La más reciente arena de confrontación política es internet y las redes sociales. De hecho, desde las posturas ciberoptimistas se defiende su importancia clave para el resultado final en la contienda electoral, mientras que actitudes más ciberpesimistas, ponen en entredicho su relevancia. En cualquier caso, lo que si parece recomendable para cualquier candidato político es tener presencia en el ciberespacio y gestionarla de una forma eficiente.
Lo que también parece obvio es que la cada vez mayor e imprescindible penetración de las nuevas tecnologías en nuestra forma de vida está cambiando nuestra manera de interactuar en la política. En este sentido, y con las recientes elecciones de mitad de mandato estadounidenses como telón de fondo, el Pew Research Center ha analizado la forma en que sus votantes siguen las campañas electorales.
Así, en el estudio “Cell Phones, Social Media and Campaign 2014”, realizado entre el 15 y el 20 de octubre y publicado el pasado 3 de noviembre, se ponen de manifiesto datos que avalan el creciente uso de los teléfonos móviles y los medios sociales para acceder a la información política y electoral.
Entre las principales conclusiones del estudio destaca que la proporción de estadounidenses que utiliza sus teléfonos móviles para hacer un seguimiento de la información política y las campañas electorales se ha duplicado en comparación con las últimas elecciones de mitad de mandato de 2010 (un 28% frente al 13%). Además, el número de votantes registrados que seguían a sus candidatos u otras personalidades políticas en las redes sociales, principalmente Facebook y Twitter, también crecía hasta alcanzar el 16% (superando el 6% de 2010).
Respecto a la franja de edad más proclive a participar, son las personas de entre 30 y 49 años los que más incrementan esta tendencia (comportándose de forma similar a los de 18-29 años) y el 40% -frente al 15% de hace cuatro años- utiliza su teléfono móvil para seguir la campaña electoral y el 21% sigue a los políticos en las redes sociales (triplicando el 6% de 2010).
Otro dato interesante es que este comportamiento no tiene sesgo partidista ya que tanto republicanos como demócratas ofrecen datos de conducta similares.
Y en cuanto a las motivaciones para usar dispositivos móviles para consumir información política, el 41% aduce que para enterarse antes que otras personas, siendo su principal razón para seguir a los candidatos en las redes sociales (el 78% considera que lo que publican es interesante y relevante), y el 26% para obtener información más fiable de la que puede obtener a través de los medios de comunicación tradicionales. Incluso el 35% respondía sentirse así más conectado personalmente a los candidatos
Por último, los consumidores de información política son más activos que el resto de estadounidenses ya que, por ejemplo, son más propensos a alentar a sus conocidos a votar o apoyar a un candidato (58% frente al 37% que no siguen noticias en sus móviles) y asistir a eventos de campaña (11% por el 6%), aunque se comportan igual a la hora de hacer contribuciones de campaña u ofrecerse voluntarios para ayudar a un candidato. Y los estadounidenses que siguen a los candidatos en las redes sociales también tienden a ser más comprometidos en diversos aspectos de la campaña electoral: se ofrecen voluntariamente a participar en las campañas (11% frente a 4%), contribuyen económicamente a la misma (21% frente a 11%), asisten a actos (13% frente a 6%) y animan a sus amigos a votar por sus candidatos (62% frente a 39%).
A la vista de estos datos, teniendo en cuenta que Estados Unidos marca la pauta de por dónde se desarrollarán las campañas electorales, y que los votantes, cada vez más, eligen los dispositivos móviles y las redes sociales para consumir información política, parece claro que los partidos y candidatos deberán perfeccionar sus estrategias en estos medios para llegar más y mejor a los ciudadanos.
* Éste artículo ha sido escrito para la revista “El Molinillo” de la Asociación de Comunicación Política (ACOP), número 70, de noviembre de 2014. Entregado el 18 de noviembre de 2014.
Fuente: Blog de Ignacio Martín Granados