Por Priscila Celedón Consuegra
El período más crítico de la mitad del siglo XXI ha comenzado para todos los territorios del mundo. La variabilidad climática, la situación de los migrantes, las marchas y el descontento colectivo en expansión, y la llegada del Covid-19 en una época de gran movilidad, comunicación instantánea e informaciones falsas que se mezclan con verdaderas y cuesta diferenciar, es la plataforma de una crisis generalizada.
El 2020 y los años subsiguientes, conforman un período de grandes desafíos para la generación de dirigentes que están hoy en el poder o prontos a ejercerlo. Desafíos en salud, empleo, igualdad, generación de riqueza, cambio climático y derechos de tercera y cuarta generación ocuparán más que nunca la agenda diaria mundial. Los dirigentes de este periodo serán los más examinados, evaluados, interpelados y exigidos de los últimos 50 años.
Hoy conocemos en calidad de protagonistas o de víctimas cómo es una crisis global en tiempos de la comunicación 2.0, los líderes de la cuarta revolución industrial y la eDemocracia.
Decía Winston Churchill que “nunca se debe desaprovechar una buena crisis”, haciendo referencia a cómo la situación posterior a la Segunda Guerra Mundial favoreció la creación de las Naciones Unidas. Este es el primer mensaje que quiero compartir a los dirigentes de hoy. Para aprovechar una gran crisis como la actual, les recomiendo las siguientes 10 claves.
1. Trabaja con tu interior
Ante una crisis, lo primero es la anticipación, esta se logra cuando los dirigentes, se conocen bien a sí mismos, saben sus fortalezas, debilidades, habilidades y condiciones en el momento presente. Hay que tener claro muy rápidamente en qué escenarios está la crisis, qué va a necesitarse hacer en calidad de dirigente y cuáles son tus fortalezas y carencias en esos escenarios. En tal sentido, de manera privada, tienes que trabajar prontamente en tus falencias y rodearte de quienes independientemente de ideología o posición partidista, puedan apoyarte de forma generosa, solidaria y discreta para cubrir o gestionar estas falencias. Debe ser un trabajo persistente y paralelo a la atención de la crisis. Los dirigentes son como atletas que deben afrontar los obstáculos que se les presente y seguir en competencia.
2. Información y Tecnologías de Gobierno
Una crisis es más manejable si gestionamos la mejor información sobre ella, sus efectos e impactos. Por ello es bueno mantener siempre las bases de datos, las estadísticas, el sistema de información geográfica y un punto para el manejo integrado de información con reportes periódicos (cuando la emergencia llega, la información debe ser diaria), que nos permitan tener un control del territorio, la población, los sectores en crisis, y temas adicionales claves para gestionar ésta. A mayor información menor probabilidad de error. En momentos de emergencia se hace visible la diferencia entre las verdaderas smartcities y las que se autodenominan así pero no cumplen con los requisitos mínimos para ello. Los elementos de bioseguridad y ciberseguridad de las ciudades así como la movilidad inteligente, se harán cada vez más importantes. Ante una crisis quien tiene mejor información tiene un menor costo político y social y puede responder en menor tiempo y de forma más acertada a las demandas de su población. No jueguen a prueba y error.
3. Selección y consolidación del equipo de trabajo y elección de aliados
Enfrentar una crisis es participar en una guerra, pero es muy peligroso entrar en guerra si no se cuenta con el equipo de generales experimentados en las temáticas de territorio, comunicación, estrategia y condiciones para enfrentar al enemigo y asegurar el triunfo. No es posible llegar al campo de batalla con un grupo de soldados desarticulado, sin objetivos comunes y con intereses diferentes, que no conozcan bien cada uno de los factores que permitirán entrar en combate. Hay que contar también con aliados fuertes, confiables, que respeten las reglas y que no te engañen. Si no confías en tu equipo de trabajo o no es competente, aunque parezca inicialmente equivocado, hay que reforzar el equipo y en casos imperiosos hacer reemplazos que cambien tu situación desventajosa. Creer falsamente en esta era comunicacional, que con un buen estratega de imagen podrás ocultar tus deficiencias de generales y asesores, es un error que se paga a un alto costo. Si necesitas expertos en economía, salud, estadística, bioseguridad o informática, pues hay que buscar a los mejores que puedas y hacerlos tus amigos más cercanos.
