El desarrollo y uso de las tecnologías digitales y de comunicación están convirtiéndose en una pieza clave en las campañas electorales contemporáneas. Tecnologías de última generación como el Big Data (conjunto de datos en gran volumen, complejidad y velocidad gestionados por medio de aplicaciones informáticas), pasan a ser una nueva forma de entender y atender las estrategias alrededor de la gerencia política a escala mundial permitiéndonos conectar con el electorado con mensajes microdirigidos y personalizados.
El uso profesional de las tecnologías avanzadas como el Big Data, han transformado de forma disruptiva toda la lógica del quehacer político en circunstancias de competencia electoral, al llegar a modificar la propia naturaleza de los mensajes y las comunicaciones realizadas por los propios líderes en las campañas. Recordemos lo que hasta hace poco tiempo eran los métodos tradicionales de este proceso, que se caracterizaban por una interacción face to face para buscar el voto del ciudadano, siendo la comunicación principalmente de tipo unidireccional; ahora, en años recientes, con el uso del Big Data y otras herramientas (geofencing, digital listening, etcétera), la interacción del líder con el público se hace mucho más amplia y, al mismo tiempo, más efectiva en relación con las necesidades, problemas e intereses particulares de cada sector o grupo de personas. Con la utilización del Big Data se pueden llevar a cabo campañas más interactivas, fortaleciendo la calidad de la comunicación en periodos electorales, con capacidad de desarrollar mensajes precisos dirigidos a los votantes, dotando de certidumbres a los estrategas y previsibilidad en el monitoreo de la sociedad digitalizada.
En pocas palabras, el Big Data proporciona al estratega de campaña los grandes números para un análisis estadísticamente adecuado a favor del candidato, encontrando los grupos ideológicamente cercanos al proyecto del líder.
Con esto no queremos decir que no sean importantes los medios tradicionales de comunicación (radio, prensa, TV), aún lo son, pero sin duda han perdido el peso que poseían en el pasado. Ahora podemos de manera mucho más efectiva llegar al electorado sin la mediación de los mainstream media.
El Big Data nos permite en una campaña obtener información de los usuarios de las redes sociales, sus intereses, patrones de consumo, estado de ánimo, preferencias, horarios, grupos a los que pertenecen, entre otros, y esto facilitado por los propios algoritmos que nos permiten dar los mensajes que los votantes desean escuchar. En pocas palabras, el Big Data proporciona al estratega de campaña los grandes números para un análisis estadísticamente adecuado a favor del candidato, encontrando los grupos ideológicamente cercanos al proyecto del líder.
Mediante el Big Data podemos llegar a trasladar las propuestas de los candidatos con mensajes de alta precisión acordes con los intereses reales de cada votante que interactúa en redes sociales como Facebook, Instagram, Twitter, Tik Tok, y más.
Un ejemplo de lo que señalamos lo vimos en la campaña presidencial de Donald Trump, en 2016, en donde fue mucho más allá de lo logrado en 2008 por Barack Obama, en cuanto a la cobertura de datos de usuarios de redes sociales. Ello, sin duda, significó un parteaguas en el manejo estratégico de datos en procesos electorales con perfiles confiables de cada votante, y la posibilidad de convertir un voto indeciso, en un voto de apoyo al candidato.
Un caso emblemático y exitoso del uso de tecnologías digitales lo observamos también en la campaña de Jair Bolsonaro en Brasil, en 2018. Un país con un padrón electoral de más de 147 millones de personas y en donde el candidato tuvo un sorprendente bajo nivel de gasto (USD 725 mil) en comparación, por ejemplo, con el gasto de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador en México, en 2018. Bolsonaro logró apuntalar su campaña por medio de las redes sociales desde la cama del hospital, donde se recuperaba de una cirugía mayor, utilizando para ello mensajes en Facebook muy precisos y de gran impacto en la población votante –apoyado por los datos de inteligencia del Big Data-. Brasil es un país con más de 100 millones de usuarios de redes sociales.
Como podemos ver en los ejemplos exitosos de Trump, en Estados Unidos, y más recientemente de Jair Bolsonaro, en Brasil, debemos entender que el destino de las campañas electorales en este siglo XXI está enmarcado en el ecosistema digital.
Algunos datos que sostienen esta afirmación nos la señala la plataforma estadística internacional STATISTA, que nos muestra que la penetración promedio de la Internet en América Latina es de, aproximadamente, 440 millones de usuarios en 2017.
Entendamos que al conectarnos como usuarios, sea desde un smartphone, una tablet, laptop o una simple PC, estamos generando datos que dejan una huella digital, antecedentes que pueden ser registrados, analizados y usados para distintos propósitos, entre ellos, el uso estratégico para la búsqueda de la victoria electoral.
Fuente: politicacomunicada.com