Si quieres ser un político en campaña, debes parecerlo. Para ello debes preocuparte por tu imagen, porque la forma en la que te muestres y cómo la gente te perciba va a ser la opinión que tendrán de ti.
Una elección es el evento más importante para el cual el político debe construir su imagen y cuidar cada detalle, ya que su propósito es ganar, ser gobierno y quien tome las decisiones.
Para manejarse en política debe saber moverse, saber hablar, saber lo que es beneficioso y lo que no. Recordemos que la vida pública se une a la vida privada y todo es parte de esa imagen. Por lo tanto, hay lugares, por ejemplo, a los que no conviene asistir para evitar ser sorprendidos en una foto con otro que lo perjudique.
El paradigma que conocimos de la forma de hacer política ha cambiado, aunque algunos siguen pensando que la política tiene las mismas expresiones. Hoy, la imagen puede desvanecerse en un instante, por eso existe la ingeniería de la imagen pública, que diseña los lineamientos que debe seguir un político desde el momento en el que empieza a hacer campaña. Si un candidato hace lo mismo que hacen otros políticos, el resultado será negativo por una cuestión de repetición a lo conocido.
La comunicación política juega aquí un papel importante, comprende el lenguaje no verbal, y eso estimula la imagen frente a los demás, que luego repercute en el resultado electoral y en las variables de imagen positiva.
El lenguaje corporal está constantemente exponiendo la imagen, porque comunica desde el movimiento sin mediar palabras. De esta manera, ejecutado de manera inconsciente, puede contradecir el propio interés del político, ya que es un idioma que no miente, pues expone los micro sentimientos y emociones, porque es un termómetro del interior del político.
Así, cómo estrecha la mano, cómo camina, cómo se para, cómo mira, es parte de la imagen. Es decir, el lenguaje debe estar controlado porque el candidato está en una vitrina, expuesto.
Hay una serie de ademanes que acompañan al mensaje: el gesto que ratifica, el que enfatiza, el que resalta algo, el que describe, los que son sugestivos, los que son emocionales, los negativos o afirmativos. Sin embargo, es necesario el equilibrio justo, no se puede ser demasiado expresivo, ni mover mucho y repetitivamente las manos.
La realidad que proyectas
Elegir la ropa adecuadamente, el color, cuidar los detalles, etc, es fundamental en campaña política, porque la imagen es la realidad, lo que es el candidato y lo que proyecta; es lo más importante, pues es lo único que tendrá cerca el elector para votar al político.
El electorado crea un vínculo visual entre lo que es la persona/candidato en sí y la imagen que expone. Es decir, lo que el elector percibe del candidato produce un efecto de imagen que construye un acercamiento de aceptación y empatía o de rechazo.
Se construye la figura de fondo focalizada que lo destaca de la mayoría, y por ello debe mantenerse una rigidez material al iniciar la campaña en cuanto a la ropa y a los gestos. Esa imagen proyectada del candidato construye una cercanía emocional. Y solo viendo una fotografía se forma una aceptación positiva o negativa.
La decisión del electorado se forma con la emoción, y sin conocer en persona al candidato lo votarán por la imagen, que representa sentimientos, que enorgullece o avergüenza.
También es importante lo que le rodea. No solo debe destacarse la imagen física, sino también la imagen hablada o mensaje; la imagen escrita: sus escritos; la imagen icónica: sus fotos y símbolos, porque la fotografía refleja quién es la persona, qué pretende y quiénes son sus amigos.
Todo lo anterior está comunicando y vende o proyecta al candidato.
Fuente: Blog Polemos Politic