Internet, desde su inicio, ha sido un medio discursivo. Con el surgimiento de nuevas plataformas digitales y herramientas tales como blogs, vídeo digital, redes sociales y múltiples aplicaciones móviles, esta naturaleza discursiva se ha transformado en una red digital global, integral e inclusiva. La velocidad, fiabilidad, bajo costo y, lo que es más importante, la gran escala de esta Red, son las que permiten el amplio alcance que en la política han alcanzado.
Debido al hecho de que la política participativa siempre se ha basado en un complejo juego de discurso y acción, estamos presenciando una revolución política que tiene sus raíces en nuevas tendencias tecnológicas y un activismo digital. A medida que el uso continúa aumentando y nuevas herramientas organizativas y de comunicación ingresan al mercado, todas las campañas políticas deberán abrazar este cambio de paradigma si desean tener éxito.
El filósofo social Jürgen Habermas nos introdujo al concepto de la Esfera Pública; un foro, independiente del control del gobierno, que se dedica al debate racional y que es de accesible entrada, abierto a la inspección ciudadana y que fomenta la formación de la opinión pública.
Cada vez más, las tecnologías digitales se utilizan para organizar la información política en la Esfera Pública, y a diferencia de las utilizadas en los medios tradicionales, estas herramientas interactivas permiten tanto la producción como el consumo de contenido político. La forma en que se usan las tecnologías digitales en las próximas décadas estará modelada por las decisiones que se tomen en la actualidad, y la comprensión de las estructuras normativas y suposiciones sistemáticas de información política ayudará a las futuras campañas electorales conectar, de forma más eficiente, su inherente identidad democrática con la ciudadanía.
Diversos estudios realizados en las últimas dos décadas nos indican que el tipo de discurso que se genera y practica en línea no difiere de las discusiones cara a cara; sin embargo Internet posee una capacidad mensurable para influir en la efectividad participativa de la ciudadanía. Las actuales avenidas digitales de discusión proporcionan a los individuos actividades políticas tradicionales y al mismo tiempo brindan nuevas oportunidades dinámicas para el intercambio de perspectivas y para la movilización.
Adicionalmente, las victorias políticas dependen de la cantidad y la calidad de información a la cual las campañas tienen acceso. Es decir, la información de las encuestas, los perfiles demográficos y los informes de estado, se han convertido en activos invaluables. Gracias a la disponibilidad y el alcance de las herramientas digitales, campañas de todos los tamaños y restricciones presupuestarias, tienen acceso inmediato a la infraestructura tecnológica y bases de datos relacionales que son necesarios para maximizar sus probabilidades de éxito.
Los jefes de campañas políticas harían bien en reconocer que las medidas más tradicionales de participación, como lo son el voto, el libre dialogo con funcionarios y las actividades de campaña, públicas y colectivas, no cubren la gama de vías de participación disponibles para un público versado en medios digitales. Con la acentuación definitiva de la cultura de Internet, la participación política ha adquirido nuevas formas, por lo tanto, todas las campañas políticas, actuales y futuras, tendrán que adaptarse de acorde a ellas.
La compleja interacción que actualmente existe entre el uso de los medios digitales, la comunicación ciudadana y el compromiso público, ha establecido un nuevo formato para la práctica política; uno que está lleno de oportunidades para producir nuevas formas de poder y agencia.
Fuente: Blog de RR&Cía
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