Como ya hemos visto en otros artículos, un buen plan de marketing es fundamental para el desarrollo y puesta en marcha de una empresa. La correcta coordinación de las distintas estrategias y recursos que se poseen parece garantizar el éxito de un producto. Las aplicaciones del marketing no terminan aquí. Existe una rama que en lugar de operar sobre objetos lo hace sobre políticos: El Marketing Político.
El candidato a una campaña electoral se convierte en una especie de producto, mientras que el éxito de estas operaciones está encaminado hacia la victoria en las urnas. Se trata de enumerar las ventajas y beneficios que contarán los votantes al inclinarse hacia esta opción determinada. El marketing político está muy ligado a los medios de comunicación masivos. Su aparición coincidió con la llegada de la televisión a los hogares de los estadounidenses. Desde un soporte masivo como la televisión o incluso la radio, la imagen que se quiere transmitir del político es transmitida con mayor efectividad.
Casos prácticos. En las elecciones de 1952, “Ike” Eisenhower ganó las elecciones gracias en gran medida a un eslogan, una especie de leyenda sobre su candidatura; “I like Ike” (Me gusta Ike). Lo cierto es que no se reflejaba nada sobre su política, simplemente era un juego de palabras muy bien escogido. Eisenhower ganó las elecciones gracias a esta frase y volvió a utilizar la misma fórmula cuatro años más tarde con su propaganda “We still like Ike” (Me sigue gustando Ike). Volvió a ganar las elecciones. No hace falta irse cincuenta años atrás para analizar una estrategia de marketing político. Obama, con su “Yes we can” revolucionó de nuevo esta disciplina hace tan solo cinco años. El presidente de los Estados Unidos “dio en el clavo” con este lema, lo que unido a una gran campaña electoral y la intención del cambio en la sociedad norteamericana le llevaron a la Casa Blanca.
Una buena campaña no solo se relaciona con un lema. Las imágenes, mítines o incluso la forma de vestir que rodean al candidato están estudiadas al detalle. Todo está generado para que el político parezca un producto que sea atractivo adquirir mediante el voto. Un buen número de candidatos le dan mucha importancia a estas técnicas, por lo que se rodean de un nutrido equipo de expertos que le asesoran en el periodo electoral.
El marketing político ha estado en continuo movimiento desde su aparición, al igual que el marketing convencional. Los votantes y sus patrones de voto cambian continuamente. Son más críticos y es más difícil convencerles únicamente con una gran imagen de marca, por lo que la renovación es un elemento indispensable de esta técnica electoral.
Fuente: www.queaprendemoshoy.com