Por: Albert Medrán
Los Juegos de Barcelona marcaron un antes y un después para el olimpismo. No solo cambiaron el modelo de Juegos que Samaranch lideró durante la década de los 80 hacia el profesionalismo del deporte, la entrada de las grandes empresas y la ampliación del foco hacia algo más que deporte; también cambiaron el lenguaje y la comunicación de la mayor cita deportiva del mundo. Cuando Barcelona dijo “Hola” al mundo en su ceremonia de inauguración, cambió la historia de la comunicación de los Juegos. Y esa semilla no para de germinar.
El cameo del primer ministro japonés, Shinzō Abe, en la ceremonia de clausura de Rio 2016 es una muestra más de cómo en las ceremonias olímpicas siempre se puede llegar más lejos. Durante la presentación al mundo de Tokyo 2020, la próxima ciudad olímpica presentó un vídeo cargado de referentes de marca-país en el que los videojuegos, el desarrollo tecnológico y la tradición asiática se fundieron con el deporte. Y en ese mix de repente apareció el primer ministro. Mejor que lo veas:
Pero la aparición estelar del primer ministro no es el único que nos han dado los Juegos. En Londres 2012 la llegada de la reina Isabel II al estadio olímpico fue de lo menos ortodoxa. Si en Barcelona 92 el comité organizador tuvo que idear una carambola protocolaria para evitar los pitidos al rey Juan Carlos I usando el himno catalán en la entrada de los reyes al estadio, la prima del monarca español se prestó a un sorprendente cameo 100% británico con otro icono del país, James Bond:
Estos son muy buenos ejemplos de cameos de líderes políticos. Una aparición breve representándose a sí mismo. Pero lo que es más importante, en un contexto totalmente alejado de los atributos que se esperan de él. Eso genera sorpresa, simpatía y proximidad. Y al generar esos estados, se incrementa el impacto. En estos dos casos, apuntalar o ampliar la popularidad.
De hecho, es especialmente significativo el acercamiento de la casa real británica a este tipo de acciones. En la promoción de los Invictus Games, la competición deportiva creada por el príncipe Harry para veteranos militares con discapacidad, la reina Isabel II, el príncipe Harry, Barack y Michelle Obama y el primer ministro canadiense Justin Trudeau grabaron vídeos retándose entre ellos. El príncipe cuenta cómo lo consiguió.
Pero ojo, si crees que este artículo va a acabar diciendo que tenemos mucho que aprender de los anglosajones y que cameos similares no se darían en España, estás muy equivocado. Quizás la Casa de Su Majestad el Rey, que ha hecho un buen trabajo con los tweets de ánimo a los deportistas españoles en los Juegos de Río no se haya atrevido en estas lides. Pero sí hay ejemplos de políticos españoles haciendo cameos en series de televisión.
Es más, si tras ver a Obama haciendo su “boom” te has dicho que “esto Rajoy no lo hace ni de coña”, vuelves a estar equivocado. En el año 2000 Mariano Rajoy se interpretó a él mismo en un capítulo de “Jacinto Durante Representante”, una serie de Televisión Española, cuando era ministro de Educación y Cultura en el gobierno de José María Aznar. Aquí la prueba:
Y no es el único caso. En la décima temporada de la popular serie “Cuéntame cómo pasó”, Santiago Carrillo fue entrevistado por Toni Alcántara. El Carrillo de 2008 interpretó al Carrillo de 1976. Carrillo también salió en “7 vidas”. Esta serie contó con cameos de Alfonso Guerra, Javier Arenas y Carod Rovira. Y su primer protagonista, Toni Cantó, acabó siendo diputado por dos partidos distintos (UPyD y Ciudadanos…). Pero eso es otro tema.
La lista de políticos que han pasado por el “Polònia” de TV3 es casi imposible de reproducir aunque en ese contexto su visita es más que esperada y el papel de sorpresa se ve amortiguado.
A veces es necesario salir del contexto habitual. De lo que se espera de uno. Para sorprender y conectar. Y mejor hacerlo cuando nadie lo espere y no reservarlo solo a la campaña electoral.Que el cameo no se convierte en un punto más de la agenda del día.
Pd: te dejo un bonus track. El cameo de Donald Trump en “Solo en Casa 2″. Sí, cuando Kevin McAllister se perdió en Nueva York, Trump ya estaba ahí.