Por: David Márquez
“La magia está en los métodos de la vieja escuela” David Plouffe
Nota publicada en la revista Washington COMPOL
El director de campañas políticas más prestigioso del mundo, cuyo mérito fue llevar a la Casa Blanca al candidato que menos nombre, dinero y aparato tenía, comparte sus secretos en esta entrevista exclusiva.
Según David Plouffe, autor del famoso libro “Audacity to win” la estrategia de un candidato “debe ser rápida, fácil” de entender y aplicar. Además, debe comprender “hacia dónde van las cosas” y darle oxígeno a una campaña contratando jóvenes e invitar a profesionales fuera de la esfera política.
Elogiado por Barack Obama, premiado muchas veces, Plouffe dejó una huella imborrable en The Victory Awards Conference 2014, donde fue el orador estrella. Su presentación, didáctica, directa y sencilla, dio valiosos consejos y secretos sobre cómo opera una campaña presidencial victoriosa.
En esta entrevista, quien comenzó con pequeñas campañas en Chicago y llegó victorioso a Washington D.C., comparte más cosas sobre “cómo” se gana una campaña presidencial.
¿Cuál fue su motivación para entrar al mundo de la política?
La primera campaña política fue una gran experiencia, pero sabes, para algunas personas no es una buena experiencia y puede ser la última en la que participan pero a mí me encantó.
[En las campañas políticas] existe un elemento de equipo y se trabaja muy duro con gente por mucho tiempo. Perdimos esa elección por un cantidad diminuta de votos y la derrota tuvo un impacto profundo en mí al darme cuenta de que si hubiéramos laborado un poco más podríamos haber encontrado los pocos votos necesarios para ganar lo que fue una campaña al Senado de los Estados Unidos.
[La política] es competitiva por naturaleza y pienso que es importante, ya que por medio de las elecciones se fijan las agendas políticas y se resuelven las disputas. Toda decisión de involucrarse en guerras o abstenerse de aprobar o no leyes, tiene su origen en las elecciones.
Explíquenos, ¿cómo consiguió vender las ideas nuevas de microtargeting y microfunding a los candidatos de Obama y otros miembros notables del cuarto de guerra (cuarto de operaciones, sala de situación)?
No entregamos un mensaje de microtargeting, nuestro mensaje era solo uno. De vez en cuando enfatizamos ciertos temas dentro del mensaje, pero nunca fui partidario de entregar siete u ocho mensajes distintos a diferentes grupos.
En mi opinión, lo más importante es saber lo más posible sobre los votantes, el electorado. Fue aquí donde el equipo de bancos de data, los ingenieros y el equipo de campo hicieron un muy buen trabajo al entender a quiénes podíamos registrar, descifrar qué parte del electorado nos apoyaba pero probablemente no votaría en la elección y por último, identificar a los votantes indecisos y ver cómo mejor acercarnos a ellos.
La promoción por tele y por el internet fue sumamente importante. El presidente Obama y el vicepresidente estaban por todos lados.
A pesar de tener a nuestra disposición la mejor ciencia de datos y una abundancia sin antecedente de información sobre el electorado, la magia está en los métodos de la vieja escuela, de ir directamente a las casas de las personas y hablar con ellas. Es una combinación de los métodos tecnológicos más avanzados con los de baja tecnología.
Dicen que para ganar una elección, el dinero no lo es todo, pero tampoco se puede ganar sin él. ¿Qué opinas de esta aserción?
Se necesita dinero para sacar el mensaje al público. El presidente Obama fue sobrepasado en fondos por su rival en la pasada elección. Pienso que siempre se deben tener suficientes fondos para la campaña.
Tener menos fondos de los que tiene la oposición nunca es una buena experiencia, pero al final de cuentas, si se tiene lo necesario para cumplir con todas las metas, eso significa que su estrategia es buena, tiene buena contabilidad y los recursos para ejecutarlas y cumplirlas. Es mejor gastar más que la oposición, nosotros lo hicimos con McCain en el 2008, sin duda nos ayudó bastante.
Durante la campaña, ¿cómo se comportó Obama en el cuarto de guerra? ¿Hubo alguna diferencia en su comportamiento en la campaña del 2012?
Para comenzar, me alegra que toda campaña tenga una fecha de cierre. A diferencia de los negocios que tienen un ciclo continuo, las elecciones tienen un inicio y un fin, esto es bueno porque sabes que podrás descansar al día siguiente [al finalizar la campaña].
El presidente Obama es muy tranquilo, calmado y compuesto y eso es muy útil en una campaña donde existen muchos sube y bajas, cosa que nos pasó. Es preferible tener una persona que es estable, que no sobrerreacciona, pero que tampoco acepta los errores y quiere solucionarlos.
En verdad [Obama] fue la misma persona, la única diferencia es que en el 2008 él era senador y en el 2012 era el presidente. La mayor parte de nuestros días no estaban centrados en la reelección sino en gobernar el país.
Enfrentamos la crisis económica europea, varios desafíos de política exterior y un huracán tocó tierra por la costa del este la misma semana de la elección. Por estas razones la campaña del 2012 fue muy diferente a la del 2008.
En nuestro país, si uno habla con los partidarios de Reagan, los de Clinton o los de Bush, todos dirán la misma cosa; la primera campaña es la más especial porque la segunda es significativa y en muchos sentidos la segunda campaña para nosotros fue una ratificación del mental eye, pero no una versión romántica. Como presidente, existen muchos asuntos aparte de la reelección. Durante la segunda elección la campaña no es la prioridad, sino gobernar el país.
La consultoría política tiene muchos avances en Latinoamérica, pero está muy detrás de la cultura tecnológica. ¿Qué se necesita para llegar al nivel de la estadounidense?
Antes que nada, incorpora a gente de afuera de los círculos políticos. Hicimos eso en ambas campañas. Mucho de nuestro personal de tecnología y de ingeniería no tenía experiencia en política. Eso es importante porque a veces entramos en la costumbre de usar la misma gente, gente que —sin querer criticarlos—no son capaces de hacer muchas cosas. ¡Y yo me incluyo en esa lista!
Es necesario tener una combinación de personas con habilidades políticas —talento y antecedentes políticos— con personas del sector privado, incluyendo el sector de publicidad.
En última instancia, los partidos y los candidatos deben tener lo mejor de lo mejor. Las compañías privadas quieren los mejores profesionistas. Esto también aplica en la política, que en muchos aspectos (en especial en nuestro país) es un lugar de innovación. Aprendemos del sector privado, sobre cómo manejar crisis, formar organizaciones, usar información de datos y hacer publicidad. Espero que en el futuro otros países sigan este curso.
¿Tienes algún consejo para los jóvenes y personas interesadas en la consultoría política?
Basta con decir que los necesitamos desesperadamente. Necesitamos involucrar jóvenes listos y dedicados, sin importar la ideología de ellos en compañías sin lucro, o para que corran por oficios de política, o incluso para ayudar a la comunidad. Es una causa noble. Si tienen aunque sea un diminuto interés en la política, deberían trabajar en una campaña. Algunos dirán: “Sabes, siempre me interesará la política, pero no es lo que deseo hacer”.
Si piensas que te gusta la política y quieres hacer una carrera, trabaja para más de una persona. Yo lo intentaría. Lo bueno de la política es que el ascenso puede ser muy rápido. Existe una gran ventaja para los jóvenes porque pueden crecer en sus carreras rápidamente, aunque decidan salirse, la experiencia aprendida en las campañas es aplicable al sector privado y al sector de sin lucro. Puede que la primera experiencia sea terrible y la próxima buena, o viceversa.
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