Por: Jamer Chica
Ya se acerca la segunda entrega de los Napolitan Victory Awards en la ciudad de Washington (segunda versión desde que los prestigiosos premios “Victory” adoptaron el nombre del padre de la consultoría política), por esta razón quisimos remembrar los cien tips que Joseph Napolitan aprendió en 30 años como Consultor Político.
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La estrategia es el factor individual más importante en una campaña política
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El efecto del “voto al ganador” no existe.
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La cantidad de asistentes a los actos electorales tiene poco que ver con el voto.
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Las encuestas son esenciales pero no hay que dejarse engañar por ellas.
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Un partido dividido pierde fuerza.
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No hay que temer nunca la incorporación de verdaderos expertos.
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La mayoría de campañas no saben cómo utilizar a sus a sus asesores.
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Los spots de televisión que muestran grandes multitudes tienen escaso valor real; sólo hacen sentirse bien al candidato.
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La cantidad de dinero a gastar es menos importante que cómo se gasta
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Si algo funciona, hay que seguirlo usando hasta que deje de hacerlo.
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Lo nuevo no es necesariamente mejor.
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Hay que asegurarse de que el mensaje sea claro y comprensible.
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Nunca hay que subestimar a la inteligencia de los votantes ni sobreestimar la cantidad de información a su disposición.
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El electorado no es estúpido.
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En la publicidad pagada debe atacar al oponente un tercero.
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No subestimar el poder y la penetración de la radio.
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No hay que subestimar el impacto de una administración impopular.
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La percepción es más importante que la realidad.
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Dirigir una campaña no es un proceso democrático.
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Hay que asegurarse de que el candidato conoce sus propuestas.
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No complicar la campaña Todo debe ser tan claro y sencillo como sea posible.
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Hay tres pasos para ganar cualquier elección: decidir qué se va a decidir, decidir cómo decirlo y decirlo.
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No quedarse enganchado en eslóganes y logotipos.
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Primero hay que proteger el terreno propio.
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No hay que temer invadir el territorio de la oposición.
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Lo que se dice en Cornellà puede ser oído en Ulldecona.
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Hay que dejar que el candidato hable a la gente.
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Cada campaña es diferente.
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Hay que evitar auto destruirse.
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No se debe dejar al oponente campar a sus anchas.
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Hay que empezar pronto.
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Se puede pulir un candidato pero no cambiarlo realmente.
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Aprovecha las organizaciones existentes.
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Hay que impulsar al candidato a priorizar en el uso de su tiempo.
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Si se usan nuevas tecnologías, se necesitan especialistas.
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Los apoyos públicos son buenos pero hay que saber utilizarlos.
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No se deben hacer promesas exageradas –especialmente si se va a ganar-
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Hay que proceder con cautela en elecciones en el extranjero.
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Hay que dejar claro siempre a los demás colaboradores de la campaña que no se está buscando quitarles el puesto.
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Si los consejos no son seguidos, es mejor marcharse.
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Los compromisos financieros deben ser establecidos antes de empezar la campaña.
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Nunca se debe dar nada por supuesto.
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Si se comete un error, no hay que temer admitirlo e intentar otra cosa.
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Investiga a tu candidato de forma tan exhaustiva como a tus oponentes para saber cómo será atacado.
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Hay que saber cuándo se puede jugar fuerte, y cuando no.
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Las cosas menores a menudo son importantes.
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No dejéis a vuestro candidato pensar que sólo porque ha dicho una cosa una vez todo el mundo la ha escuchado.
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Para demostrar lo contrario basta con dar un vistazo a las encuestas.
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Cuidado con las soluciones simples a problemas complejos.
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Recelad de las encuestas sobre elecciones primarias, porque en las primarias se producen extraños resultados.
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Refrenad a los amateurs apasionados.
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Estad preparados para producir materiales publicitarios hasta el final de la campaña.
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Ten una razón para lo que haces.
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Aseguraos de tener buenas fotografías del candidato.
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Reconoced vuestras propias limitaciones.
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Estableced y mantener un sistema de comunicación inmediata entre los diferentes asesores.
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No tengáis pánico acerca de los errores. Ocurrirán.
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No se tiene por qué amar al candidato, pero al menos se le debe respetar.
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Aseguraos de que vuestro candidato descanse.
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Hay que ser cuidadoso en la selección de técnicos.
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Desprende confianza pero nunca exceso de triunfalismo.
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Aseguraos de que vuestro candidato sabe por qué se ha presentado a las elecciones y sabe responder a la pregunta “¿Por qué debo votarle a usted en lugar de a su oponente?
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Adelantaos a las campañas negativas.
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No hay que hablar sobre los defectos propios.
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La información instantánea genera compromiso.
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Cread siempre un departamento de respuesta inmediata.
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Hay que saber qué está tramando el adversario.
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El enemigo de tu enemigo no es necesariamente tu amigo.
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No hay que oponerse a toda propuesta o declaración de los adversarios.
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Conoced dónde reside el poder real de tu adversario.
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La información es poder, hay que usarla inteligentemente.
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Analiza tus derrota.
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La intención de voto de una persona es más importante que quién piensa que va a ganar.
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El que una estrategia sea diferente no significa que sea mejor.
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No te engañes ni engañes a tu candidato.
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Una base de poder ayuda.
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No subestiméis la importancia del simbolismo visual.
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Si no tenéis que utilizar campañas negativas, no lo hagáis; si tenéis que hacerlo, que sean eficaces.
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Dominad el medio de comunicación dominante.
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Sed persistentes, pero sabed cuando hay que dejarlo.
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Sobrevive para poder luchar otro día.
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Cuando te parezca que lo sabes todo, resulta que te estás equivocando.
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Si te enteras de que alguien ha dicho algo desagradable acerca de ti, no reacciones pasándote.
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No se puede tener la piel fina y sobrevivir mucho en este negocio.
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Las campañas debieran ser divertidas.
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Aprende a ser paciente.
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La puntualidad en política no existe, o casi.
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No des por seguro que tienes un contrato hasta recibir el cheque.
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Si tu candidato gana, se debe a su encanto, imagen y poder de persuasión; si pierde, es tu culpa.
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Sed tolerantes.
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Estableced la credibilidad de vuestro candidato antes de lanzar una campaña negativa.
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La madurez llega con la edad.
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No hay que correr riesgos innecesarios.
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Si tienes dudas, no vayas.
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Las campañas son importantes, pero no tanto.
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No tengáis demasiada simpatía hacia un candidato.
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Si no soportas el calor, no entres en la cocina.
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Hay que dejar que la mujer del candidato haga lo que quiera.
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Nunca se gusta a todo el mundo.
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Hay que distinguir entre lo esencial y lo que no lo es.
Fuente: Blog de Jamer Chica