Por: Alex Gutiérrez
Sun tzu, en su libro el Arte de la Guerra, afirma que es importante y ventajoso conocer la situación del enemigo y conocer los futuros planes que pueda llevar a cabo en contra de nuestro ejército, lo cual no puede ser posible sin la ayuda del espionaje.
Dentro de las campañas políticas, que al final es una guerra por el poder, el uso de la inteligencia debe ser tomado en cuenta como un factor, sino determinante, si necesario para la obtención de información que nos ayude a tomar futuras decisiones como parte de la estrategia de campaña.
El término Inteligencia, en nuestros países latinoamericanos, se asocia con represión social, vigilancia extrema y otros términos oscuros. Sin embargo, desde tiempos bíblicos, en el libro de números, Dios mandó a Moisés, enviar hombres a reconocer la tierra de Canaán y conocer las costumbres de los que habitaban esa región, etc.
En la era moderna, hacer inteligencia se asemeja a ir al supermercado, verificar precios, comparar los mismos, tener una lista de necesidades y comprobar que exista el producto necesitamos. Labor que se realiza cotidianamente sin darnos cuenta.
En inteligencia existe un ciclo que permite que la información que se necesita, llegue de forma, útil, veraz, y oportuna. Dentro del ciclo de inteligencia básico podemos encontrar: identificar, obtener, analizar, difundir, usar, proteger; esa información para sacarle el máximo provecho.
Luego de obtener esa información y depurarla, en el cuarto de guerra servirá para tomar decisiones estratégicas al respecto. Con esta herramienta, se podrá saber las pautas que tomará el adversario, cual puede ser su línea estratégica, su comunicación o el ataque hacia cualquier candidato en la contienda.
Dentro de la guerra electoral habrá que estar alerta, ya que una información no verificada, puede hacer gastar tiempo y energía en algo que en realidad no hay certeza que suceda.
Es complicado en una campaña implementar este tipo de herramientas, requiere fuerte inversión, lealtad, disciplina y sobre todo, experiencia para que pueda ser funcional. La inteligencia debe implementarse de tal manera que parezca como que no existiera. Incluso, no es necesario que todos los integrantes del cuarto de guerra sepan de su utilización.
En campañas electorales de los Estados Unidos, el uso de la inteligencia y contrainteligencia es normal, y muchas veces, pasa desapercibido, sin embargo, cuando se descubre, sus consecuencias pueden ser serias, tanto para el partido como para el candidato.
El caso más cuestionado mediáticamente, es sobre la intromisión rusa en las elecciones del 2016 en los Estados Unidos. Las investigaciones apuntan a que Rusia interfirió con éxito a favor de Donald Trump. De acuerdo a esto, se sabe hasta hoy, que agentes rusos ayudaron a Trump para favorecerlo y perjudicar a Hillary Clinton, candidata demócrata. De llegarse a comprobar, los involucrados podrían ser condenados por traición y con ello, el presidente Trump, ser destituido.
Esto es un caso emblemático, de ser cierto lo anterior, sería la primera vez que una potencia, como Rusia, use todo tipo de componenda para influir sobre otra potencia, Estados Unidos, en sus elecciones.
Ya en el 2015, agencias de inteligencia norteamericanas, detectaron ataques de hackers rusos en computadoras del partido demócrata como en el republicano, lo que puede darnos indicio de hasta dónde puede llegar el uso de la inteligencia y contrainteligencia.
En una campaña electoral sea cuidadoso con lo que se dice, con lo que se escucha y con lo que se ve, tal y como lo enseñan los 3 monos sabios, que tienen una actitud de taparse los ojos, la boca y los oídos.