Por: Miguel Antonio Molina Picazo
Artículo originalmente publicado en la revista Washington COMPOL 2017.
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Más de 100 años de investigación y nadie ha sido capaz de etiquetar un liderazgo estable, permanente en el tiempo y que sea verdadera referencia de la clase política. ¿Imposible? Nada lo es, sin embargo, los diferentes contextos sociales causan o irrumpen las agendas de los líderes o políticos que buscan consolidarse en sus puestos.
La contienda política requiere de gentes fuera de lo común, dispuestas a rodearse de los mejores, de transmitir confianza y de ofrecer oportunidades a los demás, y en especial a su equipo. Al político se le juzga por su voluntad, su compromiso y su lealtad en aquello en lo que ha pregonado. En pocas palabras, la ética y la estética.
El International Speech & Media Trainer Yago De Marta, dio una lección en la XI Cumbre de Conferencias con su ponencia “El Líder Absoluto”, y relató que el eje fundamental de los políticos o líderes es la propia gente. Su frase: “Si no pasa algo, la gente desconecta”, nos dice que un líder es algo más que un político que ocupa la primera escena de poder, bien sea de su partido o de Gobierno.
¿Qué pasos deben seguir para ser un líder? Aquí se aconsejan los siguientes:
- Confianza: Un líder tiene que ser capaz de movilizar no sólo a las masas sino a su equipo. La batalla se gana desde casa y para ello quienes trabajen en su campaña electoral deben estar convencidos que su líder es el mejor.
- Orador: El político que desea ganar batallas electorales debe hacerlo con un discurso convincente y bien estructurado. Su puesta en escena tiene que ser implacable ante los opositores. Su lenguaje, su estilo y su mensaje te hacen ganar e incluso perder.
- Ejemplaridad: Un líder jamás debe comportarse como un jefe. El líder tiene que ser el primero en dar el paso, cuidar mucho su conducta y su actitud ante los demás. Lo que haga repercutirá en el resto de compañeros de campaña.
- Educador: A un líder no es necesario que se le recuerde que debe manejar un equipo. Él mismo tiene las aptitudes necesarias para ayudar, explicar o fomentar los valores de su partido y proyecto.
- Inspirador: El político que asume el poder de una organización o encabeza un proyecto político se tiene que convertir en el espejo de los demás. Aquél que logre ser una referencia o un ejemplo a seguir, será un excelente líder.
- Flexible: Un líder que quiera mantenerse en el poder tiene que saber adaptarse ante los cambios, ser flexible y empático. Los contextos socioeconómicos irrumpen y obligan modificar hojas de ruta. El líder debe entender esos cambios.
- Comprometido: Los líderes actuales provocaron una ruptura de confianza con sus electores. La desafección es el peor enemigo de la democracia y es por ello que el líder tiene que comprometerse y ser fiel a la Administración y a sus ciudadanos.
- Estética: Los liderazgos políticos se consolidan si el político en cuestión cumple con lo prometido. La ética ya no es suficiente en los tiempos modernos. Los cargos públicos están obligados a cuidar mucho con lo que dicen y lo que hacen.
- Valiente: En los tiempos de conflicto, crisis, desafección… el líder es más necesario que nunca. Un político tiene que ser proactivo y tener la fortaleza mental de que su proyecto es el más adecuado para generar bienestar entre la sociedad.
- LIDERAR: La última engloba a las anteriores y a otras muchas más. Liderar significa gobernar para todos y: convencer, transmitir, persuadir, escuchar, cumplir, favorecer, ilusionar, construir, entregar, aportar, conocer, explorar, pactar, comprender…
Tipos de líderes
Dispuestos a citar grandes autores, la referencia por excelencia es David Goleman. En su obra “Inteligencia Emocional”, dice que los líderes en general disponen de una inteligencia emocional de gran nivel para resolver todo tipo de situaciones o adversidades puntuales. La resolución de conflictos de intereses a través de la “Teoría de Juegos” es viable si un líder está capacitado y rodeado de los mejores.
Goleman aporta varios tipos de liderazgos: los autoritarios, los conciliadores, los democráticos, los ejemplarizantes, los coach y los coercitivos. Para este autor, el liderazgo marca: “unas estrategias, motivan, crean una misión e implantan una cultura”. De estos seis tipos, Goleman considera, que:
“El líder autoritario hace avanzar a la gente hacia los sueños compartidos, creando un efecto tremendamente positivo. El momento de su aplicación es cuando hace falta un rumbo claro.
- El líder conciliador crea armonía al conectar a los individuos entre sí, su efecto es positivo pero hay que aplicarlo cuando hay que corregir desavenencias en un equipo, motivarlo en momentos de éxito o reforzar las conexiones.
- El líder democrático valora la aportación de los demás consigue el compromiso gracias a la participación. Su efecto en el clima laboral es positivo y su aplicación debe crear consenso u obtener valiosas aportaciones de los miembros del equipo.
- El líder ejemplarizante marca objetivos estimulantes y apasionantes, pero a menudo su aplicación es muy negativo porque se lleva a cabo de forma inadecuada. El momento adecuado para aplicarlo es cuando se debe obtener resultados de alta calidad de un equipo motivado y competente.
- El líder coach vincula lo que quiere de la persona con los objetivos del equipo. Su puesta en marcha es positivo y se aplica cuando hay que ayudar a una persona a contribuir con mayor eficiencia al equipo”.
- El líder coercitivo o dominante, alivia los medios al ofrecer el rumbo claro en una emergencia. A menudo es muy negativo porque se emplea mal y se aplican en situaciones de crisis para poner en marcha un cambio radical” (GOLEMAN, 2014: 82).
Salir de los parámetros establecidos tiene su penalización. Poner en escena a políticos como productos de marketing su castigo. Un ejemplo lo tenemos con EEUU. Hillary Clinton perdió ante todo pronóstico frente a Donald Trump. ¿Por qué? La derrota se fraguó en el dolor de aquellos americanos que perdieron capacidad económica. Esa gente quería descaradamente un cambio vio en Trump un nuevo liderazgo.
En este sentido, el consultor Antonio Sola, en declaraciones al programa Liderazgo, dejó patente que: “la gente está preocupada por su metro cuadrado. Es normal. La ciudadanía está más preocupada por lo que le sucede a su alrededor que lo que le sucede al vecino. Solo les interesa lo que ocurre en sus diez metros cuadrados de su casa. Uno busca su propio interés”.
No hay que olvidar la espiral del silencio en los electores, que están molestos y que a la hora de votar deciden su voto por aquél político que les va a resolver sus problemas. El líder puede y debe adaptarse a los retos del momento, pero con lealtad.
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