Por: Diana Rubio
La comunicación política abarca cierto volumen de herramientas que ayudan a transmitir los mensajes al público objetivo de manera estratégica. Pero esos utensilios derivados de los procesos comunicativos, es necesario saber utilizarlos, tener conocimientos sobre su uso o en caso negativo, apostar por profesionales de la materia.
Los eventos, forman parte de esos elementos de la comunicación que podríamos incluir en los no convencionales. Esta herramienta encuentra su mayor ejemplo en la comunicación política en los mítines, macroeventos abiertos al público que se utilizan para persuadir al electorado y reafirmar a los afiliados y simpatizantes a través de la centralización de diferentes discursos.
Este macroevento, suele ser popular de las campanas electorales pero no se celebra sólo en ese periodo, sino que se reparten a lo largo y ancho de cada país y se realizan con cierta asiduidad, lo que puede justificar aquellas teorías de la campaña permanente.
La estructura de un mitin suele ser habitual entre todos los partidos políticos, que pueden añadir actuaciones en directo musicales, teatrales o incluso cómicas, proyectar un vídeo o someter a los oradores a un turno de preguntas del público apostando por el debate.
Lo que normalmente si cambia de unos mítines a otros es la escenografía y la identidad del evento que suele estar unida a la del partido político que lo celebre, aspectos que ayudan a hacerlos únicos.
En España la inspiración principal a la hora d diseñar un mitin, proviene de los países anglosajones, concretamente de Estados Unidos y su disposición de escenarios, asientos y decoración alrededor del espacio en el que se lleve a cabo.
Si hay un aspecto que se suele repetir en el tiempo y que ayuda a entender la originalidad y exclusividad de cada mitin es la existencia de espacios que se han convertido en emblemáticos para la política, ya que se suelen utilizar por la mayor parte de los grupos políticos existentes como un espacio con significado propio, que conlleva un antes y un después en las organizaciones políticas que lo utilizan como lugar de celebración.
En España, la plaza de toros de Vistalegre en Madrid es uno de esos lugares, donde podemos ver como hasta 3 partidos diferentes lo han utilizado para su reafirmación ante los afiliados, creación de partido o despedida de alguno de sus dirigentes.
Lo que se debe buscar es que un mitin se lleve a cabo de manera profesional y que realmente transmita el mensaje que se quiere mostrar, utilizando los medios necesarios para ello. En el caso de no contar con ellos, existen diversas opciones para finalmente poder llevarlo a la realidad.
Si no se cuenta con experiencia y conocimientos propios de los eventos, en este caso políticos, es preferible no realizarlo ya que nos arriesgamos a no conseguir los objetivos que se buscan y puede terminar siendo un ejemplo de mala organización, incluso mostrar debilidades a los adversarios y al electorado que podrían pasarle factura en futuros procesos electorales, dañando por tanto la imagen y reputación del partido.
Por tanto, antes de llevar a cabo un mitin, seamos cautos y pensemos en su correcta organización , si es necesaria ayuda para ello y tener claros los objetivos a conseguir con su puesta en marcha.
Evento es imagen, es coherencia.
Fuente: Blog Política y Protocolo