Afortunadamente, todo está cambiando en cuanto a política se refiere, aunque estos cambios estén dándose por una situación límite provocada, primero, por las formas obsoletas de practicar y comunicar (sobre todo) la política, y segundo y en consecuencia, por la desafección de los ciudadanos hacia ella.
Debido a la crisis y a los múltiples casos de corrupción que venimos sufriendo, parece (y es una muy buena noticia) que la sociedad española vuelve a sentirse responsable de exigir a sus representantes que rindan cuentas de sus actos. Una tendencia que desde el 15M, comenzó a evidenciar que el establishment del que había disfrutado el bipartidismo desde el inicio de la democracia, podía estar por primera vez en riesgo.
Esta situación propició la aparición de diversos partidos emergentes, que predican no tanto nuevas formas de hacer política, sino, más bien, nuevas formas de hacer al ciudadano partícipe de la política. Esta competencia ha obligado a los viejos partidos a esforzarse por adquirir nuevos hábitos, ya no para ganar votantes, base de su estrategia, sino para frenar la sangría de votos que padecen gracias a los nuevos actores del escenario político español.
Personalmente, tengo la duda de saber si estos cambios están siendo adoptados por la convicción de su necesidad o por imitar lo que funciona mejor. Pero el camino hacia esa nueva política acaba de comenzar, y los primeros pasos no pueden servir para conformarse con un insignificante avance. Dijo Joichi Ito en 2011 que «las voces serán más importantes que los votos», yo me atrevo a asegurar que ya hoy, las voces son más importantes que los votos.
El factor que ha impulsado esta situación, es la importancia que ha adquirido la comunicación digital y móvil en nuestra cultura. Un contexto en el que la ciudadanía ha aprendido a empoderarse y a tomar conciencia de su dimensión global y social a partir de un uso intensivo de la tecnología.
Ha quedado atrás la época donde radio, prensa y televisión eran los medios por excelencia para difundir el mensaje político, aunque la televisión sigue estando en una posición destacada debido a su alcance y formato. Actualmente es indiscutible que el móvil e internet se han convertido en los protagonistas, instrumentos que han proporcionado a la comunicación política una nueva dimensión. Ya no se usa para transmitir un mensaje, ahora la usamos para dialogar.
La concepción de la relación de las organizaciones políticas con su público ha de centrarse en la participación con éste. La tecnología ya no es una elección, sino una obligación para interactuar con los ciudadanos, que se comunican y actúan a través de sus dispositivos, han pasado de ser militantes a convertirse en activistas. Quieren ser protagonistas, quieren tener derecho a decidir e influir. No se conforman con ser simples receptores pasivos. Ellos pueden y deben participar en la regeneración democrática. No aceptan tutelas ni dirigismos, son exigentes y vigilantes.
Son ciudadanos que toman la palabra y también la voz y la imagen. Muchos activistas consideran que deben ofrecer su propia versión de los hechos frente al silencio, la manipulación o la inexactitud de las informaciones publicadas, bien por los medios, bien por los propios partidos. Las organizaciones políticas deben entenderlo y adaptarse a esta nueva realidad, la red ha demostrado a los partidos que si no hacen política con los ciudadanos, los ciudadanos harán política sin los partidos.
Sin embargo, este escenario puede resultar beneficioso para las organizaciones políticas si saben aprovecharlo. Los avances tecnológicos también sirven para involucrar a los ciudadanos en la actividad del partido, sean afiliados o meros simpatizantes. Han de buscar fórmulas para comenzar a tratar a las personas a las que se dirigen como público interno, porque es mejor un simpatizante en la red que un afiliado de carnet.
La política debe salir de las sedes y estar presente en las redes, debe pasar de la calle, de los mítines puntuales y unidireccionales, a la escucha activa y a la conversación permanente de los dispositivos móviles. No comprender este fenómeno puede implicar un peligroso error. Utilizarlo, en cambio, ofrece un enorme abanico de posibilidades en constante innovación. La batalla política de los próximos años tendrá lugar en un nuevo entorno, móvil y personal, y la ganarán los partidos que en lugar de pensar en las siguientes elecciones, se preocupen por las nuevas generaciones.
Whats App
Aunque esta herramienta de comunicación masiva tan popular ya ha empezado a utilizarse desde algunos partidos, creo que sus enormes posibilidades están siendo desaprovechadas, al menos en nuestro país. De momento, se han limitado a ofrecer la posibilidad de conversar a través de WhatsApp con determinados candidatos (su función se ha restringido a periodo electoral), siendo, en mi opinión, el verdadero objetivo proyectar una imagen de transparencia y no proporcionar un servicio al ciudadano.
Esta iniciativa, además, obtuvo unos resultados confusos. Los candidatos recibieron miles de mensajes a través de WhatsApp, lo que hizo que muchos tuvieran que ayudarse de equipos de voluntarios para atenderlos todos, perdiendo la esencia última de la acción. Por otra parte, ¿qué diferencia contactar con el candidato a través de WhatsApp o hacerlo a través de Twitter, su página de Facebook (si la tiene), o correo electrónico? Cambia el canal, pero al final, es lo mismo.
