Por: José Ignacio de Moya
Un dicho popular afirma que “una imagen vale más que mil palabras” y, aplicado al ejercicio de la oratoria política, esta afirmación goza de un alto índice de credibilidad.
Cuando un político se presenta ante un auditorio, este lo juzga por lo que comunica, pero también, por como comunica, por la imagen que muestra.
Por este motivo, si un político pretende persuadir a su auditorio, debe cuidar su imagen. Cómo si de una pieza musical se tratara, debe acompasarse con el entorno y con el mensaje a transmitir. De lo contrario, puede que el resultado que pretende obtener, no sea el deseado.
Tal vez, pueda aflorar la siguientes preguntas para usted lector: ¿qué elementos conforman la buena imagen del político, para que lo juzguen bien por lo que comunica y por como lo comunica?
1º) El vestuario: Vestir de una forma adecuada al entorno y al mensaje que quiere comunicar, es el primer paso, para establecer congruencia entre imagen y discurso, y recibir autoridad por parte del auditorio.
2º) El léxico: Poseer un amplio vocabulario posibilita al orador la utilización un lenguaje claro, concreto, conveniente y convincente. Esto es, le permite adaptarse a la audiencia a través de la palabra. Las consecuencias de ello son una mayor atención, interiorización y comprensión del mensaje, por parte del auditorio.
3º) Los gestos: Expertos como Flora Davis, Sergio Rulicki o Mark Knapp, postulan la importancia de la gestualidad para comunicar un mensaje de forma exitosa. No hay que olvidar, que toda actuación pública, tiene una parte dramática, teatral. Por lo tanto, la utilización de movimientos corporales idóneos que acompañen a las palabras, dotan de fuerza y credibilidad al político y su discurso, haciéndolos más persuasivos.
4º) La voz: Tono, ritmo y volumen son los componentes de este elemento, clave para cualquier político que hable en público. Saber utilizar la voz, implica conocer cuando aplicar una entonación más o menos solemne, cuando variar la velocidad al hablar, o cuando subir o bajar el volumen vocal al pronunciar un discurso.
5º) La Emoción: Es difícil sentir lo que siente cada miembro de la audiencia. Sin embargo, es necesario conocer de forma general, sus problemas, anhelos, deseos y expectativas cuando nos escuchan. Sólo de ese modo podrá el político “ponerse en los zapatos” del auditorio con el fin de trasladar su mensaje de forma efectiva.
A grandes rasgos, estos son los elementos principales, que un buen político, debe cuidar para formar una imagen persuasiva y posicionarse ante un auditorio.
Recordar que “el arte de la persuasión es una cuestión de aptitud, pero sobre sobre de actitud”.
Lectura Recomendada: “Persuasión, el arte de influir y obtener lo que desea”, de Dave Lakhani. Disponible en Amazon
Fuente: dodpolitico.com