Son más de 500 millones de usuarios activos en todo el mundo. De ellos, 60 millones en la India, donde TikTok ha sido descargada 250 millones de veces. Entre esos sesenta millones, no hay ningún partido político ni ningún candidato relevante que tenga presencia en esta red social. ¿Significa entonces que nadie habla de política? No. Significa que ningún partido puede controlar mínimamente lo que se dice de él, ni puede añadir contenidos, en esta red que está arrasando en la India, pero que ya lo ha hizo en China, o en Estados Unidos, y que está teniendo cada vez más éxito en la mayoría de países, entre un público —sobre todo femenino— formado por personas de 13 a 24 años.
En las últimas elecciones indias de mayo, y sin presencia «oficial» de estos partidos electorales, el hashtag #narendramodi (referente a Narendra Modi, actual primer ministro, del BJP) fue visualizado por 30 millones de personas, frente a los, «solo», 13 millones que obtuvo el hashtag #rahulgandhi (vinculado a Rahul Gandhi, del UPA). En ambos, se podían encontrar contenidos donde se repetían discursos de los dos candidatos, se hacían bromas, se comentaban temas políticos… y todo totalmente visual, con un lenguaje desenfadado y divertido, llegando en un momento no político a millones de adolescentes. De hecho, ante la falta de presencia, algunos partidos, como el AAL, sí que pedían a sus activistas que se crearan cuentas para generar algunos contenidos a favor del partido o en contra de sus adversarios, siempre con humor y creatividad.
Pero, ¿qué es TikTok? se trata de una plataforma móvil china que permite descubrir, crear y editar vídeos cortos que los usuarios graban imitando, cantando y bailando las canciones de sus artistas favoritos. La herramienta, resultado de la fusión con Musical.ly, fue creada en 2016 por Bytedance, empresa propietaria de Toutiao, una de las plataformas móviles de contenido de noticias más grandes de China. Se desarrolló en tan solo 200 días por un equipo de 8 personas y ya es una de las aplicaciones más descargadas del mundo. En Argentina, Infobae publicaba ya a finales de 2018 una entrevista con diferentes tiktokers del país, que explicaban sus sensaciones y sus razones sobre el auge de esta red.
El éxito es lógico, si tenemos en cuenta que sus contenidos son innovadores, frescos, divertidos y curiosos (ingredientes, todos ellos, que contribuyen a llamar la atención). La creatividad está por encima de la preparación. Y eso hace complicado que un partido político lo pueda usar, a menos que tenga un equipo realmente creativo. Es el mismo problema que tienen los medios de comunicación, donde solo unos pocos, como por ejemplo The Washington Post, NBC o el The Dallas Morning News, han tenido la capacidad de entrar, ya que es complicado informar cuando en esta red nadie quiere informarse, sino pasarlo bien.
La emocionalidad es básica para la comunicación. Ya que esos contenidos se ofrecen en un momento de relax, deben llamar la atención, crear empatía… Una excesiva racionalidad no contribuye a garantizar su éxito.
Pero, en cualquier caso, quien lo consiga podrá llegar a un público al que nadie llega. Hacerlo a través de la palma de su mano, desde sus dispositivos móviles. Y en su propio lenguaje. No lo entendemos, por ahora, como un cambio de paradigma o similar, sino como una nueva herramienta de comunicación. Otra más, a la que los partidos y los candidatos deberán acceder si quieren llegar al público más joven. Aunque no se trata solo de tener presencia, sino de entender el lenguaje, el modo de comunicarse y que esa herramienta no es como el resto.
TikTok es el reflejo de una nueva generación de contenidos donde el protagonista es el usuario. Donde lo anónimo, lo corriente y lo normal se convierte en excepcional y popular. Es la eclosión del talento desconocido que desborda y sorprende. El éxito de programas como La Voz es este: el talento oculto, a modo de tesoro, que se desvela y revela en formato de máxima audiencia.
Las campañas políticas deben aprender de lo que hay detrás de fenómenos como TikTok (manteniendo toda la cautela posible en relación a algunas de las polémicas que han ido surgiendo).
Algunas pistas a considerar:
1. Activismo lúdico. Hacer del activismo una experiencia festiva y divertida.
2. La música es el lenguaje central. «Algún día la política será una canción», escribió el poeta León Felipe referenciando a otro poeta, Walt Whitman. Es decir, introducir la música, el canto y el baile como expresiones genuinas y vitales de los contenidos políticos cotidianos.
3. La imitación y el juego de rol. Usar la parodia como una poderosa estrategia de deconstrucción de personajes y canalizador de crítica y propuesta política.
4. El talento de las multitudes. La mejor campaña es la que hace la gente anónima. Liberar las campañas del rigor mortis de la uniformidad publicitaria, abrirse al desborde creativo de las multitudes y explorar el ARTivismo ciudadano. Pasar de la perfecta publicidad al poderoso actractivo de lo amateur, de lo imperfecto, de lo natural, de lo diverso.
5. La campaña es una fiesta. Usar TikTok como parte de un ejercicio de creación de clima movilizador en los equipos de campaña y en el voluntariado.
¿Quién empieza?
Fuente: Blog de Antoni Gutiérrez-Rubí