Por: Jéssica Osorio
Artículo originalmente publicado en la revista Washington COMPOL 2017.
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Como describió en su momento Joseph Napolitan (929-2013), ‘El Padre de la Ciencia Política’: “Muchos de los que contratan mis servicios no saben cómo utilizar bien un consultor político”, y es que aún cuesta diferenciar entre estos profesionales y los politólogos.

Consultamos a dos expertos: el argentino Matías Boglione, subdirector en Es de Politólogos, plataforma de comunicación, debate e intercambio académico para estudiantes, profesionales de Ciencia Política y disciplinas afines con presencia en los países de habla hispana y Joan Gonçales, director de Marketing Político en Gobernatia, Escuela de Liderazgo y Alto Gobierno, la primera y exclusiva institución de capacitación política en España.

Boglione explica que desde la mitad del siglo XX la Ciencia Política tuvo un lento pero consistente crecimiento académico y su interés empezó a expandirse en la población. “Es multidisciplinaria y se nutre de numerosas disciplinas sociales, algunas mejor desarrolladas e incluso más antiguas”, afirma, y cita entre estas la Sociología, Economía, Antropología, Psicología, Derecho y, más recientemente, el Marketing o las Relaciones Internacionales.

“Quienes viven el nuevo siglo son muy diferentes a los del siglo XX. La hiper-comunicación, el culto a la imagen y el consumo excesivo de información está cambiando la forma en que las personas ven la realidad, pero también de las ciencias sociales en general y la Ciencia Política en particular”, comenta Boglione.

Por lo anterior, cada vez hay más politólogos que deciden abocarse al estudio de la Comunicación Política o el Marketing Político, dice el argentino, quien ve más fácil ahora vender un producto que un “político”, y, por ende, cada vez menos politólogos se interesan por áreas como la administración pública, la docencia, la investigación o el diseño de políticas públicas.

Las diferencias

Para Boglione, el consultor político es “un solucionador de problemas”, ya que descubre una “raíz” de donde el problema parece “surgir” y ayuda en su resolución. Una vez hecho esto, se retira, mientras que un politólogo puede planificar procesos más largos, con objetivos más allá de la próxima campaña electoral (aunque no en todos los casos).  Esto incluye análisis, diseño, gestión y evaluación de políticas públicas hasta recomendaciones diplomáticas.

Para Gonçales, quien es licenciado en Ciencias Políticas y sociólogo, la diferencia entre un politólogo y un consultor “es saber si el consultor es politólogo”, y manifestó: “a más especialización, mejor. Puede haber un consultor que fuera arquitecto y está bien o uno que viniera del mundo de la administración de empresas que también los hay”.

Sobre los políticos, el Boglione dice: “cualquier persona puede serlo, de hecho en muchos países ni siquiera es necesario tener estudios universitarios (como el expresidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva). Es más, prácticamente todas las personas “hacen” política en su vida diaria”.

¿En qué se especializan?

Los politólogos se pueden inclinar hacia la economía política, teoría política, psicología social, antropología política, administración pública, teoría del estado, diseño de políticas públicas, diplomacia, asesoría para campañas electorales, y derecho público, entre otros, según Boglione.

Gonçales coincide en que los estudios desde el campo de la politología son amplios y se debe tomar una especialización en dos campos: el electoral (campaña, la comunicación, gobierno abierto, participación, transparencia e igualdad, todo aquello que influye a la ciudadanía) y la administración pública”.

Explica que si el consultor es politólogo, sociólogo, o posee un posgrado en comunicación tendrá muchísima especialización y lo ideal es contar con amplia experiencia en campañas electorales y gestión pública.

Oferta laboral y remuneración

Gonçales describe el campo laboral de la politología así: “Es una carrera tan vasta como el ser humano. Es tan amplio, es toda la sociedad”, y al tener esa área de trabajo y el comportamiento de la misma ciudadanía, se convierte en la profesión más disruptiva del mundo.

En cuanto a los buenos consultores comenta que son adhocráticos para ofrecer respuestas en tiempo real en un escenario tan cambiante (de ad hoc) y no son burocráticos. “El buen consultor adhocrático tiene un alto grado de especialización académica y amplia experiencia, con capacidad adaptativa al cambio”.

Los campos de estos últimos son la gestión pública (open government, participación, igualdad, transparencia) y electoral (marca, investigación, campañas). Sobre el pago, asevera: “Depende del ámbito, la especialización y la reputación entre tantas otras cosas”.

Estos temas son constantes dudas de la comunidad en las redes sociales de Es De Politólogos y se resumen así: Si estudio Ciencia Política, ¿seré exitoso? ¿Haré dinero asesorando políticos o resolviendo problemas como los consultores?

“Este difícil responder estas preguntas. Si a uno le va bien o mal en la vida profesional depende de la pasión con que encare su trabajo diario, de cuánto le guste lo que hace, del ambiente en el que decida desenvolverse o lo predispuesto que uno esté a los cambios repentinos”, describe Boglione.

El argentino finaliza con que en este proceso de cambio continuo, politólogos y consultores políticos tienen mucho para decir y mucho por hacer; cada uno en su campo, pero también en el de los demás. Nadie es infalible, por más estudios que tenga. “¿Estaremos a la altura de las circunstancias o seremos devorados por la vorágine del cambio?”, concluyó.

Consulte: http://esdepolitologos.com/ y http://gobernatia.com/

El fenómeno viral de EDP

Si eres politólogo o consultor, no puedes pasar por alto el aporte creativo que brinda la plataforma de comunicación Es De Politólogos (esdepolitologos.com) en donde encontrarás debate e intercambio académico.

Cada semana, se suma un promedio de diez mil seguidores a su página de Facebook (llevan más de 445 mil de likes orgánicos) y tienen presencia en Twitter, Youtube e Instagram.

Sus colaboradores abogan por el conocimiento libre. Sus objetivos son, además de constituirse en un generador de opinión pública y ser una herramienta de construcción de ciudadanía global, entre otros.

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