Por:Verónica Fumanal
Las series políticas han aportado luz y han popularizado unas figuras que se mueven en la penumbra rodeando a los líderes políticos. Gracias a El Ala Oeste de la Casa Blanca, una serie que versaba principalmente sobre el trabajo del personal asesor del presidente Barlet, de Estados Unidos, se dieron a conocer profesiones como el jefe de gabinete o dircab, el director de comunicación o dircom, el escritor de discursos o speechwritter, el especialista en encuestas o pollster, amén de otros perfiles más vinculados a sectores como el de las relaciones internacionales, la economía, las infraestructuras… Todos ellos/as asesores/as que trabajan en la sombra para que el líder brille.
En este artículo vamos a centrarnos en la figura del jefe de gabinete o dircab, un perfil técnico-político que en Estados Unidos también se le denomina Jefe de Personal, porque es el responsable de los nombramientos de gran parte del staff de la Casa Blanca. Este cargo recae directamente en la Presidencia del Gobierno y depende únicamente del jefe del ejecutivo, siendo uno de los perfiles de más confianza y cercanía con el líder. Para realizar este artículo, he podido hablar con algunos de los ahora ex jefes de gabinete de algunos expresidentes de España, que prefieren aparecer en fuentes por su tradicional voluntad de discreción, pero a quienes les agradezco encarecidamente que quieran compartir sus vivencias y conocimiento con la audiencia de Beers&Polítics.
Dircab y President@, dos caras de la misma moneda
Si tuviéramos que definir qué es un jefe de gabinete podríamos decir que es un consejero general y un secretario de oficina; la persona que gestiona lo más preciado de un político, su agenda; pero también un asesor primus inter pares que debe proveer al líder de toda la información necesaria para tener un criterio propio sobre cualquier cuestión. Cuándo, dónde, con quién, para qué y por qué son las preguntas que piensa, elabora y propone un jefe de gabinete a la hora de diseñar el día a día de un líder político y de su equipo, puesto que entre sus quehaceres también se encuentra la coordinación del resto de áreas técnicas del gabinete. Según los ex dircabs entrevistados, existen tantos prototipos de jefe de gabinete como Presidentes del Gobierno, porque cada uno de ellos requiere de unas funciones determinadas y elige al perfil en función de sus cometidos.
El perfil de un dircab es altamente cualificado. Debe poseer un gran conocimiento de cultura general orientada al mundo político: economía, derecho, historia nacional, estadística, marketing… de modo que sepa asignar y coordinar a todos los expertos que trabajan en el gabinete del Presidente. Así mismo, los ex jefes de gabinete entrevistados inciden en la necesidad de experiencia política previa para poder ejecutar el cargo con diligencia. La política es el terreno de lo desconocido. Ningún día es igual a otro y saber gestionar una incertidumbre a la que están acostumbrados les otorga las herramientas necesarias para saber lidiar con el día a día. Por ello, la capacidad de respuesta y carácter templado parecen condiciones indispensables para afrontar las incertezas que componen la cotidianidad de un líder político.
La función normativa de un jefe de gabinete es la de diseñar, gestionar y ejecutar la agenda del líder político, así como la de proveer cuanta información sea necesaria sobre la actividad de todo el gobierno. Pero las funciones reales son innumerables y tan diversas como el oficio de la política. Es el oído que todo lo oye, la mente que todo lo sabe (o sabe a quién preguntar), los ojos que todo lo ven, pero además, es la persona que impide que se produzca el llamado “efecto Moncloa”. El efecto Moncloa se refiere al aislamiento que puede producirse cuando el Presidente del Gobierno se recluye en su residencia oficial en el Palacio de la Moncloa, que se sitúa a las afueras de Madrid, en un complejo absolutamente cercado y preservado por las fuerzas de seguridad. El complejo de la Moncloa tiene 16 edificios, donde trabajan alrededor de unas 2.000 personas[1]. Es como una ciudad de poder que puede tener la cualidad de ensimismar al líder, alejándolo de la calle. Así pues, en palabras de uno de los entrevistados, una función básica del dircab es “frenar la tendencia al aislamiento” del presidente.
Como jefe de personal del gabinete del Ejecutivo, el dircab es un captador de talento, un reclutante de perfiles para asesorar al presidente sobre cualquier materia de índole nacional o internacional por random o periférico que éste pueda ser. Así pues, el jefe de gabinete debe tener una gran capacidad de aprendizaje, de concatenación de temas y de análisis, de modo que pueda sintetizar la información de los diversos especialistas de su equipo para realizar una composición de lugar lo más completa posible para el Presidente. Del éxito o fracaso del equipo del gabinete dependerá en gran medida el contenido técnico y político del relato del líder, así como su capacidad de análisis y visión política.
El gabinete reproduce, de forma más modesta, las mismas áreas ministeriales de las que se compone el Consejo de Gobierno. Los asesores del líder son los responsables de realizar las notas técnicas que permitirán al político conocer los límites y posibilidades de cada una de las áreas, juntamente con los equipos ministeriales, así como preparar el Consejo de Ministros semanal. Según uno de los entrevistados para este artículo, en Moncloa persiste la tradición de que cada informe tenga trazabilidad, es decir, lleve la firma del técnico que lo ha realizado, del departamento al que pertenece y la firma de validación del jefe de gabinete. De este modo, cada uno de los especialistas se responsabiliza de su trabajo y el Presidente puede consultarle personalmente en caso de necesitar más información, pero siempre con la validación y el visto bueno del jefe de gabinete.
En materia comunicativa, no hay discurso pronunciado o mensaje lanzado que no sea revisado por el jefe de gabinete, hasta aquellos que se realizan bajo las siglas del partido político, como los mítines. Bajo su responsabilidad están todas y cada una de las comparecencias del líder político, así como las diversas comunicaciones que se realicen, de forma oficial o en fuentes, desde la Moncloa. Así pues, a propuesta de los diversos técnicos en comunicación, es el dircab quien valida y filtra los mensajes para luego ser aprobados por el líder político.
Finalmente, si tuviéramos que definir con un concepto la relación entre Presidente y dircab, hablaríamos sin duda de la confianza mutua, y sería la pérdida de ésta la que debería interrumpir, mediante cese o dimisión, la relación profesional. Según uno de los entrevistados, la complicidad entre ambos llega a ser tal que se produce una relación simbiótica en la que es difícil determinar dónde empieza y acaba la influencia del uno sobre el otro. Así que, president@ y jef@ de gabinete son dos caras de la misma moneda del poder ejecutivo.
[1] Los secretos de la Moncloa, el gran centro de poder en España https://elpais.com/elpais/2018/04/04/eps/1522843534_186726.html
Fuente: Beers&Politics