Por: Daniel Eskibel
Eran las primeras horas de la mañana del 14 de abril de 1972 y la guerrilla urbana Tupamaros desplegaba por lo menos 10 grupos armados en diversos puntos de Montevideo, la capital de Uruguay.
Su misión era emboscar y matar a un detallado listado de militares, policías y civiles a los que acusaba de formar parte de un escuadrón paramilitar de extrema derecha. Al finalizar cada operativo su responsable llamaba a un teléfono fijo e informaba en clave el resultado de la acción.
Varios de los principales dirigentes de la guerrilla esperaban aquellas llamadas desde una casa de seguridad ubicada en el barrio Cordón. Desde allí coordinaban las acciones y tomaban las decisiones principales de aquel día de guerra. El teléfono fijo era su herramienta de comunicación interna.
Pero los dirigentes no estaban solos en la línea. Estaban acompañados por los servicios de inteligencia uruguayos que habían intervenido el teléfono por una mezcla de casualidades, descuidos y corazonadas. Y mientras avanzaba la mañana y las calles de la ciudad se llenaban de sangre, algunos oficiales de inteligencia que escuchaban aquel teléfono descubrían con asombro que allí estaba el centro de mando de aquellas operaciones violentas.
Sobre el mediodía las tropas rodearon y atacaron la casa hasta que sus sorprendidos ocupantes se rindieron. Los comandantes guerrilleros y quienes estaban con ellos fueron sacados a la calle y fusilados frente a la vivienda.
Era el principio del fin de la guerrilla.
La comunicación interna como engranaje decisivo en las organizaciones
La comunicación interna es el oxígeno de las organizaciones, su elemento vital, su sustento. Podrá ser una organización guerrillera como la del ejemplo anterior, o una organización deportiva, religiosa, política, cultural, económica o social. Más allá de su cometido, si es una organización necesita fluidos mecanismos de comunicación interna. Si no los tiene se ahoga.
Empecemos por el principio: ¿qué es comunicar?
Si apelamos al diccionario de la Real Academia Española encontramos diversas definiciones del concepto:
- Hacer a una persona partícipe de lo que se tiene.
- Descubrir, manifestar o hacer saber a alguien algo.
- Conversar, tratar con alguien de palabra o por escrito.
- Transmitir señales mediante un código común al emisor y al receptor.
- Establecer medios de acceso entre poblaciones o lugares.
- Consultar con otros un asunto, tomando su parecer.
- Coincidir en ideas o sentimientos con otra persona.
- Extenderse, propagarse.
Todo lo anterior es comunicar. Y si repasas cada una de las definiciones verás que son acciones que se pueden ejecutar tanto hacia afuera como hacia adentro de las organizaciones. Comunicación externa y comunicación interna, por lo tanto.
Se habla y se escribe mucho sobre la comunicación hacia afuera, hacia los públicos externos, pero poco acerca de la comunicación interna.
Sin embargo es decisiva.
¿Decisiva para qué?
Para el logro de los objetivos de la organización.
La organización con una buena comunicación interna tiene varias ventajas importantes:
- La información necesaria para trabajar fluye dentro de la organización.
- Se incrementan la participación y la colaboración.
- Crecen los niveles de motivación para las tareas.
- Los miembros tienen mayor sentido de pertenencia a la organización.
- La comunicación entre personas y grupos es más veloz.
- La organización gana en coherencia e integridad.
- La comunicación con los públicos externos se potencia.
¿Acaso no es esencial que tu organización política también tenga estas ventajas?
El papel de la mensajería instantánea en la comunicación política interna
Los partidos políticos, los gobiernos y las campañas electorales viven con la obsesión de comunicarse hacia afuera para convencer a sus audiencias. Pero suelen descuidar el factor esencial, imprescindible y previo a todo ello: la comunicación política interna.
¿Cómo describimos la comunicación política interna?
Son los mecanismos y procesos comunicacionales que se construyen y ponen en funcionamiento al interior de las organizaciones políticas.
Si caminamos por la huella de las definiciones de la palabra comunicar que da la Real Academia Española, podemos decir que la comunicación política interna:
- Hace que todos los miembros del partido, gobierno o campaña compartan las ideas, los valores y los proyectos comunes.
- Facilita la circulación de información entre las diversas instancias políticas así como entre dirigentes y militantes, entre dirigentes entre sí y entre militantes entre sí.