Otra utilidad muy interesante que nos ofrece WhatsApp, son los grupos, pero por sus características, es difícil que puedan resultar prácticos para la comunicación con afiliados o simpatizantes, debido sobre todo a su limitación de usuarios y a que como seguro que todos nosotros sabemos, acaban convirtiéndose en un gallinero. En cambio, estos grupos orientados a la acción política, a ser grupos operacionales, de respuesta rápida, sí que dan excelentes resultados.
Por último, queda una función poco utilizada, que considero puede ser de gran relevancia para una organización política, las listas de difusión. Esta opción vendría a asimilarse al convencional boletín a través de correo electrónico, pero con unas propiedades muy superiores. En este caso, sería el propio partido el que facilitaría un número de contacto, que servirá a su vez para atender a los ciudadanos, afiliados o simpatizantes, como otro canal de comunicación personal. A éste número, escribirían aquellos interesados en inscribirse en la lista de difusión (no debemos pasarnos, enviar un máximo de 2-3 mensajes diarios es suficiente para no saturar). Esta persona debe también introducir el número del partido en la agenda de su dispositivo, ya que de lo contrario, no recibirá los mensajes enviados.
WhatsApp presenta la posibilidad de hacer circular con rapidez elementos audiovisuales en tiempo real, y gracias a las listas de difusión no corremos el riesgo que podemos tener en un grupo, llegando a un alto número de participantes y haciéndolos sentir participes de la acción, pudiendo convertirse incluso en activistas que aumenten el alcance del mensaje.
Otra forma de sacar partido a estas listas de difusión, es permitir a los diferentes medios de comunicación o periodistas participar en ellas, de esta manera, estarán constantemente informados de la actividad y actualidad del partido, sin recurrir al uso de otras vías que requieren mayor noticiabilidad.
Videopolítica. No me lo cuentes, ¡enséñamelo!
Si a todo lo anterior, añadimos grandes pantallas, cámaras de calidad en dispositivos, altas velocidades de conexión y ciudadanos híper conectados, se nos plantean un gran número de opciones en cuanto a la emisión en vídeo a través de internet.
Lo más parecido hasta ahora, eran los vídeos que se publican en Twitter, Facebook o YouTube, en los que los usuarios podían ver escenas grabadas que ya habían sucedido, pero el efecto de verlo en directo, mientras está teniendo lugar, es insuperable. No importa donde se desarrolle el acto, cualquier persona, con independencia de donde se encuentre, podrá asistir e incluso participar.
Una aplicación que está siendo para muchos, entre los que me incluyo,una revolución dentro de la comunicación, es Periscope. Con un dispositivo móvil y conexión a internet, cualquier persona puede emitir en directo lo que está viendo a todo el mundo, pudiendo los espectadores comentar en vivo. Algunos medios de comunicación en España, o programas de TV o radio, o personajes populares, ya la utilizan a diario para acercar su actividad a los seguidores.
Estoy seguro de que esta aplicación en política, si logra asentarse, será importante para fortalecer las relaciones de los partidos con los ciudadanos, que tendrán a su alcance todos los actos, mítines, eventos, reuniones, entrevistas, intervenciones institucionales, etc.
Por otro lado, algo similar puede practicarse con YouTube Live, aunque este sistema requiere retransmitir a través de un ordenador. Quizás sea más interesante su uso para eventos de cierta importancia, ya que la emisión, además de ser en formato horizontal (Periscope tiene la limitación de emitir en vertical), es de mayor calidad.
Democracia Digital
Para acabar esta entrada, me gustaría hacer mención a los sistemas de democracia digital, o toma colectiva de decisiones. Gracias a ellos, los simpatizantes de un partido político sienten que están involucrados realmente en el proyecto, ya que se someten a debate público determinadas cuestiones, en las que ellos pueden participar, dar su opinión, y votar la opción que consideren mejor.
Algunos partidos ya utilizan de forma habitual estos sistemas en su funcionamiento, llegando incluso a decidir a través de la participación de sus simpatizantes posturas que luego defienden en las instituciones. Ejemplos de estas aplicaciones son Appgree, Reddit o Loomio.
Pese a que no puede enmarcarse en este punto, no quiero cerrar el post sin nombrar Osoigo. Una web en auge en la que los usuarios pueden realizar preguntas, y tras reunir una serie de apoyos del resto de usuarios, ser respondidas por el político o políticos a quien se dirigen. Asimismo, también es posible realizar debates entre diferentes cargos, que contestan a las mismas preguntas planteadas para ellos.
Fuente: La transformación digital y movil de la comunicación política (Antoni Gutiérrez-Rubí)
Fuente: Blog de Luis A. López Latorre