Por: Oscar Orozco
Por extraño que parezca, la creación de MEMES es una práctica que se ha ido profesionalizando. El Memejacking o Marketing de Memes como lo describe el Portal de Forbes en México <<es el arte de aprovechar el momento oportuno, y es que una imagen dice más que mil palabras, pero… un buen meme vale más que todas las imágenes.>>
Esta palabra que pareciera está de moda se deriva del griego “mimema” que significa “algo imitado” y hace referencia a una forma de propagación cultural y que se ha convertido en una de las formas más fáciles y contundentes no solo para divertir sino para comunicar.
Seamos sinceros ¿quién no se ha reído con un meme? Esta propuesta es creativa, divertida, de fácil reproducción y viralización permitiendo estimular la conversación e intercambio de opiniones en las diferentes redes sociales; pero ¿cuál es el poder de estos en la comunicación política?
Grandes marcas comerciales como Netflix, Virgin Mobile, Snickers y Axe entre otras han logrado amplificar de una forma altamente positiva los mensajes aumentando así las posibilidades de interacción y fidelización que los medios tradicionales no permiten. Los Memes en la comunicación política todavía se encuentran en una fase inicial y tiene un gran potencial para modificar la relación de los gobiernos, candidatos y electores ejerciendo un alto impacto con dos enfoques, constructivos (Positivos) y destructivos (Negativos).
El Meme constructivo, busca fortalecer propuestas de campaña, planes de desarrollo, gestiones administrativas, apropiándose de temas y frases establecidas por el equipo de comunicaciones; y un enfoque negativo usando los desaciertos de campaña del opositor o gobierno de turno. Esta estrategia debe ser aplicada en las diferentes plataformas de forma masiva y repetitiva aprovechando que el subconsciente es el área de nuestro cerebro más primitiva y se incorporan fácilmente las imágenes que deseamos nuestros electores recuerden. Es por esto, que los memes hacen parte de uno de los componentes cuando el especialista Daniel Eskibel dice <<se ganan o se pierden elecciones en el cerebro del votante.>>
Hacer memes no depende netamente de la creatividad, es aprovechar las oportunidades, conocer su importancia y relevancia en el momento indicado. Generalmente, el meme como burla nace de ocasiones particulares, desaciertos en discursos, incoherencias o mentiras. Es aquí donde un público joven se encarga de darle vida y viralizar el contenido, comparten, comentan y en ocasiones se vuelven fuentes de información.
No hay una receta perfecta para que el contenido se vuelva viral, el meme no es importante por una estética visual, no obstante, cuando se complementa con el mensaje se vuelve popular. Actualmente el meme ha sido introducido en la comunicación política, algunos de los mensajes que se han convertido en memes constructivos en campañas presidenciales han sido el “Yes we can” y el “Progress” de la campaña de Obama en 2008.
Y otros en memes destructivos atacando al actual Alcalde de Bogotá – Colombia Enrique Peñalosa a quien se le abrió un portal en internet llamado “Peñalosadas” enlazado a cuentas en Facebook y twitter instaurando una percepción negativa y una gestión deficiente.
Por consiguiente, la comunicación digital tiene un mensaje altamente efectivo cuando de manera orgánica el público se apropia del contenido para denunciar, protestar o burlarse de alguna situación con la que no se está de acuerdo y se logra una conexión con el ciudadano.
El Meme como elemento comunicador, debe fortalecer los mensajes y discursos de campaña, trabajar de la mano de las campañas de contraste, ser usado para viralizar los fake news conectando con la emoción y moviendo las fibras del votante. Recordemos lo que dice Ivanna Torrico en su artículo “El voto NO es racional” << Nuestros cerebros están capacitados y programados para evaluar en fracciones de segundos a una persona y etiquetarla dentro de nuestros parámetros, ubicándola dentro de nuestro sistema de confiabilidad o no.>> dado esto, ¿con qué imagen queremos que nos recuerden nuestros electores? y ¿cómo queremos que recuerden a nuestros contendientes?