4. Construcción de un diálogo permanente con tu población
Ante una crisis de salud, social o económica, la población necesita sentirse protegida por un líder que les hable claro, que sientan cercano, que pueda comprender sus circunstancias y que sea coherente (pensar, sentir y actuar de la misma manera), para así confiar en que sus decisiones serán las mejores, que actúa como un buen padre de familia. Si el dirigente no crea una relación directa y cercana, dudarán de su protección, compromiso y fuerza para asumir la crisis y salir adelante con todos.
5. Autoridad y Empatía Solidaria
Las crisis que implican cambios de hábitos sociales, como en la pandemia del covid-19, requieren de los líderes mucha legitimidad, para generar la empatía suficiente con la población, de tal forma que cumplan los cambios que sean exigidos, pero también para que acepte una autoridad más fuerte que la normal. Es decir, si tienes una población con carencias y una desigualdad significativa, para pedirle a tus ciudadanos se queden en casa debes ofrecerles la alimentación suficiente, la reducción de sus gastos básicos de servicios públicos y apoyos especiales a las poblaciones más vulnerables. Así se podrá reconocer autoridad legítima para cumplir ese pacto social temporal.
6. Planificación realista de crisis y visión de futuro
Es evidente la dificultad para mirar al futuro mientras se atiende una crisis, sin embargo resulta indispensable abrir este espacio para tomar control de la postcrisis y aprovechar las oportunidades que ella trae. Hay que responder de manera realista con acciones públicas más eficientes. Los mandatarios que cuentan con un plan de desarrollo demandan su pronta revisión, para ajustar los proyectos y recursos financieros que lo requieran. La postcrisis será menos compleja si se cuenta con un camino claro para resolver las situaciones difíciles que se presenten. Como dirigente no puedes pensar con el deseo, no puedes dejar la realidad a un lado y profetizar un tiempo específico en que el virus se irá, esto no está bajo tu control, pero si puedes prever lo que se espera sucederá y apuntar allí tu plan de gobierno para construir las mejores condiciones que mitiguen el impacto postcovid.
7. Organización jerárquica interna y acción efectiva
Cuando se está en una crisis hay que funcionar como en una guerra. En una guerra es clave establecer con claridad responsabilidades y jerarquías para lograr una acción efectiva. La confusión, las dudas, la falta de reglas claras y compartidas aumenta las bajas, los daños y el tiempo de caos. Por eso, los protocolos y acciones de respuesta que siguen secuencias deben cumplirse con total rigurosidad, evitando dudas diferentes a la dinámica del virus, su carencia de tratamiento y de vacuna.
8. Permanente monitoreo y evaluación
Una crisis demanda un puesto de mando donde se conjuguen periódicamente las fuerzas más importantes para ganar la guerra, es decir, los comandantes (autoridades), la información actualizada y de calidad (mapas, datos, sistemas, drones, etc.), los aliados, la comunicación efectiva y sin ruido, los expertos temáticos, sociales, comportamentales y los que mejor leen la calle y la dinámica cultural de cada población. Este equipo debe construir un proceso de monitoreo permanente, evaluando y mejorando la acción pública frente a la emergencia.
9. Toma de decisiones firme con asunción de riesgos
La toma de decisiones que surge del diálogo con el equipo de crisis y los resultados del monitoreo y la evaluación, tendrán un margen de error pero siempre será menor que la decisión subjetiva o la que esté en manos de “bienintencionados” no expertos. Aquí no caben los comités de aplausos. El dirigente debe tomar decisiones firmes asumiendo los riesgos, atendiendo el viejo pero acertado método de la relación costo/beneficio. Es mejor actuar a tiempo, que dudar y trabajar a prueba y error. El manejo sereno de la incertidumbre política asegura un liderazgo de calidad.
10. Capacidad de adaptación y de solución de errores
Si bien hay que tomar decisiones y asumir riesgos, también en esta guerra hay que tener capacidad de adaptación y buscar nuevas soluciones cuando las que se han tomado fallan. Para el proceso decisional, les ofrezco mi fórmula: Costo político= tiempo/conocimiento, como el tiempo siempre es escaso, el mayor o menor conocimiento es definitivo. A mayor conocimiento menor costo político y probabilidad de error. Esto se vuelve trascendental cuando el costo político se cuenta en vidas humanas.
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