Qué son los sistemas de partidos?

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Por: Darío Ledesma

Se entiende por sistemas de partidos  la composición estructural de la totalidad  de los partidos políticos en un Estado. Los elementos tratados por los investigadores  de los sistemas de partidos, son los siguientes:

a)    El numeró de partidos.

b)    Su tamaño

c)    La distancia ideológica entre ellos

d)    Sus pautas de interacción

e)    Su relación con la sociedad o con grupos sociales

f)     Su actitud frente al sistema político

Respecto a los sistemas de partidos en un Estado democrático el punto de intersección donde convergen todas las fuerzas políticas; todo lo que es de importancia política encuentra su lugar dentro de los partidos y las relaciones entre ellos.

La importancia de un partido no resulta necesariamente de su existencia y en un sistema  de partidos concreto para la formación de coaliciones o de mayorías. También el comportamiento del electorado  obtiene su peso  dependiendo de la estructura del sistema de partidos.

Los primeros intentos para explicar la estructura de los sistemas de partidos mediante factores institucionales se concentraron  en encontrara las causas de la diferencia del numero de partidos en el sistema de partidos, que inicialmente se dividieron en sistemas de partido único, bipartidismo y multipartidismo.

En los cincuentas Duverger encabezó al grupo de investigadores que pusieron el acento en el factor “sistema electoral” para explicar la estructura y el desarrollo de los diferentes sistemas de partidos.

Para Sartori y La Palombra la estructura de los sistemas de partidos está determinada por más variables; con esto comenzó a distinguir varios tipos de sistemas de partidos. Sartori parte de la distinción, ante todo  dentro de los sistemas pluripartidista, entre pluralismo moderado y pluralismo extremo.

La Palombara y Weiner en su intento por clasificar los sistemas de partidos, introdujeron una serie de criterios cualitativos: por un lado la distinción entre sistemas competitivos, y no competitivos; y por el otro una especie  de modelo básico de la orientación o del comportamiento de los partidos entre los polos ideológico y pragmáticos. Finalmente introdujeron la diferenciación según la relación de fuerzas de los partidos, sujeta al concepto de la alternancia (dos partidos son más o menos igualmente fuertes y pueden sustituirse en el gobierno)  y hegemonía (de un partido).

En el ámbito de los sistemas  competitivos, La Palombara y Weiner distinguen cuatro subtipos de sistemas  de partidos:

a)    Con alternancia ideológica

b)    Con alternancia pragmática

c)    Ideológicamente hegemónico y

d)    Pragmáticamente hegemónico

En los años setenta, Sartori extendió su tipología en varios aspectos: amplió el marco de investigación más allá  de los casos conocidos y aumento el número de tipos de criterios para determinar los tipos. El criterio básico sigue siendo el número de partidos, pero Sartori  para determinar cada tipo, introduce alternativamente otros criterios.

En virtud de que también trató el aspecto dinámico del cambio en los sistemas de partidos, Sartori ordenó los tipos en un continuum.[1]

En la investigación internacional sobre los sistemas de partidos, en la mayoría de los casos, se trabaja hoy con la tipología de Sartori. Está parece lo suficientemente diferenciada como para reducir, realmente la múltiple realidad a un punto de partida conveniente para el análisis y para las afirmaciones teóricas.

 Finalmente se atribuyo mayor importancia  al modo  de funcionamiento  de los sistemas  de partidos, particularmente al modo de formación  y de alternancia de los gobiernos. M. Lipset y Stein Rokkan han dado una explicación socioestructural del origen de la estructura y de la continuidad  de los  sistemas de partidos. Intentaron comprender  el desarrollo de los sistemas de partidos europeos mediante determinados clivajes sociales. Esas  tensiones  sociales  se pueden  reducir a problemas que son consecuencia de dos procesos; la formación del país (revolución nacional) y el proceso de industrialización (revolución industrial).

Según Lipset y Rokkan los sistemas de partidos están sujetos a la estructura social y las instituciones (entre otras, el sistema electoral) e hallan insertas  en el marco  del sistema de conflictos existente.

Si se sostiene que la estructura del sistema  de partidos depende del sistema de clivajes, los sistemas  de instituciones convenidos corresponden más o menos a los sistemas  de partidos fundados en la estructura social.

Sin embargo, la estructura de los sistemas de partidos no se debe explicar en forma lineal y determinista. La causalidad  es circular, o sea, los efectos repercuten a su vez en las causas. La causalidad también es relativa en el sentido de que una relación causal concreta (la estructura de un sistema de partidos en un país en un periodo determinado) los grados de acción  de los factores puestos en relación reciproca (sistema de partidos, sistema electoral y estructura social) varían respecto de lo que es causa y de lo que es efecto dentro de la interrelación. En el contexto  de esas reflexiones sobre conocimientos teóricos generales, estos dos enfoques de investigación no satisfacen cada uno por sí mismo. La capacidad explicativa de cada uno de ellos es sólo parcial ya además existe el peligro de que sea lineal y monocausal. Si se quiere evitar esas fallas, la combinación de argumentos explicativos de ambos enfoques de investigación aparece como el único camino viable.

Los sistemas de partidos se valoran  desde distintos  puntos de vista. En la mayoría de los casos el criterio de compatibilidad del tipo de sistema de partidos con las exigencias, las expectativas que se tienen  acerca de la representación política y del sistema democrático, ocupa un primer plano. Partiendo de las medidas de valoración de una representación justa y de la capacidad de funcionamiento de la democracia  se consideraa priori  un número mayor o menor de partidos como adecuado.

La concepción de las instituciones democráticas y de los procesos democráticos, denominada democracia de concordancia  (de compromiso), considera otras  funciones  para valorar los partidos.

La valoración de los sistemas de partidos, tanto en la ciencia como en la política, depende de posiciones básicas aún más generales. Éstas son el resultado de supuestos casi filosóficos, de validez general sobre un principio preestablecido, el cual conforma la estructura de fenómenos sociopolíticos y el comportamiento de actores sociales y políticos, o permite, por lo menos ordenar categóricamente esos fenómenos.

Según estas posiciones fundamentales, el mundo de los fenómenos investigados se percibe  como con una estructura dualista o triádica, o determinado por un centro o que parte de un punto cero.

Von Beyme, por su parte destaco la formación de un centro en distintos sistemas de partidos  como una tendencia contraria  a la tesis del dualismo, la cual favoreció, en las investigaciones sobre sistemas de partidos y sistemas electorales, la valoración de los sistemas de partidos concretos según su cercanía con el dualismo idealizado y a crear la mística del sistema bipartidista. En la investigación internacional sobre el sistema de partidos la valoración a priori a perdido terreno.

[1] Sabemos cuales son los ejemplos: partido único, hegemónico, dominante, sistema bipartidista, pluralismo moderado y pluralismo polarizado.

Fuente: Blog de Darío Ledesma