Por Julio Otero*
La corbata es una de las prendas por excelencia de la indumentaria de los políticos. La solemnidad que denota la convierte en un complemento imprescindible para los trajes de chaqueta que los jefes de Gobierno suelen vestir en sus comparecencias públicas. Una de sus variantes, la llamada corbata de lazo (en España conocida como pajarita), es, sin embargo, un elemento mucho más esporádico en el código de vestimenta del poder.
A pesar de ser un accesorio considerado formal, su uso se limita casi exclusivamente a las galas, donde los políticos invitados lucen esmoquin. La Cena de los Corresponsales de la Casa Blanca es uno de los eventos por antonomasia en el que los presidentes de Estados Unidos se dejan ver con corbata de moño. En España, un político con pajarita evoca, directamente, a la ceremonia de entrega de los cinematográficos Premios Goya.
Casi todas las fuentes coinciden en que la popularizó Luis XIV y la aristocracia gala. Su origen está en los mercenarios croatas que lucharon al servicio de Francia en la Guerra de los Treinta Años, quienes usaban una bufanda alrededor del cuello para ligar la abertura de sus camisas. El Rey Sol decidió incorporar estos pañuelos anudados al uniforme militar de su reino. El término francés ‘cravate’ (corbata) evoca su origen croata: ‘Hrvatska’ significa Croacia en esta lengua.
A lo largo de la historia, algunos dirigentes han destacado por el orgullo con el que lucían lo que en Colombia llaman corbatín. Esta prenda forma parte, junto al puro o la chistera, de la iconografía del primer ministro británico Winston Churchill.
En nuestro país el mejor embajador -nunca mejor dicho- de la pajarita ha sido el diplomático Inocencio Arias, que llegó a representar al Estado español ante las Naciones Unidas.
Conservador como Churchill (seguramente bastante más) es uno de los principales valedores de la pajarita en la actual política del Viejo Continente. El eurodiputado polaco Janusz Korwin-Mikke en una entrevista al diario ‘El País’explicó que “sus pajaritas tienen intención ideológica”. “El establishment usa corbata, los izquierdistas chapas y lemas, un buen conservador debe llevar pajarita”, expresó. Pero, más que por su estilo, Korwin-Mikke es conocido por sus declaraciones incendiarias sobre las mujeres, a las que considera “menos inteligentes que los hombres”.
En las antípodas ideológicas del polaco está a quien el diario ‘Córdoba’ mencionó como “el político de la pajarita”. Antonio Hurtado, diputado del PSOE por dicha provincia en el Congreso, es “activista LGTBI” y “ecologista militante de las dos ruedas”. Y es que en el club de la pajarita hay de todo, como en la viña del Señor.
Pero la pajarita política más famosa del pasado 2019 fue, sin lugar a dudas, la de George Kent, subsecretario de Estado adjunto responsable de la política estadounidense hacia Ucrania. Eldiario.es cuenta en una noticia que el amarillo y el azul verdoso de esta prenda prácticamente eclipsaron su intervención en el Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, al que acudió a declarar en el marco de la investigación para un posible juicio político al presidente Trump. La corbata de lazo causó, al parecer, “furor en las redes sociales y entre algunos de los periodistas que cubrían su intervención”. Entre ellos, eldiario.es menciona a la corresponsal de la cadena de televisión ABC en el Congreso, Mary Bruce, quien comentó en Twitter que “al margen de la política, todos podemos estar de acuerdo en que George Kent y su pajarita están subiendo el nivel de la moda en el Capitolio”.
Fuente: Blog El Atril
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