- Promueve las conversaciones y el diálogo al interior de las estructuras partidarias, gubernamentales y electorales.
- Forja los códigos comunicacionales, políticos e ideológicos propios de la organización.
- Facilita las conexiones políticas entre estructuras y activistas.
- Enriquece los procesos de consulta interna para una mejor toma de decisiones.
- Provoca sentimientos y emociones compartidas a nivel colectivo.
- Propaga velozmente la información que todos y cada uno necesitan para su actividad política, gubernamental o electoral.
- Eleva en la organización política los niveles de motivación y el sentido de pertenencia.
- Brinda a todo el dispositivo político un más alto estándar de identidad y coherencia.
- Mejora sustancialmente la efectividad del partido, gobierno o campaña y también su comunicación externa hacia la sociedad.
En este marco la mensajería instantánea es una de las herramientas más potentes de que disponemos. Lejos estamos de aquellos tiempos en los que los miembros de una organización tenían que llamar a un teléfono fijo para que la información sobre lo que ocurría en la calle fluyera hacia la dirección del grupo.
Considerando que vamos con los teléfonos móviles a todas partes durante todo el día, pues allí tenemos un eje central para la comunicación interna de nuestra organización política. De hecho, si todos los militantes y todos los dirigentes están todo el tiempo con un dispositivo móvil de comunicación en la palma de su mano, sería un desperdicio imperdonable no utilizar bien dicha tecnología.
Piensa entonces en WhatsApp, Telegram, Signal, Facebook Messenger, Hangouts, Line o cualquier otro servicio de mensajería instantánea. Y piensa cómo diseñar un sistema comunicacional interno dentro de tu organización política. Un sistema que sea simple pero efectivo.
Es interesante para ello diseñar ese sistema sobre la base del diseño organizacional del partido, de la campaña electoral o del gobierno.
En cada nivel organizacional vas a encontrar estructuras, organismos. Por ejemplo el cuarto de guerra, el comité ejecutivo, el comité político, la dirección provincial, la dirección local, el gabinete de gobierno, el equipo de campaña electoral…Cada estructura que identifiques debe tener su propio nivel de comunicación interno, tal vez a través de la funcionalidad que permite crear grupos de WhatsApp, de Telegram o de cualquier otro servicio similar.
En cada grupo deberán participar solo quienes tienen responsabilidades o actividad a ese nivel. Y habrá que decidir también cuales grupos deben comunicarse con otros grupos y a través de qué canales. De esa manera vas construyendo una telaraña comunicacional a lo largo y a lo ancho de toda la organización.
Mientras leías lo anterior posiblemente pensabas en WhatsApp o en Telegram. Los dos servicios son muy buenas opciones, aunque en lo personal me decanto por recomendar Telegram.
Ventaja principal de Telegram sobre WhatsApp para la comunicación política interna
El principal factor en el cual Telegram aventaja a WhatsApp es de enorme gravitación política: seguridad.
Ya lo viste en la historia sobre los guerrilleros uruguayos que te conté al comenzar este artículo: de nada sirve la comunicación interna si hay alguien espiando en la línea. Esto vale para todas las organizaciones. Los gobiernos, los partidos políticos y las campañas electorales tienen siempre una multiplicidad de planes, decisiones y acciones que necesariamente son reservadas. Que tienen que circular solamente en el nivel que corresponda.
¿Cómo sorprender al adversario sin reserva? ¿Cómo procesar una decisión difícil si antes de hacerlo ya aparecen las conversaciones en la prensa? ¿Cómo evaluar distintos escenarios políticos o electorales si trascienden antes de tomar decisiones? ¿Cómo manejar con inteligencia nombres de posibles candidatos a un puesto si al día siguiente esos nombres ya quedan expuestos públicamente?
La reserva, pues, es fundamental. La reserva brinda tiempo para reflexionar y llegar a las mejores decisiones. La reserva evita problemas y ayuda a madurar las opiniones. La reserva, además, es gran aliada de la estrategia y de las sorpresas tácticas.
Por lo tanto la necesidad de reserva obliga a una comunicación interna segura.
El cifrado de extremo a extremo de WhatsApp ofrece garantías importantes. Mayores garantías, de hecho, que los mensajes “comunes” de Telegram. Pero Telegram ofrece, además, una posibilidad que no tiene WhatsApp: los chats secretos.
