Por: Sergio Casal
Comunicación Política es sinónimo de retórica, carisma, talante, empatía, diálogo, popularidad, cercanía, preparación… Tantas cosas que pocas veces se dejan a la improvisación. Tantos detalles que, juntos, hacen del político al uso un líder nato. Uno de estos detalles tan importantes y que, a la vez, pasan más desapercibidos, es la fotografía.
Es cierto que una buena fotografía es reconocible por prácticamente cualquiera. Todos recordamos por ejemplo, la foto de la toma de posesión de Obama en 2008 de 1,47 gigabites como la captura de un momento histórico y valoramos su importancia. Pero en comunicación política, la fotografía se hace fuerte cuando es algo más. Cuando pasa de ser el testigo de un momento, al momento en sí mismo. A definirlo. Actuando como megáfono de las fortalezas del propio líder.
¿Cómo puede convertirse pues, un simple retrato; una fotografía familiar; una instantánea de un momento distendido, en un elemento angular de la imagen que la opinión pública tiene del político? Analicemos los elementos básicos de una buena fotografía a nivel técnico y subjetivo a través del ojo de Pete Souza, el fotógrafo de Barack Obama, que ha sido capaz de convertir las imágenes del ex presidente de Estados Unidos en un reflejo de su persona. Su trabajo nos demuestra que un fotógrafo es un activo imprescindible en cualquier gabinete.
La fotografía es luz | ILUMINACIÓN
La diferencia entre una fotografía histórica o una captura cualquiera puede estar en su iluminación. La fotografía no deja de significar plasmar un momento de luz en un sensor. Capturarla. Hacer de ella nuestra mejor aliada. Iluminar —u oscurecer—. Para ello debemos tener en cuenta tanto la dirección de la luz (si queremos que sea frontal, lateral o contraluz; nadir o cenital), como su fuente (natural o artificial) y su dureza (uso de difusores para “suavizar” los contrastes).
Probablemente, el retrato sea la modalidad con más importancia de cara a una campaña. Decidir de qué forma la luz afecta sobre la dureza de los rasgos, sobre la expresión, sobre las facciones e incluso sobre la sonrisa puede equilibrar la balanza con respecto a la imagen que queremos que se asocie a nuestro candidato. Aquí te dejo un tutorial muy útil sobre diferentes formas de iluminar a nuestro “retratado” que pueden convertir nuestras ideas en realidad: https://www.youtube.com/embed/gmmZECtP3oM
Dónde pongo cada elemento | COMPOSICIÓN
Si la luz es la madre de la fotografía, podemos afirmar que la composición es el padre. Una fotografía no deja de contar una historia. Por muy bien iluminada que esté una toma, si su encuadre nos incomoda, la imagen estará perdida. No obstante, hay que tener siempre en cuenta que la fotografía bien compuesta es aquella que dice exactamente aquello que queremos contar. Es decir, que si en nuestra historia el desenfoque es protagonista, la imagen tiene que estar desenfocada. Veamos dos tres ejemplos de reglas básicas de composición que nos pueden servir de orientación para fotografiar momentos en política.
REGLA DE LOS TERCIOS
Se deriva de la proporción áurea: Divide la imagen en tres tercios horizontales y verticales dejando una serie de puntos de intersección conocidos como puntos de interés o fuertes, que son donde el objeto protagonista coge fuerza si es encuadrado ahí. Por cierto, activar la cuadrícula en tu cámara te ayudará a conseguir un buen encuadre.
REGLA DE LA MIRADA
Cuando retratamos, el sujeto fotografiado sobre el que recae el interés suele dirigir su mirada a alguna dirección. Si no mira directamente a la cámara, hay que dejar un espacio delante que nos ofrezca una perspectiva de su visión. Así, evitaremos la pérdida de interés y el “apelotonamiento” del retratado en el encuadre. Es preferible no situarlo en el centro porque de esta forma no perdemos la perspectiva de lo “observado”. Es cuando logramos que el sujeto mire directamente a la cámara cuando tenemos que luchar porque éste sea el centro de interés, siendo correcto situar en el medio del encuadre al motivo principal.
REGLA DEL TRIÁNGULO
Es una de las más clásicas en pintura, exportada después a la fotografía. Según esta norma, el motivo principal del encuadre debe formar un triángulo. Los pintores históricos del Renacimiento ya fueron conscientes de la armonía que aportaba el triángulo a sus creaciones. Se trata de colocar tres elementos individuales en el enfoque principal. Así, los tres puntos forman un triángulo y, aunque no se puedan ver las líneas conectadas, el observador combina automáticamente los tres objetos enfocados.
Obviamente existen muchísimas otras reglas que uno puede seguir para que su fotografía sea más “ortodoxa” técnicamente hablando: horizontes, enfoques, tipos de retrato, movimiento, procesado y edición… Pero es necesario recordar a Ansel Adams cuando nos advertía de que «No hay reglas para las buenas fotografías, son solo buenas fotografías». Es decir, que en fotografía, las reglas están tanto para cumplirlas como para romperlas, siempre y cuando esto ayude a alcanzar la captura que realmente queremos transmitir:
La fotografía tiene que contar una historia. Tiene que decirnos algo. Ahí entra la subjetividad
El ilustre fotógrafo Robert Frank, autor de The Americans y compañero de Walker Evans entre otros grandes, sostiene lo siguiente: «Cuando la gente mira mis fotografías, yo quiero que ellos sientan lo mismo que cuando leen dos veces la línea de un poema». Y es que no es casual aquel dicho de una imagen vale más que mil palabras. La comunicación consiste no solo en transmitir un mensaje, tiene la misma importancia que el mensaje sea recibido, y si en lugar de un libro de mil páginas, podemos transmitirlo en una foto de 45×30, la comunicación habrá sido un éxito.
Piensa en los últimos acontecimientos a nivel global. Piensa en qué elemento evoca su recuerdo en ti: La niña de My Lai corriendo tras un bombardeo estadounidense en la Guerra de Vietnam, captada por Nick Ut de Associated Press, consiguió encender una mecha que pondría a una nación entera contra el conflicto. Más recientemente, la fotografía de Aylan Kurdi removió las conciencias de una Europa incapaz de reaccionar frente a la crisis de personas refugiadas. Y como estos, cientos de casos.
En política sucede exactamente lo mismo, ya que la emoción supone un elemento fundamental. Como comentaba al inicio del artículo, en política, la importancia de la fotografía no es tanto que sea testigo de un momento único, sino que convierta un detalle que podría pasar desapercibido, en inigualable. En hacer del líder lo que queremos que el líder sea. Precisamente Pete Souza ha pasado a la historia como un fotógrafo que ha sido capaz de mostrarnos al Obama más allá de la Presidencia y el liderazgo. También nos ha descubierto al padre, al esposo, al trabajador, y, en gran medida, al amigo de América.
“Si pudiera decirlo con palabras, no iría todos los días cargado con mi cámara”. Lewis Hine
Fuente: Politizen