Por: Diana Rubio
En estos últimos días, hemos asistido a un cambio significativo en la historia contemporánea española; la abdicación del Rey Juan Carlos I y proclamación de su hijo, el ya Rey Felipe VI.
Los diferentes actos realizados ayer y hoy, dejan entrever lo que considero una transformación de la monarquía, propia de la adaptación a los nuevos tiempos y que ha manifestado en el discurso del reciente monarca.
No solamente las figuras cambian, el escudo, el protocolo y el estilo que portan también lo hacen, sin perder de vista un pasado reciente en el que esta institución ha sido protagonista.
La mezcla entre tradición y modernidad, queda reflejada en la nueva Familia Real, a través de diferentes aspectos de los que hemos sido testigo en los actos que referencian el cambio.
En la solemnidad del ceremonial y a través de un protocolo exquisito en el acto de sanción de la ley orgánica de abdicación, asistimos a la firma del Rey Juan Carlos del documento en el cual se indicaba el fin de los 39 años de reinado, y pasaba el testigo a su hijo, siendo el abrazo y posterior gesto de ceder la silla de Rey o la 1º posición de presidencia protocolaria a Don Felipe muestras de la nueva imagen monárquica que España ya tiene.
Ha sido durante la mañana del día 19 en los diferentes actos que se han llevado a cabo con motivo de la proclamación de don Felipe VI como Rey de España, donde la evolución hacia una monarquía adaptada a los nuevos tiempos ha pisado con fuerza.
La imposición de padre a hijo del fajín rojo, símbolo del Capitán General de las Fuerzas Armadas, el camino a las Cortes, el recibimiento militar y de autoridades, revista a tropas y acto de proclamación en sí, en el que ha habido una ausencia latente para no restar protagonismo a su hijo, ya forman parte de la historia española, al igual que su primer discurso como Rey, durante el cual el nerviosismo y la emoción se palpaban a través de los titubeos y la voz entrecortada que le ha asaltado en varias ocasiones.
Ha comenzado por el agradecimiento a sus padres y a la labor como Reyes que han realizado hasta hoy, se ha acordado de las víctimas del terrorismo, de la crisis que vivimos y de la importancia de paliar el paro a través de la creatividad y la innovación. El Rey Felipe VI apuesta en estos tiempos nuevos, por una Corona, íntegra, honesta, cercana y transparente y una España unida y diversa en la que cabemos todos, despidiéndose en los diferentes idiomas patrimonio de nuestro país.
Uno de los aspectos protocolario se ha plasmado en los símbolos seculares (Cetro y Corona) presentes durante el juramento, en el que cualquier símbolo religioso ha quedado fuera de escena, como Estado aconfesional que España es.
Un paseo por el centro de Madrid hasta el Palacio Real donde reciben los vitores de los ciudadanos que allí se concentraban, la salida al balcón decorado con el color carmesí que caracterizará el nuevo escudo de Felipe VI y la posterior recepción con mas de 2000 invitados, dan por finalizados los actos de referencia a los nuevos monarcas.
La ternura ha quedado plasmada en las que bajo mi punto de vista, han sido las protagonistas mas observadas, la princesa de Asturias, Leonor y su hermana, la infanta Sofía. Ambas miraban a su alrededor con asombro y seguían las indicaciones protocolarias que tanto su padre como su madre les daban en cuanto a donde colocarse y a quien les daban la mano en el saludo posterior al acto de proclamación, demostrando curiosidad por lo que les sobreviene y disfrutando a su manera de tan importante momento.
Esta nueva imagen de la monarquía a la que hago referencia, también se ve acrecentada por la Reina Letizia; su vestimenta totalmente diferente a la que muchos esperábamos pero igualmente sobria y elegante y demostrando en público el cuidado y amor por sus hijas a través de miradas, sonrisas y suaves gestos, unido a la postura de naturalidad que ha adoptado para ir mostrando a Princesa e Infanta los diferentes momentos que han conformado los actos a los que han asistido hoy, dan como resultado la transformación de una Princesa sería y fría a una Reina cercana y afectuosa.
Creo que nos queda mucho por ver, conocer, debatir y reflexionar sobre lo que este cambio supone en nuestro país y a nivel internacional. Esperemos nuevos acontecimientos, ¡Viva el Rey!
Fotos: EL Mundo, Ideal, Abc, El País.
Fuente: Política y Protocolo