El chat secreto de Telegram es tan fácil de realizar como el común, pero agrega un cifrado tan potente como el de WhatsApp. Un cifrado que hace que nadie, excepto quien lo envía y quien lo recibe, puede descifrar el mensaje. Nadie, ni siquiera Telegram. Y agrega también la caducidad de los mensajes, su autodestrucción en un tiempo determinado de antemano. Esto significa que al enviar un mensaje puedes fijar cuánto tiempo de vida tendrá ese mensaje. Y al cumplirse ese tiempo ese mensaje se borra inmediatamente tanto del teléfono del que lo envió como del que lo recibió.
Más aún: el mensaje recibido por chat secreto no es posible reenviarlo. Con lo cual le cierras el camino a las filtraciones de información, tan notorias en estos días y tan perjudiciales para los intereses de las formaciones políticas.
Y para que la comunicación por Telegram sea aún más segura, el servicio te alerta si un receptor hizo una captura de pantalla de tu mensaje para filtrarlo por otra vía.
Nunca hay seguridad total en ninguna comunicación, por cierto. Pero estas funcionalidades de Telegram le dan una ventaja comparativa muy relevante para la comunicación política interna. Si además consideramos que la seguridad fue desde el inicio la razón misma de ser de Telegram y su valor diferencial, pues todo apunta a que continuará blindando las comunicaciones con mayor potencia que sus competidores.
¿No quieres ver en la prensa de mañana lo que hoy discutiste en el grupo de mensajería de tu bancada legislativa o de tu gabinete o de la ejecutiva de tu partido o del cuarto de guerra de tu campaña?
Pues te recomiendo Telegram (y no tengo ninguna vinculación con dicha empresa, dicho sea de paso y por las dudas…).
Pero todo el mundo usa WhatsApp y pocos usan Telegram…
Todos usan WhatsApp y pocos usan Telegram. Es cierto. Es una objeción potente. Y en realidad ya expresé antes que WhatsApp es también una buena opción.
Pero el argumento puede darse vuelta y considerarse del lado del revés.
Tal vez el hecho mismo de que pocos usen Telegram lo hace mucho mejor todavía para la comunicación política interna. Porque puede ser un canal comunicacional dedicado en forma casi exclusiva a las tareas políticas, gubernamentales y electorales.
¿Qué prefieres?
- ¿Las notificaciones de los mensajes de otros miembros de la dirección del partido en el mismo entorno que las correspondientes a tus amigos, familiares, clientes y conocidos?
- ¿O esas notificaciones en un servicio de mensajería aparte que utilices básicamente para la comunicación política interna sin mezclarla con nada más?
Lo segundo seguramente es más efectivo.
Telegram es tan fácil de usar como WhatsApp, por lo tanto su curva de aprendizaje es casi cero, de inmediato lo instalas y comienzas a usarlo. Lograr que esos pequeños grupos del partido, el gobierno o la campaña lo instalen y utilicen es algo simple y rápido.
Sin descartar WhatsApp que te sirve también para muchas cosas. O cualquiera de los otros servicios de mensajería (nadie dice que tengas que tener uno solo instalado en tu móvil…).
Para finalizar la comparación, Telegram tiene otras ventajas sobre WhatsApp: puedes compartir todo tipo de archivos (audios, vídeos, pdfs, docs, fotos, stickers) incluso algunos realmente pesados (hasta 1.5 GB de tamaño), las llamadas de audio a través de la aplicación son de muy buena calidad, no necesitas darle tu número telefónico a desconocidos, y puedes proteger tus conversaciones con un código de acceso por las dudas que alguien acceda físicamente a tu teléfono. Además no tiene las caídas frecuentes que tiene WhatsApp y funciona de modo óptimo en su versión de escritorio, por lo cual también lo puedes manejar desde tu computadora.
La principal ventaja de WhatsApp, por otra parte, es el servicio de videollamadas del que carece Telegram.
Finalmente: más allá de cual es la mensajería instantánea que prefieres, lo principal es que diseñes en tu organización política un sistema de comunicación interna en el que dicha mensajería cumpla un papel destacado. Recuerda que la comunicación interna es el oxígeno de la comunicación política de gobiernos, campañas y partidos.
No improvises. Organízate.
Fuente: Blog Maquiavelo&Freud