Twitter y el arte de la simulación

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Por: Javier Sánchez Galicia

En redes sociales, la campaña electoral en México se define por el simulacro. Simular significa aparentar lo que no se tiene. Pretender asentar en el imaginario colectivo que la cantidad de seguidores de candidatos online, equivale a la tendencia de los votantes offline.

Twitter es una arena fértil para batallas políticas, un mecanismo para ejercer presión social en asuntos públicos, pero también se aprovecha para difundir información falsa y emprender guerras sucias. Las elecciones locales en el Estado de México durante 2011 y las presidenciales en 2012, dejaron al descubierto la producción de simulacros en twitter. Las elecciones 2015 también evidencian la falta de capacidad de candidatos y la poca creatividad de sus asesores.

¿Cómo se observa la producción de simulacros políticos en Twitter?. La investigadora sobre Social Media, del Tecnológico de Monterrey, Paola Ricaurte identifica dos estrategias principales: los acarreados digitales (bots y no bots) y la producción artificial de Trendings Topics.

Simulacro 1

Pesudoseguidores o acarreados digitales. Creencia de que el número de seguidores equivale al grado de aceptación social. En los equipos de campaña queda claro como opera el simulacro y su clasificación (Ricaurte, 2011):

a) acarreados fantasmas (cuentas vacías)
b) bots (programados para tuitear)
c) acarreados activos (pagados para tuitear)

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Un bot (derivado de la palabra Robot) es una cuenta ficticia, activa, encadenada a una herramienta de administración de cuentas de Twitter que se utiliza para retuitear (RT), seguir otras cuentas (Follow) o generar tendencias (TT). El mensaje se repite en diversas cuentas interconectadas, lo que permite que la conversación crezca, el algoritmo detecte la tendencia y se convierta en Trending Topic por algunas horas.

Un Follower falso es un tipo de cuenta inactiva o activa, muchas de las veces con IP poco detectable o ubicada en otro país que se agrega a los followers del candidato al que se apoya, o bien, sirve para atacar una cuenta específica en las estrategias de guerra sucia en la red. Estos se pueden comprar desde un precio de cinco dólares. La ausencia de reacción o conversación tiende a desplomar el engagment, indispensable para lograr un nivel de confianza aceptable.

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El pseudoacontecimiento o la fábrica de Trending Topics se asocia al primero con la producción de hashtags de apoyo al candidato y operación de bots para generar tendencias. Los trendings topics son un mecanismo de establecimiento de la agenda en twitter. Al “destacarse” un tópico en la escena virtual, se hace visible y se convierte en parte del imaginario colectivo. El Hashtag se convierte en una construcción artificial de la agenda pública, retomada por la agenda mediática.

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En las actuales contiendas electorales en México se agrega otro tipo de simulacro en Twitter: la guerra sucia. Desde el inicio de la campaña se instala un ejército de bots que atacan o defienden a ciertos candidatos. Bajo algún tipo de #Hashtag se construye una batería de tuis que pretenden viralizar y convertirlo en TT. En realidad esta estrategia sólo logra distraer a los candidatos de su campaña offline para concentrarse en defender su presencia online.

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En la actualidad es muy fácil identificar a los bots y a este tipo de simulacros: red de seguimiento, intensidad de publicación, coherencia en el perfil, información biográfica del perfil, avatar y el mapeo de propiedades. En este caso mediante herramientas de Social Graph se puede identificar si tiene presencia en la red. O bien, el MentionMap permite ver la interacción con otras cuentas, probablemente con otros bots y hashtags que atacan o defienden.

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Twitter se ha convertido en el nuevo espacio público para la deliberación y la confrontación de las ideas. Pero también es es la nueva escena virtual para el descrédito y el señalamiento público. Un lugar donde no hay reglas estrictas en la guerra por el poder; donde la opinión, la crítica, la inmediatez, la confirmación del dato, no tienen mediación y validación.

¿Qué puede hacer un candidato para detener o defenderse ante la ola de ataques de un ejército de bots? ¿Tiene que contestar? ¿Debe ignorarlos? ¿Se resigna a quedarse con la calumnia que está almacenada en la nube? En términos legales no se puede hacer nada, más que un llamado a la cordura. Y en términos estratégicos, alinear su campaña en linea con la que tiene en otros medios. Es decir, si atacar o contra atacar lo marca su estrategia, en eso debe basar su decisión.

Fuente: Blog de Javier Sánchez Galicia