En tiempos de pandemia, los oficialismos (que no han negado o minimizado el impacto del virus Covid-19) consiguieron altas aprobaciones de la opinión pública, el trabajo en la difusión de los síntomas sumado al respaldo médico y científico hicieron que los ciudadanos temerosos por su salud se “entregaran” a ser conducidos por los gobiernos, más allá del color político.
De este modo, las oposiciones tienen un desafío dilemático:
1.- Quedan a la espera de que pase esta crisis sanitaria, avalando lo actuado por el poder ejecutivo que comanda la situación o,
2.- Confrontan con el gobierno y quedan expuestos a la critica de la ciudadanía que no considera que es un momento adecuado para la rivalidad ideológica o partidaria.
Es un verdadero problema estratégico.
Varios dirigentes embisten sobre temas relacionados con el modo de actuar de los presidentes que, tentados por la acción, corren al poder legislativo y gobiernan “por decreto” amparados por la crisis. Otros prefieren puntualizar sobre métodos de compras directas de insumos médicos, apelando a la poca transparencia de la gestión. No son los únicos temas, pero tampoco hay gran espacio para “colar” críticas porque la agenda pública y mediática es dominada por la pandemia del Coronavirus.
¿Cómo puede diferenciarse un opositor en este contexto?
Por un lado, se hace evidente que la coyuntura no permite la confrontación explicita, potente o vehemente. Por lo que existen dos opciones:
La primera es hacer señalamientos, claros, mesurados, directos y sostenidos.
- “Es preocupante como han gestionado este tema”
- “No es correcto tal cosa”.
- “Nos parece que la opción válida en este caso es hacerlo de este modo”.
- “Consideramos que mejor sería realizarlo así”.
Por otro lado, se puede usar la táctica del contraste, que consiste en demostrar una diferencia sin apelar ataque directo.
- Si él se ríe, yo no
- Si ella grita, yo callo.
- Si a él no le importa la angustia de la gente, a mi sí.
- Si ellos no habilitan las salidas recreativas, acá lo haremos.
- Si ellos eran inoperantes, nosotros actuamos enérgicamente.
No hay espacio para la polémica abierta, porque lo que está en juego es la supervivencia como especie o por lo menos evitar la mayor cantidad de muertes. La política partidaria está relegada. La pandemia actúa como una barrera de protección contra los ataques rivales. Hoy, la embestida política a quien conduce es un acto de violencia y agresión.
Es el tiempo en el que la oposición debe refinar sus métodos, el contexto requiere de prudencia y sobre todo de paciencia. Ya vendrá, nuevamente, el período en el que se puedan establecer diferencias de modo crudo y conciso.