Por: Alejandro Contreras
Hoy en día estamos ante un universo mediático de información, en donde el éxito de todo emprendimiento, ya sea a nivel particular, corporativo o gubernamental, obedece esencialmente a la comunicación, es necesario desarrollar un perfil positivo y armónico a los objetivos de cada actor, en este caso el gobierno.
Como resultado de ello cada día más, y poco a poco se ha ido venciendo la visión de centrar y darle sólo importancia a la información dentro de los procesos electorales, pues se debe tener siempre presente que la comunicación no termina en el momento de la elección, cuando la campaña electoral concluye, todo lo contrario, es este el momento más importante para fortificar el proceso, ya que quien ganó la elección desde ese momento esta ejerciendo poder en la población y de allí surgen variados desafíos nuevos. Hoy más que nunca, los habitantes reclaman de sus gobiernos que informen a diario y que comuniquen efectivamente.
Las aglomeraciones sociales de hoy, al igual que las empresas, cada vez menos se sobrellevan en una relación de jerarquía, lo hacen con base a la reciprocidad de información, y es allí donde la comunicación es vista como una de las funciones vitales de un gobierno. Un gobierno que aplica una estrategia de comunicación célebre y de alta credibilidad, gozará de soporte popular y conseguirá hacer mucho más que un gobierno que mantiene a la sociedad desinformada y por ende descontenta. La comunicación de gobierno no sólo es importante en el trascurso de la gestión, si no que es asimismo muy relevante hacia el final de un mandato, para asegurar la mejor salida en términos de percepción del gobernante. La imagen de un político o de un gobierno se define por la apreciación que la gente tiene del mismo y esa imagen percibida se convierte en la imagen real que el público tiene de los protagonistas en cuestión.
La política es por ende tiene una práctica mediática, donde a diferencia del pasado, no sólo importa la cobertura de la política fundamental, sino lo de lo político como significación cultural, desde donde se interpreta y se construye la noticia. Es así como Murray Edelman1 nos explica que la política cada vez necesita más de la comunicación, la política es un devenir social en el que no existen vicisitudes incomunicadas, todo lo contrario, son incidentes estimulados por diversas tácticas que obedecen a los beneficios de los intérpretes. El público crea una imagen de un político o de una institución a lo largo del tiempo, a través de un proceso de acumulación de información que recibe sobre ellos; ya sea sobre su personalidad, su trayectoria política, su vida familiar, empresarial, su comportamiento en tiempos difíciles y todos los demás elementos que influyen en este proceso. Por este motivo, expresamos que el proceso de imagen no puede ser un simple esfuerzo cosmético. Esta imagen es la que va a ir creando la credibilidad y reputación que con el transcurso del tiempo se traduce en confianza, por ende para lograr una imagen efectiva, coherente y constante, es preciso trabajar diligentemente sobre varios aspectos del protagonista de manera que logre comunicar positivamente la imagen que desea. El objetivo final del desarrollo de imagen es lograr que la percepción de la gente sobre un protagonista se asemeje en el mayor grado posible a la imagen que el mismo desea transmitir.
La comunicación gubernamental debe estar pensada sobre la base de un planteamiento a largo plazo. No se puede gobernar bien y comunicar mal. Toda comunicación debe tener un objetivo y una lógica de control de riesgos. En conclusión, “lo más importante para un gobierno es comunicar. Y comunicar bien” (Sanchez Galicia).
Fuente: Blog de Alejandro Contreras