoamericanas, no sólo a nivel estatal, sino también en elecciones de menor ámbito geográfico. Si extrapolamos este asunto a campañas en España, las aplicaciones móviles tuvieron bastante éxito en las pasadas elecciones nacionales de 2011, donde encontrabas información actualizada al momento de los actos que se realizaban, vídeos, programas electorales y fotografías exclusivas, por recordar algunos contenidos.
A día de hoy, esas aplicaciones realizadas a nivel nacional, comienzan a proliferar y a realizarse a niveles locales y autonómicos, incluso monotemáticas sobre un político determinado, lo que nos da la clave de los nuevos escenarios en este terreno; la política de proximidad a la ciudadanía con información relevante y cercana al lugar en el que residen.
Un ejemplo de ello, es la aplicación móvil que la agencia Minister of Munitions ha creado para el PSOE en Valencia, donde da a conocer figuras del partido en la localidad, información relevante y próximos eventos y actos, permitiendo el compartirlo en las redes sociales que todos conocemos.
Incluso vemos como estas aplicaciones móviles también actualizan la comunicación de las instituciones públicas, como es el caso de la Casa Real española y su didáctica y novedosa aplicación dirigida a los pequeños de la casa, donde podrán aprender curiosidades de esta institución y sus miembros e interactuar con diferentes juegos creados para ello.
Siguiendo dentro de la propia comunicación política, estas herramientas informáticas creadas para adaptar contenidos a los móviles tienen según mi criterio, ventajas y desventajas; por un lado la gratuidad en su descarga y utilización, lo que fomenta la participación de mayor público, junto con el aglutinar información con material audiovisual e incluso juegos para aumentar el tiempo que se mantienen abierta junto con la interacción son grandes atributos. De otro lado, existe una tendencia a eliminar las aplicaciones tras el periodo electoral, que debería convertirse en un reciclaje de la misma, ya que la propia campaña todos sabemos que se realiza de manera permanente aunque se acentúe durante unos determinados días.
En definitiva, considero que las aplicaciones móviles aún se están situando en el terreno de la comunicación política, donde su uso electoral deberá ser mayor en el tiempo y su utilidad referente a información de proximidad junto con permisividad de interacción con la ciudadanía local o autonómica convertirse en la clave de su puesta en marcha.
Fuente: Política y Protocolo