Por: Felo Jiménez
Estoy entrando a la primera reunión con un nuevo cliente; estaba presente parte del equipo del candidato. Previo a ello, me habían enviado algunos datos que suelo solicitar los cuales me sirven para evaluar escenarios, entre ellos estaban los tres últimos sondeos de opinión realizados y tal cual me esperaba, al empezar la reunión vino la pregunta: ¿Por qué hemos descendido tanto en las encuestas?
Siempre que hablo de las encuestas digo que no son para alarmarse, las encuestas son una herramienta, pero no son una verdad exacta. No gana una elección el que publica más encuestas que lo favorezcan, pero si puede ganar una elección quien sabe utilizarlas para reforzar, mejorar o cambiar la estrategia.
Cuando de esto se trata, no hay mejor método que un análisis frio y exhaustivo de las mismas para detectar así las fallas o sencillamente para reforzar las fortalezas que puedan evidenciarse en las mismas.
Volviendo a la reunión que comenté al inicio de este articulo, pregunto a todas las personas que estaban presentes sobre la altísima exposición mediática del candidato y todos casi de forma unísona me responden “ES UNA ESTRATEGIA DE CAMPAÑA PERMANENTE” a lo cual respondí: Por eso es que se ha descendido tanto en las encuestas…
De la reunión no debo hablar más, pero de la campaña permanente si voy a dedicar algunas líneas, ya que en este y en muchos otros casos se suele utilizar este término confundiéndolo y aplicando una metodología para nada idónea, logrando más daño que éxito, más pérdidas que ganancias.
Existe en algunos políticos la falsa creencia de que la exposición mediática en todo momento es imprescindible. Esto lo vemos en políticos con funciones de gobierno, pero también es muy común verlo en la oposición. Lo más grave es que están convencidos de que tienen una estrategia de campaña permanente y de no hacerlo perderán el capital político que han conseguido, que no aumentará el margen de electores en una futura contienda electoral o no subirán los porcentajes de aprobación en la gestión, cometiendo por ende el error de sobreexponerse siendo justo en la sobreexposición donde se comete el desacierto, y lo que piensan es una campaña permanente se puede pasar a llamar campaña de aburrimiento masivo o campaña para perder cualquier elección.
Hay que tener cuidado: no estoy sentenciando que un político deba tener poca exposición mediática o que no deba hablar en todo momento. Hay que estar claros en la necesidad de tener presencia en el día a día.
La comunicación política es clave, tanto un gobierno como una oposición y al igual los mismos partidos políticos tienen que comunicar, pero no se puede ni saturar ni desaparecer, es aquí donde la magia del marketing político entra en el tablero de ajedrez para lograr una exposición mediática lógica, pensada, inteligente.
Robert Greene quien es un escritor y psicólogo, escribió un libro de carácter muy controvertido llamado “LAS 48 LEYES DEL PODER” y del mismo, extraigo dos de esas leyes: Ley No. 6: “LLAMAR LA ATENCION A TODA COSTA” y la Ley No. 16:“UTILIZAR LA AUSENCIA PARA AUMENTAR EL RESPETO Y EL HONOR”. Vemos entonces, como el autor entiende la necesidad de un líder en tener exposición pero teniendo cuidado de no excederse en el proceso; una ley más de este libro que vale la pena comentar para tener la idea clara de la campaña permanente, es la Ley No. 29 “PLANEAR TODO EL CAMINO HASTA EL FINAL” y así debe ser, una campaña permanente debe estar planificada, sin cometer el error de sobreexponerse, sin cometer el error de desaparecer.
No quiero finalizar este articulo, sin antes decir que existen muchas fórmulas para hacer una excelente campaña permanente, y existen varias otras para hacerlo mal, NO escojan lo segundo, así que NI SE SOBREEXPONGAN NI SE DESAPAREZCAN y estoy seguro que conseguirán los resultados deseados.